martes, 17 de julio de 2012

Con retraso...pero nuevo capítulo UP

¡Buenas tardes!

Bueno...antes que nada quisiera disculparme por mi desaparición estas dos semanas, esta vez no tengo excusa...la pereza ha podido conmigo (y el rol, que es un vicio >_<) Pero intentaré no volver a retrasarme tanto en el siguiente y seguir actualizando semana a semana.

En este capítulo veréis (por fin!) un poco lo que va tramando Thaerion, y hará su aparición algún que otro personaje deseado por ahí...*Mira de reojo a un par de chicas con motosierra* y como no, el señor Halcón, que se muy bien que ciertas personas andaban también deseando verlo ^^

Aparte de que a partir de ahora iréis conociendo un poco mejor a dos personajes que de momento han salido bien poco, sobre todo a una de ellas, pues estará estrechamente ligada a la investigación de Thaerion. Espero que os guste aunque este sea corto, pero veréis que en la siguiente parte habrá un encuentro bastante esperado entre personajes, supongo que os haréis una idea de quiénes hablo ;)

Quisiera aprovechar también para dar la bienvenida al blog a un buen amigo con el que he tenido la suerte de pasar muchos momentos divertidos en el juego donde surgió la idea de esta historia. Gracias a él tengo nuevas e interesantes ideas para el futuro que espero desarrollar pronto, y gracias a él he podido elegir el tema musical de esta parte de la historia, que me estaba costando horrores xD

Muchísimas gracias Baal por estar aquí y animarme con la historia, y muchísimas gracias por tu ayuda y como no...por el pedazo de dibujo que has hecho de Ali y Thaerion y pienso compartir aquí mismo >_< Es un placer tenerte por aquí, de verdad, ¡y sobre todo ver que la historia te ha enganchado! jajaja

Y bueno, de momento eso es todo, aprovecho también para informaros a aquellos que les guste el tema que hay un nuevo foro para rolear que pinta de maravilla y donde si no fuese por mi falta de tiempo andaría enganchada para probarlo. Yo nunca he roleado por foro, pero conozco a muchas de las personas que hay allí dentro y puedo decir que son unos jugadores estupendos y sobre todo grandes personas. Así que si sentís curiosidad no dejéis de pasaros por allí, yo sin duda lo haré en cuanto encuentre un hueco y sepa qué personaje crearme jajaja. Aquí os dejo el enlace: El Relato del Bardo

Y por último...lo mejor para el final...¡Otro dibujo! 
No me digáis que no es una pasada...adoro cómo sabéis plasmar a Thaerion con la cara de pasota, los tatuajes y las cicatrices, y desde luego a este chibi-Valo no le falta ni un detalle xDDD ¡Muchísimas gracias Baal por el dibujo!

PD: Casi se me olvida...pero aunque sale poco también hace una pequeña aparición un nuevo personaje, basado con permiso de su dueño en otra de las chicas que Alidaen conoció en su estancia en el Aion. En un futuro puede que salga algo más y sepáis su nombre, pero aprovecho para dedicárselo también a mi buen amigo Tomo! (aunque salga muy poquito)

Capítulo XVIII: The Reapers I

(Bridgeport - 22 Enero 2011)


Las siguientes dos semanas pasaron bastante rápido y apenas tuve tiempo libre salvo para descansar las pocas horas que me hacían falta para mantener el ritmo. Los Vanar no necesitábamos tanto descanso como un humano, así que tenía más tiempo para poder dedicarme cuando no me entrenaba a investigar más cosas sobre el pasado de Alidaen.


Por desgracia mi manejo de los ordenadores era bastante limitado para este tipo de investigaciones (es lo que tiene pasar toda la vida en un mundo sin tecnología…o al menos como aquí se conoce) y tuve que pedir ayuda externa dentro del pequeño círculo de personas de relativa confianza que había conocido durante en mi estancia en las Sombras.

-          ¿Cuánto crees que puedes tardar en averiguar algo sobre estas personas?


Avispa echó un vistazo a los documentos que le había entregado. Personalmente no nos conocíamos mucho, pero habíamos colaborado juntos en alguna ocasión y conocía bien sus virtudes. Una de ellas era su memoria eidética. Era capaz de memorizar documentos al dedillo con sólo echarles un vistazo y retener en la memoria imágenes y detalles que hasta a los más avispados pasaría por encima. La otra, y pocas personas tenían conocimiento de ello incluso entre Sombras, eran sus dotes como hacker.

Gracias a ella las Sombras podían tener prácticamente acceso a cualquier ordenador y base de datos  existente. Por ese motivo pocos secretos en la ciudad y fuera de ella pasaban desapercibidos para nosotros, si nos daba por investigarlos claro.


Algunos de los miembros de la organización trabajaban sólo como espías e informadores, como era el caso de Avispa, mientras que otros se encargaban del trabajo sucio y ejecutar las órdenes del líder de las Sombras. Mantis, su compañera, era una de ellas. También había una célula especializada en organizar y planificar nuestro trabajo, donde Serpiente trabajaba antes de liderar la orden. No tenía ni idea de quien era el jefe de esa sección actualmente. 

Yo en cambio, cuando trabajaba para Lobo, era una mezcla entre espía y ejecutor, pues gracias a mi entrenamiento como Cazador en mi mundo contaba con la ventaja de haberme especializado en el arte de matar y el sigilo a partes iguales.

Puede que no tuviese mucha idea sobre cómo usar la tecnología actual, pero poseía una amplia lista de maneras de enviar al otro mundo a más de un centenar de criaturas sobrenaturales, que por suerte, habían quedado almacenadas en mi memoria a pesar de no tener muchos datos sobre mi pasado. Y tenía la ventaja de poder averiguar información útil gracias a mi capacidad para no ser detectado.

-          Depende – contestó ella al cabo de unos minutos – son muchos nombres, ¿quieres que me centre en alguien en especial?


En esa lista no estaba el nombre de Alidaen, ya que prefería dejarla al margen de las Sombras. Pero si el de Hamming, Lehmman y esa tal Cadie Fairchind. Aun así sabía que Avispa daría con ella tarde o temprano, y por ello me aseguré de que aquella información sólo quedase entre nosotros revelándole parte de mis intenciones.

-          Todos están relacionados con la chica a la que andaban buscando hace meses en el Horny Sharck. Quiero averiguar qué tiene ella que ver con la muerte del empresario y quiénes enviaron a ese matón para asesinarla.


Según Lobo mi familia andaba detrás de aquello, pero no podía descartar tampoco que se tratase de alguien relacionado con su supuesta víctima. Además, últimamente cualquier cosa dicha por mi antiguo jefe carecía de veracidad.

-          Vale – por su respuesta no parecía que le importase mucho.

-          Céntrate en Hamming. Pero recuerda que nada de esto debe llegar a Serpiente, ni a cualquier otro miembro de los Sombras. Te pagaré lo que haga falta.

-          No quiero dinero – la voz de Chloe sonaba siempre monótona y sin interés, pero cuando se centraba en la búsqueda de algo no cesaba hasta dar con ello.

-          ¿Entonces?

-          Tengo entendido que tu próximo trabajo será en esa compañía de artistas…Shelüne.


Estuve a punto de preguntarle cómo lo sabía, pero estaba claro el motivo. Avispa podía tener acceso a cualquier tipo de información, a pesar de que no fuese su competencia. Normalmente una Sombra no tenía conocimiento del trabajo de otra a no ser que colaborasen en las mismas misiones. Pero ella era un caso especial, y tratar de ocultarle algo era inútil.

Asentí.

-          Te daré información a cambio de lo mismo. Y mi silencio tiene el mismo precio.

-          Explícate.

-          Quiero que la información que obtengas de la dueña de esa Compañía pase sólo por mis manos.

-          Sabes que no puedo hacer eso. Serpiente me ha pedido un informe de todos los miembros sospechosos, no puedo dejar fuera a la dueña.

-          Ella no es un sobrenatural – contestó convencida – no tiene por qué interesarse por una humana, al menos no de la misma forma que el resto.

-          ¿Cómo sabes que no es sobrenatural? ¿Qué sabes de ese sitio?


Ella me miró con seriedad y los labios apretados en una fina línea, me tendió la carpeta.

-          Prométeme que la dejarás fuera de la investigación o te encargas tú del fiambre.

-          No he dicho que no vaya a hacerlo, pero si voy a arriesgar mi pellejo ocultando información vital a Serpiente necesito al menos un motivo de peso.

-          Es mi hermana – respondió con sequedad, dejando la carpeta pendiendo entre nosotros.

Analicé rápidamente los datos que tenía de Chloe gracias a su novia y llegué a una conclusión: la dueña de Shelüne era la mayor de sus hermanas, aquella que según Mantis había desaparecido en la misma época que perdió a su gemela.

La seguridad de su hermana a cambio de la seguridad de Alidaen, era un buen trato.

-          Está bien, tienes mi palabra.


***

(Bridgeport - 23 Enero 2011)

El domingo de esa misma semana decidí ponerme en contacto con el chico que conocí en la tienda de discos llamándolo al móvil.


-          ¿Si?

-          Hola… ¿Lande?

-          El mismo – respondió - ¿Quién eres?

-          Arian, nos conocimos en…

-          ¿Arian? Arian…Arian…no me suena ¿Te debo dinero?     
          
Estoy seguro que de haberle dicho que si se lo hubiese tragado, pero no era plan de quedarme con él tan pronto.

-          No. Quizás me recuerdes como Valo.

-          ¡Ostias Valo! ¡Me alegra escucharte! ¿Cómo sabes mi número?


Guardé silencio unos instantes.

-          Soy adivino…

-          ¡Ala! ¡No jodas! – exclamó sorprendido - ¿puedes adivinar el color de mis gallumbos?

-          No – respondí cortante – tengo la tarjeta que me diste delante, y pone tu número.

-          Pues menudo adivino, así cualquiera…

-          No soy adivino, era sólo una… - me llevé la mano a la sien, no llevábamos ni dos minutos hablando y ya tenía dolor de cabeza - olvídalo anda. Te he llamado por lo de la prueba.

-          ¿Qué prueba?

Nuevo silencio.


-          Me dijiste que te llamase si quería hacer una prueba para la Compañía en la que trabajas, pero si ya no estás interesado puedes decírmelo. No hay ningún problema.

-          ¡Ah! ¡La prueba! ¡Pues claro que me interesa! ¿Por qué no te pasas mañana por la tarde por nuestro local? Los lunes solemos ensayar en el garaje de mi hermano.

-          ¿No hacéis los ensayos en Shelüne?

-          Normalmente no, hay demasiada gente y poco espacio para todos los músicos.

Era bueno saberlo.


-          Está bien, dame la dirección.

-          Vale, apunta.

Después de darme unas cuantas indicaciones y despedirnos salí de casa y fui directo al trabajo. Serpiente no me había dejado descansar ni un día desde que había empezado mi entrenamiento, y en parte me alegraba de ello. Ya empezaba a notar mis progresos y la sed que antes me atormentaba constantemente parecía haberse convertido en un recuerdo lejano.

-          Seguramente se deba a que dejaste de alimentarte antes de perder la memoria – había comentado Serpiente en uno de nuestros entrenamientos – puede que tu estúpida conciencia ya anduviese haciendo de las suyas antes de lo que piensas.

-          Es un consuelo saberlo.

-          Eres un necio si crees que tu dieta humana va a ser siempre suficiente, pero allá tú si no quieres hacerme caso. Sigo diciendo que es mejor que aprendas a alimentarte por si un día realmente te hace falta.


-          Y yo sigo pensando lo mismo, no voy alimentarme de la sangre de otro ser. Quiero aprender a mantener el control y vencer mi ansía.

Serpiente no estaba de acuerdo, pero de momento no me había obligado a nada. Aunque seguía disfrutando tocándome las pelotas, algo a lo que yo ya estaba más que acostumbrado.

Aquella noche al parecer tenía uno de esos días en los que me apetecía coger una estaca y metérsela por el culo.


-          Saludos Halcón, me pillas en mitad de la cena.

Él nunca se alimentaba antes de nuestro entrenamiento, de hecho era de los pocos vampiros a los que nunca había visto beber sangre directamente, pero en aquella ocasión al parecer hizo una excepción para ver cómo reaccionaba.

Reparé en la herida del cuello de la chica y a pesar del olor a sangre que emanaba de ésta, no sentí nada salvo un leve hormigueo en el estómago.

Ni siquiera cuando ella se levantó y pasó por mi lado con el cuello aun goteando sangre sentí la necesidad de alimentarme. 


Era una mujer muy hermosa. Tenía rasgos orientales, por lo que supuse que sería japonesa o de algún país del este. Realmente no estaba lo suficientemente familiarizado con este mundo para reconocer todas sus culturas, pero los suyos eran rasgos que me resultaban muy agradables y a veces me recordaban a mi propia gente.


La mujer me dedicó una sonrisa insinuante antes de salir por la puerta, a la que yo respondí con una inclinación de cabeza para no resultar descortés.

Serpiente me observó curioso y sonrió complacido cuando nos quedamos a solas en su despacho.


-          ¿Piensas dejar que se desangre por el pasillo? – le pregunté.

Normalmente cerraban las heridas de los humanos después de beber su sangre, ya que una herida abierta o mal curada podría resultar bastante peligrosa, aparte de dejar una marca demasiado sospechosa.

-          Puedes hacerlo si quieres, tengo entendido que tus fluidos actúan de forma muy parecida a nuestra sangre. Puedes lamer su herida y de paso probar un poco, no está nada mal, es…exótica, con un ligero toque a especias.

-          Paso - contesté encogiéndome de hombros - La próxima vez puedes probar con alguna rubia, quizás hasta cuela.

-          O quizás una ninfa, tengo entendido que la sangre feérica es tu favorita...


Le miré con la mandíbula apretada y sin contestar, no era la primera vez que me intentaba provocar con ese tipo de insinuaciones y había aprendido a lidiar con ellas.

-          Lástima que existan tan pocas en este mundo…

-          Que yo sepa solo una – contesté mostrándome tranquilo – pero no vas a tocarla. Así que ¿por qué no nos dejamos de tonterías y empezamos a entrenar?

-          Tu entrenamiento ha empezado desde que entraste por esa puerta – contestó con una sonrisa – y continuará en cuanto llegue tu nueva compañera.

-          ¿Mi compañera?


-          Ya que te niegas a aceptar mis métodos…he decidido buscar a una persona más acorde con tu tipo de lucha – hizo un gesto con la mano para enfatizar su falta de interés en algo que él consideraba absurdo - alguien que al igual que tu ha preferido enfocar sus fuerzas en controlar su poder antes que en aprender a usarlo.

En ese momento alguien llamó a la puerta.

-          Adelante…

Murciélago apareció a través de ésta. 


Tenía la mirada clavada en el suelo, pero aun así no parecía tan intimidada como la vez anterior. A diferencia de las anteriores veces que la había visto, en esta ocasión vestía con unos pantalones de deporte y llevaba un calzado más cómodo que sus habituales botas de tacón alto.

Supuse por el color blanco que ella había elegido su vestuario, pero no parecía sentirse demasiado cómoda sin sus vestidos, que al parecer eran una seña de identidad bastante arraigada en ella.

Verla vestir de ese modo me hizo recordar a mi hermana Tanathya y lo mucho que odiaba tener que quitarse la armadura para enfundarse en un vestido y tratar de parecer una dama.

Al verme ahí plantado saludó con una educada inclinación de cabeza.


-          Buenas noches.

Me giré automáticamente hacia Serpiente, olvidándome de saludar por la sorpresa. Me había imaginado que Serpiente la usaría para sus propósitos, pero desde luego no esperaba que la inmiscuyese en mis asuntos de ese modo.

Aunque tampoco era algo que me sorprendiese demasiado, al fin y al cabo si ella estaba allí era porque yo la guie hasta él. Sólo esperaba no terminar perjudicándola, recordaba demasiado bien cómo había reaccionado al oler su sangre.

-          ¿Ella va a ser mi compañera?


-          Así es ¿No te gusta la idea? – preguntó inocentemente - He pensado que como ambos sois antiguos discípulos de Lobo podréis complementaros mejor.

-          En absoluto…- comencé a decir mirando de reojo a la chica, ella seguía con la vista clavada en el suelo, aunque de vez en cuando nos lanzaba alguna mirada furtiva – no puedes retenerla aquí y usarla para tus propósitos como si fuese tu esclava sólo por ser discípula de Lobo.

-          En realidad es un motivo más que suficiente para hacerlo – contestó pasivamente – pero la señorita está aquí libremente, no debes preocuparte por ella salvo por ti. Te recuerdo que actualmente representas el mayor peligro que existe en esta orden.


-          ¿Es eso cierto, Murciélago? – pregunté ignorando sus provocaciones - ¿estás aquí por voluntad propia?

Ella contestó con un ligero asentimiento.

-          Si…

Reparé en el color sonrosado de sus mejillas, y supuse a qué se debía su rubor. Suspiré mentalmente mirando con mala cara a Serpiente.

-          ¿También piensas usarla de cebo?

-          No sé a qué te refieres – contestó haciéndose el sorprendido.


-          Sabes que si pierdo en control estando ella cerca…

-          Entonces será algo que deberéis solucionar entre los dos. La señorita Murciélago conoce las consecuencias de este trabajo, y ha aceptado amablemente mi oferta. Así que ahora si me disculpáis…- hizo un gesto señalando la puerta - tengo trabajo que hacer.

Los guardianes nos escoltaron hasta la puerta y yo eché a caminar a través del pasillo sin volverme a  mirar a nadie.


Murciélago aligeró el paso para seguir el ritmo de mis pisadas.

-          Soy consciente del peligro, y no me importa – dijo.

-          Pues a mí sí – contesté girándome hacia ella visiblemente molesto. – No pienso cargar con tu muerte en mi conciencia si pierdo el control.

-          Y yo no pienso ponértelo tan fácil como crees – respondió alzando el mentón – puedo ayudarte.


-          ¿Ayudarme? ¿y para qué quieres tu ayudarme?

-          Porque te lo debo, gracias a ti pude hablar con Serpiente.

-          Vaya…y yo que pensaba haberte enviado una nota de disculpa.

-          ¿Por qué?

-          ¿Por ponerte en su camino? Pareces que no eres consciente del peligro que corres entre las Sombras. Si estabas oculta era por algo.


-          Serpiente me ha ofrecido un trato.

-          Eso es algo que se le da muy bien – contesté irónico – pero Serpiente no ofrece tratos a todo el mundo, algo debe tener en mente para que estés aquí.

-          Quiere que te ayude a mantener el control.

-          Esa parte me ha quedado clara, lo que no tengo tan claro es el porqué. Y tampoco entiendo qué haces tú haciendo pactos con él ¿no se supone que le odiabas?

Murciélago se mordió el labio antes de contestar.


-          Si le ayudo en esto me dejará ver a Lobo….- confesó mirando el suelo.

Al ver su gesto entristecido intenté mostrarme algo más comprensivo.

-          Pues espero que merezca la pena y no termines lamentando este trato.

-          Sé cuidar de mí misma – contestó ligeramente ofendida.

-          No dudo de tu capacidad, perdóname. No quería ofenderte.

Bajó la vista hacia el suelo antes de continuar hablando.

-          Deberías empezar a preocuparte de ti mismo y no tanto por mí, al fin y al cabo tú ya has visto lo que soy capaz de hacer.

-          Supongo que ha debido ser difícil para ti vivir con un poder así.

-          A veces…- murmuró alzando la mirada – otras deseé poder desatarlo más a menudo.


Lobo me contó que Murciélago había tenido un pasado muy difícil y había quedado muy afectada por todo lo que le había ocurrido. Despreciaba y temía su poder, por eso siempre decía que debía controlarlo.

Supuse que si él se había encargado personalmente de su entrenamiento desde su niñez, ella tendría mucho que enseñarme para aprender a controlar el mío.

-          Está bien, supongo que no será tan malo tenerte como maestra – contesté en un tono algo más amistoso – y eres más agradable a la vista que Serpiente.

Ella se sonrojó un poco.


-          Soy tu compañera, no tu maestra.

-          Está bien. ¿Y por donde quieres que empecemos, “compañera”?

Ambos entramos en una de las salas de entrenamiento, un lugar acondicionado para practicar la meditación y disciplinas físicas y mentales más centradas en la expansión de los sentidos y la mente, como el yoga o el método Pilates.

-          Empezaremos con algunos ejercicios de relajación, no soy experta en combate así que poco puedo enseñarte al respecto. Pero Lobo me enseñó a mantener la mente en blanco en los momentos más difíciles y a mantener la calma. Intentaré enseñarte lo mejor que sé si tú me dejas, pero debes aprender a confiar en mí.

Miré hacia un lado, aprovechando para echar un vistazo a la cantidad de objetos raros que había en la sala.


Colchonetas, bancos de step, pesas minúsculas, una pelota gigante. ¿Para qué coño querían Las Sombras una pelota gigante?

-          Eso va a ser difícil, pero haré lo que pueda – contesté arqueando la ceja.

-          De momento empezaremos con lo más básico – se quitó las botas y se sentó en la posición de medio loto (o como se llamase), esperando que yo hiciese lo mismo – vamos a empezar con un sencillo trabajo de respiración…

-         


¿Os imagináis a un vampiro enseñando a respirar a un humano? No veía a Lobo haciendo esas cosas, pero no era nadie para contradecir sus métodos, así que guardé silencio e hice lo que me dijo.

Estuve cerca de dos horas centrándome en respirar, aprendiendo métodos para dejar la mente en blanco y repitiendo extraños salmos en un idioma desconocido relacionado al parecer con el yoga.


Después practicamos algo de Pilates y me entretuve un poco deleitándome en lo flexible y hermoso que podía llegar a ser el cuerpo femenino en ese tipo de ejercicios.


Hasta que Murciélago se dio cuenta de que mi mente no estaba todo lo centrada que debía (le estaba mirando el culo) y me castigó haciendo el imbécil con la dichosa pelota.

Hice el ridículo, para que vamos a negarlo. Al fin y al cabo era la primera vez que me centraba en ese tipo de disciplinas. Aunque no lo hice tan mal salvo por algunas caídas inesperadas al intentar imitar algunas posturas demasiado complicadas que curiosamente me recordaban un poco a uno de mis libros favoritos de este mundo: el Kama Simtra.

El caso es que no estuvo tan mal la sesión de entrenamiento con Murciélago, y en parte sirvió para relajarme un poco.

Y cuando llegué a casa por primera vez no tuve que preocuparme de nada al tumbarme en la cama, ya que caí rendido casi al instante.

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(Capítulo anterior)

domingo, 1 de julio de 2012

Más relato y nuevos misterios

¡Buenas tardes a tod@s!

Hoy vengo con relato, y en esta parte veréis que se resuelven algunas incógnitas relacionadas con los Laremion, quedando también otras muchas en el aire. Por lo que recomiendo que se lea detenidamente.

Siento el vocabulario de algunas partes, pero ya sabéis que no me gusta cortarme a la hora de expresar el punto de vista de cada personaje y algunos bueno...tienen una lengua un poco sucia xD

Espero que os guste aunque os deje con dudas, también aviso de que no ahondaré mucho más en ciertos temas para no spoilear mucho más la novela, así que habrá misterios que no lleguen a resolverse del todo y de los que no podré contar nada. Porque aunque la novela es distinta la trama sigue estando muy relacionada y hay puntos muy parecidos.

Y bueno, sobre el siguiente capítulo os diré que ya por fin veréis a Thaerion pues el capítulo trata sobre él, y también hará su aparición cierto maloso con nombre de reptil y algún que otro personaje más ^^

¡Espero que os guste! ¡Besos!

RELATO: Golpes del Destino VIII.II

(SEGUNDA PARTE)
(Este capítulo contiene alguna escena en la que se sueltan muchos tacos, yo aviso por si las moscas...xD)

-          Te he dicho que no puedes salir de casa.

-          Pero señora, ¡necesito ir a verla! ¡ya ha pasado una semana!

Isabelle la había encerrado en casa al enterarse de todo. O más bien, de los rumores que hablaban sobre lo ocurrido, ya que ninguno de los implicados soltó prenda de lo que había pasado realmente. Ni siquiera Faith.


Todo era muy extraño, pero en parte se alegraba de que nada de lo pasó en ese sótano saliese a la luz. ¿Cómo podría mirar a la cara a Herald si supiese la verdad? Isabelle siempre decía que la culpa de que los hombres abusasen de las mujeres era de ellas, por despertar su deseo de esa forma, pues el hombre por naturaleza era débil ante la carne. Por eso las mujeres nunca debían mostrar más de lo necesario, ni verse con ellos en lugares apartados y a solas.

Ella incumplió todas esas normas y había sido castigada. Había aprendido la lección. ¿Qué necesidad tenía de seguir encerrada en aquel cuarto? ¿Y porque Herald no la sacaba de allí?

-          No esperes que esta vez él interceda por ti, todo esto es por tu bien – le dijo.

-          ¡Le prometo que no volveré a hacerlo! no me acercaré a ningún chico del instituto.


Ni ganas tenía de verlos. Salvo a Thaerion…pero él no iba al instituto así que técnicamente no estaba mintiendo.

-          ¡He dicho que no sales y no hay más que hablar!

-          ¡Pero no puede encerrarme! Yo no soy su hija y no tengo porque obedecer sus normas.

-          Claro que puedo, soy yo la que cuida de ti y te da de comer, niñata desagradecida. Si no fuese por mi esposo y por mí a saber en que callejón andarías tirada o en que cama yacerías abierta de piernas.


Alidaen abrió los ojos de par en par.

-          Q-qué… ¿qué está insinuando?

-          Yo no insinúo nada, me ciño a lo que has demostrado. ¿O es que te crees que no me enteraría de la existencia de esas fotos que te hiciste desnuda como una vulgar bailarina de un club de carretera? Suerte tienes de que Herald sea demasiado benevolente, de ser por mí ya estarías encerrada en un convento.

-          Ohhh vamos – Alidaen resopló sintiéndose bastante insultada y cansada de amenazas estúpidas – despierte señora Lehmman, que no vivimos en la Edad Media.


-          Pero los hombres serán siempre hombres, y actúan como animales guiados por su instinto – su mirada y su voz estaban cargadas de fanatismo ciego – ¡ponles un poco de carne a la vista y saltarán sobre ti como lobos!

Recordaba haber visto sus miradas clavadas en su pecho, lo cierto es que algo hambrientos si parecían. Incluso Thaerion… ¿él querría devorarla también? Pensar en ello hizo que la sangre se arremolinara en sus mejillas.


Isabelle debió de notarlo, porque entrecerró los ojos mirándole recelosa.

-          Tu mente está llena de pensamientos impuros, te estás dejando llevar por el camino del pecado y acabarás mal, muy mal…

¿Tan malo era sentirse atraído por una persona?

-          Señora… ¿le puedo hacer una pregunta? – Isabelle no contestó así que ella decidió continuar con toda la inocencia del mundo - ¿usted y el señor Lehmman han practicado sexo alguna vez?

Los ojos de Isabelle se abrieron creando una circunferencia perfecta y su mano voló hacia su cara tan rápido que ni se enteró de que acababa de golpearla hasta que notó el cálido hormigueo del dolor en su mejilla.


Quiso decir algo, pero estaba tan sorprendida como lo había estado ella hacía tan sólo unos segundos.

-          Que sea la última vez que haces preguntas indecentes sobre mi esposo.

Alidaen contestó con un parpadeo, acariciando su rostro sin entender que era lo que había dicho que fuese tan malo para recibir semejante tortazo. Sólo quería saber si cuando se amaba a alguien de verdad estaba permitido mantener relaciones sin incumplir algún tipo de mandamiento. Y de ser así cómo saber que esa persona es la correcta.

-          Y ahora te aconsejo que reces y recapacites sobre tus actos. No saldrás de aquí hasta que yo no lo permita.


Tras decir esto, Isabelle cerró la puerta con llave, dejándola a solas con un montón de dudas, un leve hormigueo en la cara, y una gran impotencia al sentirse encerrada en aquel cuarto sin salida.

***
Música: Pay The Iron Price (BSO Juego de Tronos 2ª Temporada)

Cuando Herald llegó a los dominios de los Laremion vio que Rethan le esperaba armado y con gesto desconfiado delante de la valla de metal que daba al patio delantero de su hogar, a su lado se encontraban sus hijos. La imponente Tanathya a su izquierda y Kheran, el mayor y más orgulloso de los hermanos, a su derecha.


No había ni rastro del más joven de ellos, y el motivo de su visita a esa horrible casa. Mejor.

Habían sentido su presencia mucho antes de llegar, lo cual ya suponía que pasaría y tampoco le importaba. No pensaba esconderse ni sorprenderlos por la espalda. Él no era traicionero como un Vanar.

-          Tienes valor para presentarte aquí sólo y desarmado, Dalar – Rethan casi escupió esta última palabra.


-          He venido a dialogar, Laremion – su apellido sonó de la misma forma - No a iniciar una disputa.

-          Entonces te has equivocado de lugar – Rethan intentaba mantener la calma ante su enemigo, pero podía ver el odio en su oscura mirada – lárgate antes de que me olvide del Tratado y esparza tus tripas por mi jardín.

Un odio que compartían desde hacía siglos, y que sólo desaparecería el día que uno de los dos pereciese.

Tanathya sonrió un poco ante la idea. Herald había oído hablar de la guerrera en la época que vivió en Édora. 


Aunque su aspecto no hacía justicia a aquellas historias en las que se erigía como una temible figura en el campo de batalla. Una mujer de acero que hacía temblar a los hombres con su mera presencia. No si se tiene en cuenta que sus ropas de cuero dejaban a la vista la fragilidad de sus rasgos femeninos con demasiada claridad, y que a pesar de las cicatrices y los músculos bien formados de sus brazos y piernas seguía manteniendo ese toque delicado heredado por su fallecida madre. Pero bien sabía que detrás de esa apariencia aparentemente inofensiva para un guerrero experimentado como él se escondía un carácter tan fiero como su padre y una gran maestría en el combate.

Kheran en cambio era una estatua de imperturbable serenidad mientras vigilaba y analizaba cada uno de sus gestos y movimientos. 


Había tenido el honor de enfrentarse a él en el pasado, cuando aun era demasiado joven para poder suponer un reto demasiado peligroso. Aun así había demostrado ser un adversario digno e inteligente, alguien que prefería analizar a su enemigo antes que actuar movido por el odio como lo haría su padre.

Aquel día Herald le había dejado vivir, y sabía que entre ellos quedaba una deuda de honor que sin duda cumpliría. Y había llegado el momento de saldarla.

Sus miradas se encontraron unos segundos antes de que Kheran hablase.

-          Padre, debe de tener algo importante entre manos si se atreve a venir solo y desarmado. Por favor, dejad que hable.


-          Yo no tengo nada de que hablar con el enemigo – replicó sin interés.

-          Pero yo si – respondió Herald - He venido a hablarle de su hijo Thaerion y mi protegida.

El gesto de Rethan se endureció, y su mandíbula se tensó al oír su nombre en boca del Dalar. Kheran en cambio le escuchaba con atención.

-          Un hombre que se avergüenza y esconde su verdadero apellido no merece pisar esta casa. Y mucho menos nombrar a mi hermano – esta vez fue Tanathya la que intervino, dando un paso hacia delante con gesto furioso. 


-          Tanya, espera – Kheran puso un brazo delante de ella para detenerla.

Para su hermana no había nada más placentero que un combate a muerte, y en ese momento su mecha era demasiado corta por culpa de tantos años de exilio. Y no había forma más fácil de despertar su ira que hablar de su hermano menor o de su madre.


-          Vete de aquí – ordenó Rethan de forma tajante – será la última vez que lo repita.

Herald asintió, al fin y al cabo ya tenía la atención de quien le interesaba en ese momento. Y esperó pacientemente a que él hiciese los honores.

-          Como queráis – contestó con una inclinación de cabeza.

Kheran dio un paso al frente y se dirigió a su padre.

-          Permitidme entonces que le muestre la salida a nuestro invitado – aunque no sonaba descortés había cierta ironía en su tono de voz.


Que fuese algo más amable que su padre o hermana no significaba que tolerase la presencia de un Dalar en sus tierras.

Rethan asintió sin dudar un segundo de las intenciones de su primogénito. E hizo un gesto desdeñoso hacia la salida mirando con desprecio a Herald.

-          La próxima vez que te atrevas a pisar mis tierras espero que lo hagas armado.

Herald alzó la barbilla con orgullo.


-          Prometí ceñirme al Tratado cuando llegué a este mundo. Y a diferencia de vos yo siempre cumplo con mi palabra.

-          Disfraza tu cobardía como quieras, Dalar. Pero aquí todos sabemos que huiste de Édora porque nunca tuviste el valor suficiente para enfrentarte a nosotros.


Aquellas palabras golpearon con dureza en lo más profundo de su ser. Pero en parte eran ciertas, había huido cansado de tanta lucha y tanta perdida. Había intentado olvidarse del pasado y el modo en que le habían arrebatado lo que más quería sin que el pudiese hacer nada para impedirlo.


Había sido un cobarde, y ahora pagaba por ello teniéndose que enfrentar de nuevo a los recuerdos sabiendo que parte de esa familia maldita seguía viva y demasiado cerca de los suyos.

-          Vuestra alma está tan marchita como el árbol que os representa…


Rethan y Tanathya dieron un paso al frente.

-          Basta – zanjó Kheran interponiéndose entre ellos. – Por favor padre, no es necesario - después se giró hacia Herald - haga el favor de acompañarme.

El tono de advertencia de su voz dejaba claro que no iba a permitir que se les insultara en su propia casa, y los orbes rojizos e iluminados de Tanathya y Rethan eran una muestra clara de que se les había agotado la paciencia y estaban a punto de saltar sobre él.


Herald asintió y se dio la vuelta, echando a caminar sin reparar en si le seguía o no el guardián. Al cabo de unos minutos de marcha y cuando ya estaba lo suficientemente lejos de su casa Kheran habló.

-          Le escucho, pero sea breve. Y no intente volver a insultar a mi familia si quiere que siga abierto al diálogo.

El Dalar decidió ser lo más claro posible.

-          Quiero que vuestro hermano se mantenga alejado de la muchacha que está a mi cargo. Se lo que ella es para él. Y si no me equivoco no soy el único que desea que esa unión nunca llegue a consumarse.


-          ¿Ha venido hasta aquí para decirnos algo que ya sabemos y llevamos años intentando impedir?
Herald le miró fijamente.

-          He venido hasta aquí porque conozco el modo de conseguirlo.

Los ojos de Kheran formaron una estrecha línea cargada de interés.


-          Soy todo oídos…

***

Thaerion no podía dejar de pensar en lo ocurrido aquella noche, en lo que pretendían esos chicos.


En especial ese niñato: Dean.

Era un cobarde, del tipo de personas que se valen de su estatus y se enfrenta a aquellos que son más débiles que él para disfrazar su propia inseguridad. Y lo que era peor, era un cerdo asqueroso que había estado a punto de abusar de Alidaen y que de haber podido, la habría matado.

Aquello no podía quedar en una simple paliza, no cuando la vida de la persona que amaba había estado en juego.


¿Qué pasaba si volvía a intentarlo cuando él no estuviese presente? Demonios…iba al mismo instituto que ella, y por mucho que quisiera él no podía vigilarla eternamente. Sobre todo teniendo a su padre y hermano detrás de su culo todo el puñetero día.

De haber vivido en Édora el problema ya estaría solucionado, su hermana le había contado suficientes historias sobre su mundo para hacerse una idea de cómo se trataban a los delincuentes allí. Pero en Riverview las cosas eran distintas.

Aun así tenía que hacer algo, pero de momento había tiempo para pensarlo. Dean seguía en el hospital y al parecer la cosa iba para largo.

-          Que se joda, por capullo.


Mientras tanto pensaba hacer una visita a sus amigos…

***

Michel se sentía fatal.


En parte porque era responsable de lo ocurrido en esa maldita fiesta. Pero pensaba que sólo sería una broma, que sólo harían un par de fotos estúpidas y de paso vería un par de tetas de cerca por primera vez.

Un recuerdo agradable y más tratándose de la chica con la que la mayoría de adolescentes de su edad habían soñado en algún momento.

Pero debía suponer que un plan llevado a cabo por Dean y la zorra de su hermana acabaría mal, sobre todo cuando todos sabían que Thaerion, el chico más peligroso y temido del pueblo, iba también detrás de ella en plan caballero oscuro como Batman.


Su puta madre.

Se había librado de una buena, pero ahora estaba cagado y con motivo.

“Admite que todo esto fue cosa vuestra y quizás así te ahorres una paliza”

¿Lo diría en serio?

Lo de la paliza sabía que no era un farol, ese psicópata no dejaría las cosas como estaban teniendo en cuenta que Dean y Tommy habían intentado abusar de su chica y él lo había visto todo. Pero él no la había tocado…y debía haberse dado cuenta de que no tenía ninguna intención oculta con ella más allá de una simple broma. Si ni siquiera aprovechó para manosearla como Tom. Quizás si hablase…si contase la verdad le dejaría en paz.


Pero entonces tendría a Dean, su hermana y medio instituto detrás de él por chivato. Por no hablar de que nadie le creería estando Alidaen intacta y Dean en el hospital. Y Alidaen no lo había denunciado tampoco, todo el mundo actuaba como si no hubiese pasado nada, que era lo más extraño.

“Vaya mierda de vida, quizás no sea tan mala la idea de mamá de meterme en un internado”, pensaba mientras daba vueltas con la bici cerca de casa para aclarar las ideas.

Eran las siete. Ya había oscurecido y las calles a esas horas estaban desiertas en el pueblo. 


Todos sus amigos estarían cenando, haciendo los deberes y preparándose para dormir. Sus padres solían dejarle pasear un rato en bici antes de acostarse, era una costumbre que tenía desde que era pequeño, claro que antes se recogía mucho más temprano.

Ahora tenía dieciséis, y sus padres le permitían estar fuera hasta las ocho. Pero esa última semana no tenía muchas ganas de salir. Tenía miedo.

Y el motivo de su temor estaba justo delante de él en ese mismo momento.


-          ¡Mierda!

Michel giró el manillar bruscamente hacia la derecha para no atropellar a la figura que acababa de aparecer en medio de la carretera, hizo un derrape para frenar antes de chocar con él, pero del susto perdió la estabilidad de la bici y chocó contra un cubo de basura, desparramándola por el suelo y estropeando la bicicleta.

Thaerion ni se inmutó, y se quedó observándole mientras él se levantaba frotándose el trasero dolorido.


¿De donde había salido esta vez el puñetero Laremion? Habría jurado no haberle visto en la carretera hasta dos segundos antes de caer, de haber estado allí esperándole lo habría visto mucho antes.

-          ¡¿Pero tu quién coño eres?! – gritó con los ojos desorbitados - ¿Rondador Nocturno o qué?

Thaerion contestó encogiéndose de hombros con una ligera sonrisa.


-          Mira no sé que quieres de mí pero te advierto que llamaré a la poli…

-          ¿Y qué vas a decirle? ¿Que has estado a punto de atropellarme porque no tienes ni idea de conducir un trasto de esos? – señaló la bici con un gesto indiferente.

Michel se mordió la lengua. Thaerion se acercó a él con paso sereno.

-          ¿Vas a pegarme una paliza como a Dean? Te advierto que soy cinturón azul en kárate.


-          Que seguro queda perfecto con el morado de tu cara – bromeó con una sonrisa divertida –. Pero tranquilo, no voy a golpearte. No si colaboras.

-          ¿Qué quieres? Yo no la toqué, no le hice nada, sólo sujeté a un puñetero perro al que ni siquiera pensaba hacer daño.

-          Lo sé, pero ayudaste a esos capullos a humillar a Alidaen.

-          ¿No se suponía que no eras su novio? Para no interesarte te tomas muchas molestias en vigilarla.

-          Eso a ti no te incumbe – zanjó de forma tajante – lo que importa es lo que tu y yo sabemos sobre tus amigos y sus verdaderas intenciones aquella noche.


-          Habían bebido…no sabían lo que hacían – intentó defenderlos.

-          Esa no es excusa, y si lo han intentado una vez nada les impide volver a hacerlo cuando yo no esté delante.

-          Dean está en el hospital y Tommy es un cagado, no creo que vuelvan a acercarse a ella. La que debería preocuparte es la guarra de su hermana – sugirió - Faith la odia, ella fue la que dio la idea a su hermano.

-          ¿Por qué? ¿Qué le ha hecho Alidaen? – Thaerion no entendía a qué venía tanto rencor por parte de sus compañeros de clase.

-          La envidia, que es muy mala – dijo – teme que Alidaen le arrebate su puesto en la escala de las más populares de la escuela. Y está chalada como su hermano. Mezcla esas dos cosas y obtendrás un combo explosivo.


-          ¿Así que todo esto no era más que una especie de concurso de popularidad? ¿Y por esa bobada se ha montado todo esto?

-          Faith es una manipuladora de la ostia, tiene a medio instituto lamiéndole el culo.

-          ¿Y la otra mitad?

-          O pasa o le temen.

Thaerion arqueó una ceja.


-          ¿Vas a decirme que esa niñata despierta algún tipo de temor?

-          Ella no, pero su familia si. Tener problemas con un Fairchild significa tener problemas con toda su familia.

-          Eso me suena – murmuró Thaerion para sí mismo.

-          Y no son pocos. Lo último que se sabe es que consiguieron expulsar a los Alto del pueblo. Y era una de las familias más antiguas de aquí. Y todo porque al parecer un tal Bert dejó preñada a una de las hermanas del padre de Dean cuando tenía dieciséis años y no quiso reconocer al crío.


-          ¿Crees que me importan sus vidas?

-          Debería. Te aconsejo que lo dejes pasar, Dean no creo que hable y si no te han denunciado aun no creo que lo hagan, pero si te metes en su terreno…

-          No me dan ningún miedo – le cortó Thaerion - parece que ya has olvidado que en este pueblo mi familia no es precisamente desconocida. De hecho dudo que esos Fairchild se atrevan a venir a nuestra casa a pedir explicaciones, y si lo hacen adelante. Les estaremos esperando.


La sonrisa socarrona de Thaerion dejaba muy claro lo poco que temía el poder de los Fairchild.

Pero lo último que hacía falta en su pueblo era otro enfrentamiento entre familias…conociendo a los Laremion ya se imaginaba una batalla al más puro estilo Baldur’s Gate. Y por mucho que le gustase ese juego no se veía capaz de coger una espada de verdad y ponerse a repartir sablazos a diestro y siniestro.

-          Pues allá tu si quieres enfrentarte a ellos, pero no sé que pinto yo en todo esto.


-          Nada, tú sigue manteniéndote al margen y ni se te ocurra acercarte de nuevo a Alidaen ¿Entendido?

-          Eso me ha quedado claro. ¿Has venido sólo a decirme esto?

-          Y a encargarte algo: Quiero que te ocupes de vigilar a tus amigos. Porque si me entero de que alguien más vuelve a molestarla no iré sólo a por los responsables, sino también a por ti.

-          ¡Pero eso no es justo! ¡Yo no tengo la culpa de que Dean y Tommy sean imbéciles!


-          ¿Quién ha dicho que el mundo sea justo? – preguntó con gesto indiferente.

-          ¿Y a ellos qué? ¿No vas a decirles nada?

Thaerion le dio la espalda para marcharse.


-          Con ellos voy a tener algo más que palabras.

***
Música: Valar Morghulis (BSO Juego de Tronos 2ª Temporada)

Alidaen se había quedado dormida con la cara pegada a la Biblia que Isabelle le obligaba a estudiar todos los días desde su encierro.


Tenía grabado en su memoria el último pasaje que había leído del Apocalipsis:

“Aquella mujer iba vestida con ropas de color púrpura y escarlata, y estaba adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas odiosas y de la impureza de su prostitución,  y llevaba escrito en la frente un nombre misterioso: “La gran Babilonia, madre de las prostitutas y de todo lo que hay de odioso en el mundo.” Luego me di cuenta de que la mujer estaba borracha de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús”

Y al que no había dejado de dar vueltas hasta caer dormida.

“Madre de las prostitutas…borracha de sangre… ¿a quién se le habrá ocurrido escribir semejante barbaridad?”

Alidaen abrió los ojos y se quedó paralizada ante la imagen de la mujer sentada al lado de la cama.


-          N-no…no puede ser…

Ella le dedicó una sonrisa cargada de malicia. Los mechones de su cabello anaranjado caían sobre su pecho brillando con la misma intensidad que las esferas doradas de sus ojos. Al igual que en aquel pasaje, la mujer vestía con ropas de color púrpura y adornaba su voluptuoso cuerpo con joyas de oro y rubíes. Y era desgarradoramente hermosa.

-          Estoy soñando…no puedes ser real…todo esto me pasa por leer tanto ese libro…- decía mientras intentaba autoconvencerse.


La mujer se incorporó y se acercó a ella sin borrar la sonrisa de su rostro. Cada movimiento la dejaba sin habla, sin respiración. Alidaen abrió los labios para pedirle que se detuviese, pero de sus labios no salió ningún sonido.

-          Hermosa y deliciosa…- susurró la misteriosa mujer acercando sus labios a los de la joven para tocarlos con un leve roce que la hizo estremecer – como ella…


Sus labios eran peligrosamente atrayentes, pero desprendían un aroma extraño. Tenía miedo, pero aun así no se detuvo y reclamó para sí misma el placer que éstos prometían ofrecerle sin la necesidad de pronunciarlo con palabras.

La mujer respondió abriendo la boca para dejar a la vista una hilera de dientes perfectos, entre los que destacaban unos afilados colmillos.

 “Sangre…huele a sangre”, pensó.

Dándose cuenta demasiado tarde de que acababa de caer en sus garras.

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