miércoles, 27 de julio de 2011

Ausencia temporal

¡Buenas a tod@s!

Esta vez escribo para avisar de que estaré un tiempo ausente sin postear nuevas actualizaciones. Actualmente tengo un proyecto que quiero acabar de una vez y ahora mismo ando empleando mi tiempo libre en este, y pronto cojo vacaciones así que durante un tiempo supongo que tendré el blog algo abandonado.

Espero no demorarme demasiado y postear por aqui de vez en cuando con alguna actualización aunque sea cortita, pero de momento tengo la cosa bastante parada. Aunque si todo va bien y acabo lo que tengo planeado podré volver con buenas noticias! (espero! crucemos los dedos ^^)

Un besito para aquellos que se pasan a visitar mi blog, ¡y muchas gracias por todo!

domingo, 24 de julio de 2011

CAPÍTULO I:

❧❃❧ I. NUEVA VIDA ❧❃❧ 

(Bridgeport, 23 de Julio de 2010)

Tras semanas de viaje llegué a mi destino, preparada para empezar una nueva vida. Me había costado mucho dar aquel paso, y debo admitir que estaba aterrorizada.

Cerré los ojos e inspiré con fuerza aquel aroma tan distinto al que estaba acostumbrada, la fragancia salada del mar mezclada con el humo de los coches, el olor de la libertad, de los sueños de tanta gente agrupada en metros de tierra alzada hasta casi rozar el cielo.

La ciudad de las estrellas. En un principio pensé que la llamaban así por la cantidad de personas famosas que vivían allí o que iban para buscar la fama, pero al abrir los ojos y ver aquellos edificios, tan altos y espectaculares, supe a qué se debía aquel nombre.
“El día que suba al más alto de ellos, podré tocar las estrellas”, pensé.

No tenía apenas dinero para sobrevivir, y mi escaso equipaje consistía en un par de mudas limpias y mis recuerdos (para mí lo más importante), junto con un periódico viejo en el que había marcada una dirección y una llave con el número 13 grabado.

Ya estaba cerca.

Me dirigí hacia el enorme puente que daba la bienvenida a la parte central de Bridgeport y sorteé como pude la gran cantidad de coches que pasaban a toda velocidad por mi lado mientras miraba asombrada cada detalle que llamaba mi atención (suerte tuve que en uno de mis despistes no me atropellasen). 
Todo era tan distinto a Riverview…desde el modo en el que las personas caminaban siempre con prisas o vestían, hasta el color del cielo, que parecía estar siempre envuelto en una nube de niebla grisácea. Incluso de día las luces de los edificios y esos faroles de tres colores que llaman ¿semáforos? estaban siempre encendidos, iluminando sin cesar el lugar. 
Cada paso que daba encontraba decenas de cosas que llamaban mi atención, por suerte la dirección que marcaba el periódico no estaba demasiado lejos de la entrada a la ciudad, aunque quedaba bastante alejada del centro, en un viejo edificio que al parecer estaban reformando.
Suspire aliviada al ver que la dirección era la correcta, al menos no había estado viajando a ciegas para nada.

Entré en el edificio y miré en los buzones buscando el número que marcaba la llave.
-          Número 13 A, 13 B, 13 C…

Había ocho buzones con el mismo número pero distintas letras, probé una a una hasta llegar a la “G”, con un pequeño click el buzón se abrió, dejando a la vista un manojo de llaves y una nota sucia y vieja.

No estaba firmada pero reconocería aquella caligrafía en cualquier sitio…

Nerviosa e ilusionada al mismo tiempo, cogí las llaves y me dirigí hacia el ascensor, donde ponía un cartel de “Averiado”.

-          Perfecto, treces pisos nada más…

No importaba, tampoco me había subido en demasiados ascensores en mi vida y no me daban mucha confianza.

Después de unos cuantos minutos y muchos, muchos escalones…llegué al último piso. 
El piso era viejo, se notaba que llevaba muchos años abandonado. Deje las llaves sobre la mesita de la entrada y eche un vistazo.

Era un pequeño estudio con la cocina integrada en el salón, un baño y un dormitorio separado por un tabique sin cerrar. Tanto el baño como la cocina estaban nuevos, como si nadie los hubiese usado y se hubiesen instalado antes de abandonar el piso, una buena capa de polvo cubría todos los muebles pero lo poco que había se veía en buen estado.
 Nada más entrar, una cajita de madera sobre la mesa del comedor llamó mi atención. En ésta había dos sobres cerrados, uno del tamaño de una carta y otro más grande.

Me senté y abrí el más pequeño.

 Herald se había hecho cargo de mí cuando mi abuela murió y le quería como a un padre, aunque debo admitir que con el tiempo aquel cariño llegó a convertirse en algo más. Nunca llegué a decírselo, no tuve el valor y tampoco habría sido correcto, dadas las circunstancias…

Él estaba casado y tenía al menos treinta años más que yo, él era uno de los hombres más importantes e influyentes de Riverview, y yo no era nadie, tan sólo una niña por la cual se había sentido conmovido y con la que decidió cargar ya que nunca tuvo hijos.
    Mirando aquella carta volví a sentirme terriblemente sola, y a pesar de estar acostumbrada a aquella sensación después de tanto tiempo no pude evitar las lágrimas que comenzaron a brotar de mis ojos.

Pero antes de seguir compadeciéndome a mí misma decidí abrir el otro sobre, que tal como había dicho contenía un montón de papeles que ni entendía y 10.000 simoleones que con lo que me quedaba hacían 10.234.
Lo guardé todo y me dirigí hacia el dormitorio, allí había una cama de hierro oxidado, una cómoda, dos maletas cerradas y una caja de mimbre con algunos utensilios de baño.
Las maletas contenían ropa de cama, toallas y ropa de mujer limpia más o menos de mi talla (¿de dónde la habría sacado? Dudaba que fuese de su esposa), olía a cerrado pero estaba impecable así que hice la cama y por el momento guardé lo poco que yo llevaba en las maletas, ya que la cómoda debía ir directa al vertedero.

Me puse la camisola de color azul que había llevado conmigo y me aseé un poco, debía limpiar toda la casa antes de vivir en ella pero estaba agotada, el viaje había sido demasiado largo y duro, y ni siquiera me quedaban fuerzas para comer algo, a pesar de que tenía el estómago vacío desde hacía dos días.

Antes de acostarme colgué algunos dibujos que me recordaban a mi infancia (recordándome que lo primero que debía hacer cuando recuperase fuerzas sería pintar aquellas paredes), coloqué el retrato de mi abuela en el escritorio y abrí una vez más la cajita de música que me regaló en mi quinto cumpleaños y tanto me recordaba a ella.
 La melodía trajo a mi memoria infinidad de recuerdos… 


 Su voz mientras leía uno de mis cuentos favoritos antes de ir a la cama.
 El olor de las galletas recién horneadas o su delicioso pastel de arándanos.
 El frescor de la hierba mojada mientras corría por el bosque. 
 La suavidad de sus manos arrugadas por la edad y el trabajo en el campo y la ternura con la que acariciaba mi pelo después de cepillarlo o antes de ir a dormir.
 Sus brazos, tan cálidos y seguros.

Sus lecciones, sus consejos, sus besos, su risa, sus regañinas… 
 Nuestro hogar.
 Su mecedora vacía, una tumba en un lugar apartado del cementerio.
 Y cómo no, él.

Aquel extraño muchacho mirándome fijamente mientras hablaba con ella.
 -          Thaerion… - susurré cerrando los ojos y dejándome llevar por el sueño.

Como siempre, mi último pensamiento antes de dormir. 
 -          …¿volverás esta noche?



¡Muy pronto el primer capítulo!

¡Buenos días!
Disculpar por no actualizar estos días pero ando preparando los escenarios y demás para la siguiente parte de la historia, como adelanto diré que la historia principal se desarrollará en la actualidad y en uno de los barrios de los sims, a diferencia del anterior relato que se desarrollaba en un mundo y épocas distintas.
Aún así tengo pensado hacer saltos temporales en los que iré contando historias del pasado de los Laremion y demás y seguramente haya cambios de época (Édora es un mundo medieval fantástico).
También cambiará la forma de narrarla, cuando se traten de capítulos de la trama principal estarán relatados en primera persona por cada uno de los protagonistas, y cuando se trate de relatos relacionados con la trama o sueños estarán escritos en tercera persona (así practico xD)
Si me da tiempo hoy posteo el capítulo ^^
¡Saludos!

viernes, 15 de julio de 2011

Video Presentación: Marcado y Maldito

Haciendo el chorras he probado a hacer un video-presentación del relato "Marcado y Maldito", así tambien pruebo a meter vídeos en el blog.

Aqui lo dejo ^^ Saludos!

EPÍLOGO: MARCADO Y MALDITO

- Era…por fin has despertado.
- Sabía que no lo harías.
Rethan guardó silencio y miró hacia la cuna, donde su hijo dormía plácidamente.
- Un Laremion…siempre cumple sus promesas.

jueves, 14 de julio de 2011

RELATO: MARCADO Y MALDITO (El Nacimiento)

La luna carmesí brillaba intensamente aquella noche en Édora, ocultando por completo el brillo plateado de su compañera y de las pocas estrellas que podían verse en aquel momento.

Erailne, que no podía dormir, salió con cuidado del lecho para dar un paseo y tranquilizarse.
Había ido a buscar algo de agua al jardín cuando comenzaron los primeros dolores. Sus gritos alertaron enseguida a los sirvientes que rápidamente acudieron en su ayuda. La primera en llegar fue Naera, pues su habitación era la que más cerca estaba del lugar donde Erailne había roto aguas.
Pocos minutos después toda la casa estaba pendiente de aquel parto, en especial Rethan, que no quería separarse de su esposa en ningún momento.

- Padre, será mejor que vayamos a esperar abajo – sugirió Kheran al ver la preocupación en el rostro de su padre – Tanathya estará con ella, dejémoslas a solas.

Después de mucho insistir, Kheran consiguió despegar a su padre del cuarto donde se encontraba Erailne y ambos bajaron a la sala principal.
Tanathya ayudaba en lo que podía (que no era mucho pues nunca había asistido a un parto) a Naera mientras esta atendía a su señora, pero el parto fue tan rápido que apenas dio tiempo a prepararlo todo, parecía que la criatura estuviese deseando salir.
- Mi señora, ¡es un niño! – gritó entusiasmada la sirvienta, mientras sujetaba a la criatura en brazos y la envolvía en mantas para entregárselo a su madre.

Pero Erailne estaba agotada y apenas podía moverse, a pesar de la aparente facilidad del alumbramiento había perdido todas sus fuerzas, como si cada segundo que pasase algo hubiese absorbido su propia vitalidad.

- Un niño…- susurró posando la vista en los ojos grises de aquel pequeño que no emitía sonido alguno, pero que miraba hacia la cama sin pestañear.

Por mucho que lo intentase era incapaz de mantenerse despierta, pero se sentía satisfecha y feliz.

- Hija mía, llévaselo a su padre, dile que ha tenido otro varón y que confío en que cumpla su palabra – le pidió antes de caer rendida por el cansancio.

- Si madre, ahora descansa…
Naera le tendió el bebé a Tanathya, apartando con cuidado la manta de su pecho para enseñárselo, el rostro de la mujer cambió al instante volviéndose serio.

- Será mejor que él lo vea.

Kheran estaba esperando en la entrada del salón y al ver la cara de su hermana sintió un nudo en el estómago mientras ella acercaba al bebe hasta Rethan, que miraba absorto en sus pensamientos el fuego de la chimenea.
- Padre, os traigo a vuestro hijo.

- Mi hijo… - Rethan hizo una pausa y se giró para mirarlo – no he escuchado su llanto, ¿seguro que está sano?.
- No parece enfermo... – Tanathya seguía sosteniendo al bebe, sin saber muy bien cómo contarle a su padre lo que había visto.

- Es hermoso…y esos ojos…me recuerda a vuestro abuelo – dijo tomándolo en brazos.

Con cuidado lo alzó para mirarle de cerca y enseguida el pequeño reaccionó mostrando lo que parecía una sonrisa, por un segundo Rethan se olvidó por completo de la maldición, y de todo lo que tenía que ver con ella.
La piel del bebe era pálida como era común en la familia y tenía una densa mata de pelo negro y liso como su padre, pero había heredado los ojos grises del padre de su esposa.

- Te llamarás Thaerion, como tu abuelo, y todos te conocerán como “El Silencioso”, pues nadie se percatará de tu presencia a no ser que tú desees que lo hagan.
 
Tras nombrarlo, posó la vista en el pecho de la criatura, apartando la manta que lo cubría para verlo mejor.

Un hondo suspiro se escapó de sus labios.
La marca de Arathor el Maldito estaba grabada en su pecho, su familia estaba condenada y tan sólo tenía dos opciones: acabar con ella en ese mismo momento o cumplir la promesa que había hecho a su esposa.

Pero la decisión, aunque difícil, ya estaba tomada…

miércoles, 13 de julio de 2011

RELATO: MARCADO Y MALDITO (Cuarta Parte)

Los meses pasaron, y la llegada de la criatura era ya inminente.

Durante todo ese tiempo, Naera no había tenido el valor suficiente para contarle a su señora lo que había escuchado, pero aun así, la sospecha de Erailne se hacía cada día más difícil de llevar.
Rethan había alertado sobre ello a sus dos hijos, y aunque sentían lástima por su madre, a la que veían tan ilusionada con su nuevo embarazo, ninguno se atrevía a contradecir a su padre.

Tanathya, que la mayoría del tiempo lo pasaba luchando en la frontera que dividía Édora en dos mitades, decidió quedarse a cuidar de su madre hasta la llegada del bebé. Y aunque nunca había sido muy dada al afecto, pues consideraba cualquier muestra de este como una debilidad, poco a poco fue despertando una parte de ella misma que ni conocía y sintiéndose más identificada con su madre.
Kheran apoyó a su padre desde un principio, y decidió compartir junto a él la terrible carga de aquel crimen, aunque en el fondo deseaba que todo aquello fuese una mentira, que aquella anciana se equivocase y el bebe no naciese marcado.

Finalmente el día del nacimiento llegó, y la noche antes Erailne tuvo un sueño, tan real y doloroso que despertó entre gritos y lágrimas.
A su lado no estaba Rethan, el cual como cada mañana desde hacía meses despertaba mucho antes que ella para evitarla, y pasaba horas encerrado en la biblioteca o entrenando, tratando de no pensar en todo aquello.  
Desesperada, llamó a su sirvienta tratando de buscar consuelo en alguien cercano.
Naera acudió enseguida, y al verla en ese estado no pudo evitar unirse a su sufrimiento mientras le relataba su sueño entre sollozos.

- Nera, he soñado con este día, he soñado que despertaba y tenía a mi bebé en brazos, pero él estaba muerto…y mi esposo…y mis hijos…me miraban y repetían una y otra vez “tú tienes la culpa” mientras esa anciana reía sin parar…

Erailne se aferró a sus brazos y la miró a los ojos.

- Yo sé que tu escuchaste algo aquel día…por favor, necesito saberlo – le suplicó – tengo un mal presentimiento, sé que algo malo va a ocurrir.
Naera no pudo aguantar más la culpa, y a pesar de las advertencias de su señor decidió contarle todo mientras Erailne la escuchaba horrorizada.

- Ay señora, perdonadme por no habéroslo contado, pero tenía miedo.

Erailne no contestó, y sin pensarlo, se levantó de la cama y corrió hacia la sala de entrenamiento, donde se encontraban su esposo y su hijo practicando con la espada.
- Decidme que no es cierto.

Rethan guardó silencio, pues sabía bien a qué se refería.
- Madre, ¿qué pasa?

- ¿Seréis capaz de hacerle daño? – después miró a su hijo - ¿Y tú, hijo? ¿Quién de los dos se atreverá a hacerlo? – pregunto sin creerse aún que estuviese preguntando algo así a sus seres más queridos.

- Es necesario Era – contestó Rethan mirándola fijamente.

- ¿Necesario decís? – la rabia era cada vez más palpable en su voz, tanto que podía notar el regusto amargo que dejaba en su garganta.

- Madre, comprended que es por el bien de la familia. La profecía hablaba de ello desde hacía siglos. No culpéis a padre…él teme que vos…

- Silencio - interrumpió Rethan volviéndose hacia su hijo.

- Padre, ella debe saberlo…quizás así lo comprenda.
- ¿Comprender qué? ¿Comprender qué queréis arrebatarme lo que más quiero?

- ¡Pero si aún no ha nacido! – contestó Rethan demasiado alterado como para disimular su propio dolor - no sabéis como será, ni siquiera sabéis si nacerá con vida, no sería el primer bebé perdido en la familia, cuando me conociste sabias que algo así podría pasar, conocías nuestra maldición.

- No sé nada de él salvo que le quiero como a cualquiera de vosotros y aún no lo tengo entre mis brazos. No quiero ni pensar qué sentiría si lo perdiese, no podría soportarlo.
 
- Eres fuerte Era, tendrás que vivir con ello.
La dureza de su esposo desarmó la poca cordura que le quedaba, y en un intento desesperado por convencerlo le arrebató la espada y se apuntó a sí misma con ella.

- Entonces cavad ahora mismo dos tumbas, porque seré yo quien acabe con nuestras vidas.

- ¡Madre! - Kheran intentó detenerla pero Rethan se colocó delante de él y alargó la mano hacia Erailne.

- Era, ya basta, dame la espada.
Pero Erailne no estaba dispuesta a obedecer aquella vez.

- Prométeme que no harás daño a nuestro hijo – ordenó mirándole fijamente.

Por primera vez el orgullo de Rethan flaqueó, pues sólo había una cosa que él temía, y era perder a su esposa.

“Por su culpa perderás aquello que más amas”, recordó.

- Pero no ahora… - susurró para sí mismo.

Y dando un paso hacia su esposa le dio su palabra de no hacer daño a la criatura, a pesar de saber que algún día, tarde o temprano, terminaría perdiéndola.

- Te lo prometo.

martes, 12 de julio de 2011

Nueva Pose (Progresando...)

Voy poniendo por aqui algunas imagenes de la pose que estoy creando basándome en la imagen de Orpheelin que ya os enseñé más abajo, aún me queda para que quede a mi gusto así que de momento no la pondré para descargar, pero prometo acabarla algún día y subirla ^^U




Es la segunda pose que creo y la primera en pareja, lo cual la hace aún más difícil. Aún me cuesta mucho manejarme con el programa pero poco a poco...
Si me animo iré creando más y subiendolas por aqui para compartirlas.
¡Saludos!

sábado, 9 de julio de 2011

RELATO: MARCADO Y MALDITO (Tercera Parte)

Erailne se dirigió hacia la cocina con nerviosismo, allí estaba Naera la sirvienta, que enseguida dejó sus quehaceres para atender a su señora, a la que veía muy preocupada.
- ¿Mi señora que os ocurre?

- Nera, necesito que hagáis algo por mí.

- Por supuesto, ¿qué desea?

- Necesito que llevéis algo para comer a la invitada.

- Pero señora, el señor Rethan ha dado la orden de que nadie les interrumpa.

- Nera por favor, lo que necesito es que os acerquéis con una excusa para enteraros de lo que están hablando, estoy muy preocupada.

- Mi señora…

Naera temía desobedecer la orden de Rethan, pero era incapaz de negarle algo a su señora, a la que llevaba sirviendo fielmente desde hacía más de treinta años y quería como a una hermana.

Los ojos de Erailne se llenaron de lágrimas, realmente tenía un mal presentimiento sobre esa anciana y el extraño comportamiento de su esposo durante los últimos meses, y por mucho que le doliese, todo parecía girar en torno a su embarazo.
- Sabéis que os quiero mi señora y haría lo que fuese por vos – contestó finalmente la fiel sirvienta, tratando de calmarla - no os preocupéis, trataré de escuchar todo lo posible sin que me descubran.

Y tras decir esto cogió una porción de pastel de lima que acababa de hacer y se dirigió hacia el pasillo, dejando a la preocupada madre en la cocina.
Naera se acercó sigilosamente a la puerta y escuchó voces detrás de ésta, sus señores parecían hablar con una mujer.

- Su nacimiento traerá la oscuridad a Édora, los condenados volverán a alzarse cuando la marca del Maldito vea la luz. Deberéis abandonar vuestro mundo, y allí donde vaya será perseguido por las sombras…

Naera no entendía nada, pero supo enseguida que hablaban del hijo de sus señores, motivo por el cual Erailne estaba tan preocupada.

Durante varios minutos discutieron sobre sus posibilidades, hasta que finalmente la dura voz de Rethan cortó la conversación.

- La criatura debe morir – sentenció sin emoción alguna.
Sobrecogida y terriblemente asustada por lo que acababa de escuchar, Naera no pudo evitar dejar caer el plato que tenía en las manos, que estalló en varios pedazos contra el suelo alertando enseguida a los señores.

- ¿Quién anda ahí? – la voz de Kheran sonó tensa.
  
Temblorosa, se agachó para recoger los pedazos mientras Kheran abría la puerta.

- ¿Qué haces aquí?

- S-señor…sólo vine a t-traerle un trozo de pastel a la invitada – por mucho que lo intentase no lograba ocultar su nerviosismo.

- Mi padre dio la orden de no…

- Hacedle pasar hijo – ordenó su padre - y cerrad la puerta.

Kheran asintió cogiendo del brazo a la sirvienta, que aún seguía temblando con los restos de cerámica en sus manos.

Al entrar lo primero que vio fue el horrible rostro de aquella anciana mirándola fijamente, con una extraña sonrisa en los labios.
- ¿Qué hacéis aquí? Creí haber dejado muy claro que no quería que nadie se acercase al salón mientras estábamos reunidos.

- Lo se señor, sólo quería…

- Os ha enviado mi esposa a espiarnos, ¿verdad?

Era difícil conocer el estado de ánimo de su señor, pero estaba segura de que en aquel momento lo menos inteligente era hacerle enfadar.

- ¿Su esposa, señor?

- No os hagáis la estúpida. Escuchadme bien, no diréis nada de lo que aquí hayáis oído a mi esposa, si realmente la apreciáis ella nunca debe saberlo.

- P-pero señor…
Rethan continuó hablando, mientras Kheran y la anciana guardaban silencio.

- La criatura no nacerá con vida, será una terrible perdida demasiado común en nuestra familia, por desgracia.

- Pero es un bebe sano, él…

- Nacerá muerto, y vos asistiréis al parto para corroborarlo.
 
Naera le miró confusa, aquel que hablaba no podía ser su señor, él amaba a Erailne, nunca le haría algo así. Kheran miraba el suelo entristecido mientras su padre hablaba.
- No lo entendéis, la vida de vuestra señora depende de ello – por un momento su voz pareció quebrarse pero enseguida hizo una pausa y su gesto se endureció aún más, sus ojos color carmesí se clavaron en los de la asustadiza sirvienta – y la vuestra depende de lo silenciosa que seáis.

- S-sí mi señor… - contestó casi sin voz.

- Podéis retiraros.
La sirvienta se inclinó y se dispuso a marcharse, cuando escuchó una voz de mujer en su cabeza.

“Debéis alertar a vuestra señora de lo que habéis escuchado”

La voz parecía provenir de una mujer joven, pero era incapaz de reconocerla, inconscientemente se giró hacia la anciana, que había desaparecido dejando un rastro de niebla y luz.

- No será la última vez que la veamos padre.
- Lo sé, será mejor andarse con cuidado – entonces se giró hacia Naera – y vos, ya sabéis lo que tenéis que hacer. Ahora dejadnos solos.

- S-sí, señor.

Naera no lo tenía nada claro. ¿Qué debía hacer? ¿A quién debía hacer caso? Si Rethan era capaz de matar a su propio hijo, no le cabía ninguna duda de que su vida corría peligro si decía una palabra, pero aquella voz en su cabeza…y su señora, ¿cómo podría ella ocultarle algo así? ¿Qué derecho tenía a engañarle de ese modo?

Y lo más importante de todo, ¿qué pretendía realmente aquella extraña anciana?

(Más tarde, en otro lugar)
 
- Madre, ya queda menos...