miércoles, 30 de mayo de 2012

Nuevo fragmento de Golpes del Destino y vacaciones!

¡Buenas a tod@s!

Tal como dice el título, me voy de vacaciones una semanita al sur para ver a la familia (por fín!) asi que hasta dentro de dos semanas o así no podré volver a actualizar, por lo que he querido dejar otro fragmento del relato Golpes del Destino para no haceros esperar demasiado ^^

Quería haber subido capítulo de la serie y relato, pero al final no me dio tiempo ya que para el siguiente necesitaba algunas poses que no tengo y no he podido ponerme con ellas aun.

De todas formas me llevaré el portátil y seguiré en contacto con vosotros por aquí mientras tanto, leyendo y contestando vuestros comentarios. Y aprovechando también para escribir y adelantar un poco más la trama. Y si todo va bien en cuanto vuelva me pondré de nuevo a sacar imágenes y hacer poses para poder traeros cuanto antes la siguiente parte.

Sobre este capítulo decir que he querido aprovechar para intentar plasmar un poco el punto de vista de dos de los personajes más importantes en el pasado de Alidaen: Herald y su esposa, para que pueda entenderse un poco mejor la forma de actuar de cada uno a partir de los siguientes capítulos. Y bueno, espero no ofender a nadie especialmente sensible con el tema religioso con los comentarios de algunos personajes. Que Isabelle sea una persona demasiado fanática y Alidaen se burle a su manera de ello no significa que todas las personas vean la religión de la misma forma, ni mucho menos que yo no las respete.

Y de momento nada más, espero que no se os haga muy pesado este capítulo y os guste ^^

¡Un beso enorme y ya os enviaré recuerdos desde mi tierra!

RELATO: Golpes del Destino VIII.I

(PRIMERA PARTE)

(Hogar de los Lehmann)

-          Si…hablaré con ella. Pero por favor señora Fairchild, deme algo de tiempo, estoy seguro de que ella es ino…No, no digo que su hija sea una mentirosa. No… – después de varias interrupciones teniendo que escuchar la diatriba al otro lado del teléfono Herald se puso serio – Mire, le voy a ser sincero…conozco a Alidaen y me parece muy sospechoso que accediese a ir a su sótano sola con esos tres muchachos, así que si no quiere que investigue a fondo todo este asunto y destape al “bueno” de su hijo más le vale que a ella la mantenga lejos de los servicios sociales. Si, perfecto. Vale, pues creo que ya está todo claro. Que pase un buen día señora Fair...

Colgó.

Herald profirió un suspiro cansado y se dispuso a marcar el número de teléfono de Alidaen, pero su esposa le interrumpió entrando en su despacho. Había oído todo desde la otra línea.


-          Te dije que esa niña traería problemas...

-          No lo entiendo – admitió mirando confuso el teléfono - Alidaen es una buena chica.

-          Se pasea desnuda delante de todo el mundo, se comporta como un animal salvaje golpeando a los desconocidos con piedras, correteando por el bosque y trayendo a casa todo tipo de bichos. Nos engaña diciendo que se va a quedar a estudiar en casa para ir a esa fiesta y se va a un sótano con tres chicos para hacer tú ya sabes qué… ¿y sigues diciendo que es una buena chica?

-          No creo que eso sea verdad, debe haber una explicación. Ella es demasiado inocente y han podido...


-          ¡Deja de dar la cara por ella! ¡No sabes nada de esa muchacha! – gritó furiosa - ¡golpeó a la hija de los Fairchild! ¡Y su hermano está en el Hospital por su culpa! ¡ese amigo suyo podría haberle matado si no lo hubiesen interrumpido!

“El Laremion…”, notó cómo sus puños se crispaban al pensar en esa familia. Le había pedido que no se acercase a ellos, le advirtió que eran peligrosos. Y ahora por culpa de su desobediencia su futuro corría un grave peligro.

Puede que él sólo intentase defenderla de esos chicos, de hecho estaba seguro de que ni Dean ni el resto tenían buenas intenciones aquella noche. Pero maldita sea… ¡ese joven podía haberlo matado de una paliza!


Todo apuntaba a que él era el culpable de lo ocurrido y si lo relacionaban con Alidaen estaba perdida. Por si fuera poco ella había atacado a esa niñata, y la influencia de los Fairchild en el pueblo era demasiado grande como para dejar pasar un tema así.

Herald temía que los servicios sociales se la llevasen y la expulsaran del instituto. Que la apartasen de su lado justo cuando pensaba que el destino había vuelto a darle una nueva oportunidad de ser feliz. A ambos…

Quería a esa muchacha, y por mucho que se empeñase en negarlo lo que sentía por ella no era sólo un sentimiento paternal y protector. Y le recordaba demasiado a su Lithiel como para poder ignorarlo. 

Sabía que aquello estaba mal, y nunca permitía que sus sentimientos se interpusieran a su razón y su matrimonio, pues quería y respetaba a su esposa Isabelle por encima de todo. Pero aun así no podía evitar sentir la necesidad de velar por Alidaen y hacer lo posible para mejorar su futuro hasta que estuviese preparada para volar sola. 

Pero ahora los recuerdos del pasado volvían a atormentarle amenazando con repetirse. Y todo por culpa de otro Laremion.


-          ¿Qué piensas hacer? – preguntó su esposa con los brazos en jarras.

Había vuelto a quedarse absorto y sabía que Isabelle odiaba cuando lo hacía.

-          Hablaré con Alidaen.

-          Lo harás delante de mí – le advirtió. Herald arqueó una ceja imaginando el rumbo que tomaban sus sospechas, pero ella se excusó enseguida. Sabía que Isabelle nunca admitiría estar celosa – yo también tengo unas cuantas cosas que decirle a esa cría.

-          Está bien, pero sé comprensiva, por favor. Ha debido pasarlo muy mal en esa fiesta para llegar a eso.

-          No tienes ni idea de cómo son las jovencitas de hoy en día. Sigues pensando que son ingenuas y pudorosas como en nuestros tiempos, pero te equivocas.

Herald echó un vistazo atrás.


Sus tiempos eran muy distintos a los que vivían los humanos en ese mundo. Pero habían pasado muchos años desde aquello, y los recuerdos a veces se tornaban borrosos. Salvo cuando pensaba en ella.

-          ¿Me estás escuchando?

-          Si. Mañana hablaremos con Alidaen – se acercó a su esposa y posó un beso en sus labios, intentando borrar el constante gesto ceñudo de su rostro – ahora volvamos a la cama, son las dos de la madrugada.


Pero ella no pensaba darse por vencida. De las tres esposas humanas con las que había compartido su vida, Isabelle era la más cabezota. Y la que más ternura le inspiraba.

Era una mujer admirable y fiel, con una fe inquebrantable. Pero con bastante mal genio y desconfiada hasta la médula.

Aun así, en los casi veinte años que llevaban casados ni siquiera se había preguntado porque él seguía teniendo el mismo aspecto que cuando se conocieron. Era muy ingenua a pesar de querer llevar constantemente la razón. Creía que lo sabía todo, pero había demasiadas cosas que se escapaban de su comprensión.

-          ¿No vas a ir al Hospital a ver al chico?


-          No creo que ese crío merezca mi insomnio, y tampoco el tuyo, Isabelle. Ahora vuelve a la cama, mañana será otro día.

***

A pesar de la gentileza de su sonrisa, había algo en su esposo que le hacía obedecer cuando la miraba de esa forma: Una fuerza y un aura de autoridad que le resultaba abrumadora, que le atraía de una forma inexplicable y la convertía en una persona sumisa y servicial, cuando nunca antes había permitido que nadie le diese órdenes.

Aun recordaba la primera vez que lo vio.


Llevaba tanto tiempo sumida en sus rezos que al levantar la vista y encontrarlo de pie ante el altar creyó ser testigo de una aparición. Su recompensa por tantos años de fervor y fe inexpugnable. La visión de un ángel, de un santo…

Pero la ilusión pasó enseguida, en cuanto se dio cuenta de que era un hombre de carne y hueso como cualquier otro, y sólo había acudido a la Iglesia movido por la curiosidad.

Lo supo más tarde, claro está. Cuando después de coincidir varias veces en la Iglesia él decidió acercarse para preguntarle qué era lo que les hacía creer a las personas que acudían a ese lugar que sus oraciones estaban siendo escuchadas.


Normalmente habría desdeñado su pregunta si no hubiese visto un verdadero interés en su respuesta. No parecía del tipo de personas que rechazaban la religión por ser algo que no pudiese demostrarse con hechos científicos, sino alguien que no entendía del todo el significado de la palabra fe, y estaba realmente interesado en descubrirlo.

No le importó hablarle de su religión y de su Dios, el único que existía según la Biblia. Y fue agradable poder compartir con alguien como él tantas horas de debates teológicos. Contrarrestar a sus respuestas filosóficas con pasajes bíblicos aprendidos al dedillo. Y poco a poco su amistad fue convirtiéndose en algo más hasta que un día, sin venir a cuento, Herald le pidió matrimonio y se casaron en esa misma Iglesia.


No pudo negarse, amaba a aquel hombre con locura.

Pero a pesar de todo, nunca se sintió correspondida por culpa de esa tal Lithiel que se negaba a olvidar, que incluso muerta siempre estaba presente en sus vidas. En medio de todo.

Hasta la llegada de esa mocosa rubia, que ni siquiera era mayor de edad pero que ya era capaz de encender la mirada de su esposo del mismo modo que lo hacía Lithiel cuando hablaba de ella.

¿Cómo se atrevía a provocar a un hombre casado de esa forma? ¿A burlarse de ella cuando le había abierto las puertas de su casa?


Si no fuese porque Herald la tenía bien vigilada y no le dejaba meterse en su vida, ya le habría metido en vereda hace mucho tiempo.

-          ¿Estás bien, cielo?

La voz de Herald hizo que abriese los ojos de golpe. El dormitorio estaba a oscuras y solo veía su silueta recortada bajo las sábanas, a su lado.

-          Si ¿Por qué?

-          Porque haces ruidos raros con los dientes y no puedo dormir.

-          Oh, así que ahora interrumpo el sueño del marqués – contestó dándole la espalda molesta.

Herald apoyó su peso en el codo y la miró en silencio unos minutos antes de volver a hablar.

-          Eres mi esposa, Isabelle. Sea lo que sea lo que estés pensando...no debes dudar de mí, ni de mis sentimientos hacia ti.


Isabelle se hizo la dormida, molesta porque siempre parecía saber lo que pensaba.

¿Pero cómo no dudar de él si cada día se mostraba más distante? ¿Si después de tantos años de matrimonio nunca le había dicho que la amaba? Y justo cuando empezaba a acostumbrarse a su falta de entusiasmo, a aceptar que ella nunca podría hacerle olvidar su pasado y que su esposo era un hombre atormentado, aparecía esa cría estúpida para hacerle ver lo equivocaba que estaba al respecto.

A restregarle en sus propias narices lo fácil que era para ella hacerle sonreír y demostrarle lo inútiles que habían sido todos sus esfuerzos a lo largo de todos esos años.

Como toda mujer necesitaba sentirse querida, saber que su esposo la encontraba atractiva y no prefería a una mocosa rubia antes que a ella. Pero cada día tenía más dudas al respecto.

-          Hace tiempo que no me tocas – murmuró notando sus mejillas arder después de soltar aquella frase.

Herald sonrió para sí mismo y la miró con cariño. Y sin decir nada comenzó a desvestirla y besarla de forma apasionada.


Isabelle recibió gustosamente sus atenciones, y aunque sólo fuese por una noche decidió crear una pequeña tregua entre ellos, dejando al margen sus sospechas para entregarse a él sin reservas.

Puede que fuesen sólo ilusiones, pero aquella noche bastó para sentirse de nuevo como la única mujer de su vida y revivir aquella llama que creía extinta en su marido.

Y por una noche desde que Alidaen llegó a sus vidas, durmió feliz y sin preocuparse porque esa niña estropease su matrimonio.

Sólo faltaba que los servicios sociales se la llevasen de una puñetera vez para que todo volviese a ser como antes.

***

A pesar de todo, Alidaen había dormido de un tirón aquella noche. Estaba agotada. Había pasado mucho miedo en esa fiesta y no quería ni pensar en lo que podría haberle ocurrido de no haber llegado Thaerion a tiempo.


Las historias de Isabelle le acompañaron durante toda la mañana, aunque de una forma bastante distinta a las originales por culpa de su imaginación y falta de atención a los detalles. Historias sobre mujeres que eran despojadas de su virtud (según sus palabras), por culpa de una serpiente y algo sobre el pecado original. Suponía que la serpiente debía ser algún tipo de metáfora que usaban para no decir pene, pero nunca quiso preguntar sobre ello por si le soltaba un bofetón. El caso es que si no había entendido mal, las mujeres eran las culpables por tentar a los hombres con una manzana.

-          Pero si yo no tenía…- lo pensó - ¿se referirá a los pechos? Ufff…- resopló – la Biblia es casi tan complicada como las personas.

Después de aquellos pensamientos tan "profundos" y temer haber cometido algún pecado al pensar en la palabra prohibida, Alidaen decidió llamar a Herald a su casa. Necesitaba escuchar su voz, él siempre conseguía tranquilizarla.


La señal de llamada sonó cinco veces antes de que contestasen por la otra línea.

-          ¿Si?

-          ¿Señora Lehmman? ¿Puedo hablar con Her… - rectificó al recordar que no le gustaba que le llamase por su nombre de pila – con el señor?

-          Ahora mismo está ocupado – contestó cortante.

-          Entiendo – Alidaen miró preocupada el teléfono, la voz de Isabelle sonaba más molesta que de costumbre - ¿Cuándo podría hablar con él?

La escuchó resoplar por lo bajo.

-          Le diré que te llame en cuanto pueda.

-          Gracias seño…- colgó – …ra.


Suspiró y se sentó sobre la cama a esperar, pero pasaron unos minutos y el teléfono no sonó. El perrito seguía dormido encima de la cama, le había dado leche y agua e intentado que comiese algo más sólido pero aun era muy pequeño. Lo mejor sería que volviese con su madre pero igual creían que ella había robado el cachorro.

Más tarde alguien golpeó la puerta de forma insistente.

Al abrirla encontró a un hombre bajito y rechoncho vestido con el uniforme de la policía de Riverview. Mascaba un palillo de madera mientras se apoyaba en la pared con una pose algo ridícula.


-          Alidaen ¿no?

Alidaen le echo un vistazo de arriba abajo, no era mucho más alto que ella, por lo que tardó poco en examinarlo.

-          Si, soy yo ¿puedo ayudarle en algo?

El policía escupió el palillo al suelo y la miró expectante.

-          ¿Puedo pasar? – hizo un gesto hacia el interior con la cabeza.

-          S-si…claro.


Ya no se fiaba de nadie, pero por lo poco que sabía, los polis se encargaban de proteger a los ciudadanos y hacer preguntas sobre asesinatos, desapariciones, y todas esas cosas que había visto en las películas. Aunque los de su pueblo solían hacer cosas más normales como dirigir el tráfico, poner multas o comer pastas. El marido de la señora Rancia era policía y siempre tenía una excusa para entrar en las reuniones de su esposa y llevarse unos cuantos dulces de paso. Era un hombre amable y muy simpático, siempre le había caído bien.

Seguramente este compañero suyo fuese también una buena persona.

-          ¿Quiere tomar algo? – preguntó ofreciéndole asiento.

-          No voy a quedarme mucho tiempo – contestó sentándose.

Alidaen iba a sentarse enfrente de él cuando la interrumpió.

-          Aunque un vaso de agua si me tomaría.


Se levantó y fue a la cocina a por agua. Mientras tanto el policía echo un vistazo a la casa.

-          Bonita choza.

-          Gracias – le tendió el vaso de agua y volvió a sentarse.

-          Algo dulce igual si me tomaría, me suelen dar bajones de azúcar y ya sabes como son esas cosas.

Volvió a levantarse y buscó un bote de galletas. Antes solía prepararlas con su abuela pero ahora las compraba en cajas y no se pasaba horas en la cocina. El policía agradeció el detalle y después de hacerle levantarse un par de veces más, fue al grano.


-          Estamos haciendo unas cuantas preguntas a algunos chicos sobre la fiesta que hubo anoche en la casa de los Fairchild, me han dicho que estuviste allí.

-          Si…

Alidaen juntó las manos en el regazo y se preparó para lo que viniese. Pero el policía parecía bastante tranquilo.

-          ¿Puedes contarme lo que pasó?

No quería hablar de ello, le avergonzaba lo ocurrido y tampoco quería que Thaerion quedase envuelto en todo aquello. Pero ¿qué sabían? Y ¿qué podía hacer ella para que él no quedase como el malo de la película? Quizás confesando que él había intentado protegerle de aquellos chicos se librase de una buena bronca, al fin y al cabo Dean y los demás eran los verdaderos culpables de todo.


-          Dean es un capullo – soltó entre dientes, pensando en voz alta.

El policía se quedó mirándola y se echo a reír ante la anonadada mirada de la chica.

-          Si, me han dicho que el chico bebió más de la cuenta, pero le han dado una buena paliza. Lo que quiero saber es qué sabes tú del responsable de aquello.

Alidaen le miró a los ojos.


-          Dean es el único responsable, se merecía lo que le pasó – contestó cortante.

-          Jovencita, nadie merece una paliza así. Al menos sin motivos – esto ultimo lo murmuró por lo bajo para que no la escuchara, pero Alidaen tenía un buen oído.

Motivos tenía de sobra, de haber podido ella habría hecho lo mismo, al menos ganas no le faltaban.


-          Mira, sé que la cosa es aun reciente y no te apetece hablar de ello, – el policía decidió sincerarse con ella y tratar de tranquilizarla un poco – pero he escuchado rumores sobre lo ocurrido y mi deber consiste en averiguar qué ocurrió exactamente para que ese chico acabase en el Hospital. De momento sus padres no han denunciado la agresión…por lo que sólo estoy aquí de paso. Pero sabes que este es un pueblo pequeño y que todo se sabe tarde o temprano.

Ella bajó la mirada pensativa. Estaba a punto de confesar cuando alguien más entró en casa aprovechando que la puerta estaba abierta.

-          Entonces será mejor que vuelva si se lleva a cabo dicha denuncia, sheriff Rhodes – sugirió Herald.


-          Lehmman – el hombre se levantó como si tuviese un resorte en el culo, Alidaen se había dado cuenta de que la gente solía reaccionar así ante la presencia de Herald – está bien, ya nos veremos, supongo.

El policía se despidió amablemente y con cierto nerviosismo, no sin antes agradecer a Alidaen su hospitalidad. Al cabo de unos minutos, los dos se quedaron a solas. Su gesto sereno desapareció al cerrarse la puerta.

Música: RED - Pieces


-          ¿Estás bien Alidaen? – preguntó dando un paso hacia ella.

No parecía molesto, pero si muy preocupado. Sus ojos verdes la observaban con atención en busca de alguna herida visible, dándose cuenta al ver el gesto de la joven que éstas eran solo internas, pero mucho más graves de lo que pensaba.

A veces tenía la sensación de que Herald podía ver en ella cosas que los demás eran incapaces de advertir.

-          ¿Te ha tocado alguno de esos niñatos?


Se mordió el labio inferior intentando reprimir las lágrimas. Había tenido suerte, mucha suerte. Y cuanto más recapacitaba sobre lo ocurrido más consciente era del peligro que había corrido en aquel sótano por culpa de su ingenuidad.

-          Lo siento…- Alidaen se abalanzó sobre él, aferrándo las manos a su espalda mientras sollozaba y le pedía perdón por haber sido tan estúpida – siento haberle engañado, yo sólo quería…solo quería…

-          Alidaen…

Herald abrió los ojos sorprendido. Era la primera vez que ella le abrazaba de esa forma, y aquel gesto lo desarmó. Haciéndole sentir una ternura hacia ella que borró al instante su enfado y su miedo a perderla.


En el tiempo que la conocía siempre habían mantenido las distancias entre ellos, a pesar de que a veces había gestos que demostraban el aprecio mutuo que sentían. Pero aquel abrazo expresaba mucho más que cualquier otro, en ese abrazo por primera vez ella le confesaba su necesidad de ser protegida, de querer que velase por ella.

Tampoco pedía nada más, era mucho más de lo que había esperado tras perder a su primera esposa. Y viviría para cumplir aquella silenciosa promesa, para protegerla y resarcir los pecados del pasado.

No había podido proteger a Lithiel, su único amor, pero en aquella ocasión daría la vida si hiciese falta por mantener a salvo a esa pequeña ninfa de todo aquel que pudiese dañarla.

-          Tranquila, todo irá bien – susurró acariciando su pelo con suavidad.

-          Herald…


Él la estrechó con más fuerza, sintiéndose dichoso al escuchar su nombre sin ningún título o apellido falso delante. Simplemente su nombre.

-          ¿Si? – preguntó con un nudo en la garganta.

-          Por favor, no me deje sola.

-          Nunca. Te lo prometo.

Alidaen suspiró aliviada.

sábado, 26 de mayo de 2012

Nueva ficha de personaje y apariencia ^^

Y aquí tenemos la última ficha de los Laremion que me faltaba, la de la hermana de Thaerion.

Como veis ha sufrido un cambio bastante brusco, pero como comenté por Facebook no estaba muy convencida con el modelo femenino que usé para la antigua Tanathya, así que ya llevaba tiempo queriendo cambiarla.

Esta nueva sim se ajusta mucho mejor a la visión que tengo del personaje, y se parece bastante más a sus hermanos, sobre todo a Kheran ya que si os fijáis es el mismo personaje pero en versión femenina y algo modificado xD

También le he cambiado las cicatrices aprovechando que he encontrado nuevas y muy chulas.

Y eso es todo, ahora mismo no sé cual será la próxima ficha que suba así que si tenéis alguna preferencia ya sabéis, no dudéis en decirme si queréis alguna en concreto ^^

¡Besazos!

PERSONAJES: Tanathya Laremion



¡Deja de lloriquear y desenvaina tu acero, nenaza!

Rasgos Generales:

Nombre real: Tanathya Laremion (en confianza la llaman Tanya)
Edad: Aproximadamente unos 150 en el comienzo de la serie.
Raza: Vanar.
Origen: Édora (Shelüne)
Signo: Tauro
Color: Depende del color de la sangre que tengan sus enemigos, prefiere el rojo de los Dalar pero no le hace ascos al resto.
Música: BSO's épicas.
Comida favorita: Higadillos en salsa xD
Trabajo: Capitana de la guardia.
Aparece por primera vez en…Relato Marcado y Maldito
Familia: Laremion. Thaerion (hermano), Kheran (Hermano), Theran (Hijo), Rethan (Padre), Erailne (Madre), Thalassia (Madrastra)

Rasgos físicos:

Altura: 1, 70 m.
Peso: 70 kg.
Ojos: Rojos.
Cabello: Negro.
Detalles: Tanathya es una mujer que impone con su presencia y suele estar en un estado permanente de mala leche (como su padre). A pesar de ser una mujer con estatura media y un cuerpo en apariencia delicado, es todo músculo y fuerza bruta. Su arma preferida es el espadón o la lanza de caballería por lo que posee unos brazos y hombros potentes y acostumbrados a cargar con grandes pesos. No tiene un gramo de grasa, es bastante delgada y sus músculos aunque marcados no llegan a resultar anti estéticos, está bien proporcionada. Apenas tiene pecho y suele llevar el pelo bastante corto por lo que a veces la confunden con un hombre. No muestra demasiado interés en su aspecto físico y no le gusta vestir como una dama, de hecho envuelta en placas y armada es como más cómoda se siente, pero aun así su belleza raramente pasa desapercibida como ocurre con sus hermanos. Tanathya muestra con orgullo las numerosas cicatrices y marcas que la batalla ha dejado grabada en su piel. Su gesto ceñudo no suele invitar a los hombres a acercarse a ella (a no ser que quieran recibir una somanta de palos a cambio).

Rasgos de personalidad:

Atlética: Tanathya es una mujer adiestrada para el combate como cualquier Laremion. De los tres hermanos es la que más se ha centrado en armas pesadas como el espadón o la lanza, y prefiere la potencia a la rapidez (Thaerion) o la defensa (Kheran). Su estilo de lucha es muy parecido a su padre.

Entregada a su familia: Aunque no sea una persona muy dada al diálogo ni cariñosa siempre ha sentido adoración por su familia y es muy protectora con sus hermanos y actualmente con su hijo, con el que peca a veces de ser demasiado controladora. Adora a su padre y para ella es un modelo a seguir.

Gruñona: Tanathya ha heredado el mal carácter de Rethan. Es muy fácil provocarle y hacerle enfadar y hay personas (como su hijo) que son especialistas en hacerle soltar humo por las orejas. En cambio con sus hermanos se lleva bastante bien, incluso con Thaerion, quién solía provocarla pero también sacar su lado más tierno (aunque a solas).

Nada coqueta: Intentar ligar con Tanathya es casi una misión suicida. No le gusta el coqueteo y se cansa enseguida de bobadas, es una persona directa a la que generalmente no le gusta que la traten como a una dama. No le agrada arreglarse ni preocuparse de su pelo o su ropa. Y prefiere un halago sobre su forma de luchar que sobre su aspecto.

Sueño Profundo: Aparte de luchar, Tanya adora dormir. A pesar de ser Vanar duerme casi tanto como un humano (a veces más) y despertarle es casi tan peligroso como echarle un piropo barriobajero, y difícil, pues duerme como un tronco. Aun así cuando le toca hacer guardias puede estar bastantes horas despierta.

Cualidad especial: Poderes comunes entre Vanar (vuelo, inmortalidad, resistencia a enfermedades, etc). Su poder especial como elegida del dios Vaehnar es la potencia y la carga. Puede imbuir con poder divino sus ataques y hacer combos mortales con su espadón. Sus collejas deberían contar como arma mágica.

Le gusta: La batalla como a todo buen Laremion. Dormir a pierna suelta. Le gusta leer, sobre todo novelas históricas y relatos épicos. Siente una pasión oculta por Conan, al que descubrió gracias a los comics que su hermano Thaerion solía esconder bajo su cama (ella cree que existe realmente). También le gusta leer de vez en cuando novelas románticas con alto contenido erótico, aunque esto es algo que NUNCA dirá en voz alta (el único que conoce esta debilidad es Thaerion y su buena paliza que le costó en su día). 

Odia: Que la menosprecien por ser mujer, a pesar de que esto a veces es una ventaja a la hora de enfrentarse a sus enemigos (que suelen acabar ensartados antes de darse cuenta de su equivocación). Le aburren mortalmente las charlas banales, cenas por compromiso y en general cualquier evento social que precise algo de etiqueta. No le gustan las muestras de afecto público (y a veces ni siquiera privadas) ni las muestras de debilidad. No le gusta tener que comportarse como una dama en determinadas ocasiones y ODIA llevar vestidos. Aborrece las armaduras que algunos herreros hacen para poner cachondos a los tíos y no protegen NADA (ya sabéis herreros del mundo, cuidado con lo que intentáis venderle a la chica), es de las personas que piensan que si se lleva armadura es para llevarla bien o se va en pelotas. No le gusta que intenten coquetear con ella. Odia a los Dalar.

Defectos: Su mal genio y falta de paciencia la convierten en una persona con un carácter difícil que suele provocar bastante temor. Aquellos que la conocen no se atreven a decir nada que pueda enfadarla y los que no lo hacen suelen sentirse intimidados por ella. Puede llegar a ser bastante violenta. Es muy sobreprotectora y posesiva con su único hijo, lo que hace que Theran desee a veces alejarse de la familia y meterse en líos. Le cuesta mucho abrirse a las personas, aunque esconde un buen fondo.

Virtudes: A pesar de su carácter es una gran madre que se desvive por su hijo y es capaz de hacer locuras por él. Puede llegar a ser bastante permisiva con su hermano y a pesar de todo es de las pocas personas de su familia que le entiende, el problema es que siempre ha sido muy cerrada para demostrar que Thaerion siempre le ha importado. Cuando bebe se convierte en el alma de las fiestas, dejando de lado toda su agresividad (al menos hasta que se enteró de que Adaron le colaba alcohol en su bebida para mejorar su estado de ánimo).

BIOGRAFÍA:

Pasado:

Desde su nacimiento Tanathya demostró estar hecha para la batalla por la guerra que dio a su madre y las sirvientas para venir al mundo. Siempre fue una niña con mucho carácter que se negaba a hacer lo que las demás y prefería entrenar con los hombres a quedarse con su madre en casa. Algo que su padre aceptó con gran orgullo a pesar de las reticencias de Erailne.

A corta edad comenzó a acompañar a la guerra a su padre y hermano y no tardó en ser conocida no sólo por ser una Laremion e hija de un General, sino también por ganarse con méritos propios el apodo de la Dama de Acero, una guerrera implacable capaz de doblegar a un hombre sin esfuerzo.

Superó la prueba que Vaehnar impone a sus elegidos con bastante facilidad y alcanzó su inmortalidad a los veinticinco años, por lo que su apariencia es la de una muchacha bastante joven.

Al igual que Rethan, el exilio de Édora no sentó demasiado bien a la guerrera y los años que pasaron en Riverview fueron para ella una tortura, al menos al principio.

Pero gracias a su hermano menor pudo llevar mejor la falta de combate, descubriendo en secreto y gracias a él su pasión por la lectura y su curiosidad hacia la tecnología de ese mundo. Pelear con Thaerion servía como método para desestresar y el entrenamiento con Rethan y su hermano mayor como calmante, pero aun así echaba demasiado de menos la batalla y temía por los suyos (Vanar), al no estar presente para poder pelear junto a sus hombres en la guerra contra los Dalar.

La muerte de su madre, al igual que para todos, fue un golpe muy duro. Pero ella nunca pudo culpar a Thaerion de lo ocurrido, pues sabía lo unido que había estado siempre a Erailne y lo injusto que era hacerle responsable de su pérdida.

Cuando volvieron a Édora, Tanathya fue la única persona de la familia que aceptó a Thaerion como uno más, y cuando nació su primer hijo (esta es otra historia) fue a la persona que dejó al cargo de su cuidado.

Ser madre hizo que Tanathya entendiese por primera vez la necesidad de Erailne de proteger a sus hijos y su dolor al pensar que éstos crecen para servir en la guerra, y quiso que Thaerion le inculcase parte de su amor por el arte con la esperanza de que Theran se pareciese un poco a él.

Pero no fue el carácter tranquilo y artístico de su tío lo que llamó la atención a su hijo, sino su deseo por lo prohibido, y también su lado algo rebelde y aventurero. Rasgos que él heredó pero en mayor medida, convirtiéndose desde muy corta edad en una pesadilla para Tanathya, que se pasaba el día preocupada por su seguridad y apenas podía centrarse en su trabajo.

Pero ese carácter rebelde venía sobre todo por parte de su puñetero padre, aparte de algunos rasgos más de los que no estaba en absoluto orgullosa, como su manía de tirarle los trastos a todo lo que se movía y hacer bromas estúpidas en los momentos menos adecuados.

Durante varios años intentó ser ella la que se encargase de su educación, pero pronto se dio cuenta de que su carácter y falta de paciencia no eran buenos para el cuidado de su hijo. De hecho su sobreprotección fue la que provocó que Theran huyese de casa para enrolarse en un barco pirata.

Desesperada, pidió ayuda a Thaerion, que en aquella época era uno de los mejores espías de la capital y su trabajo, entre otros, consistía en encontrar gente desaparecida. Y gracias a él logró tener a Theran en casa sano y salvo (e inmortal).

A partir de entonces se dio cuenta de que lo que realmente sabía hacer bien era repartir ostias y que su hijo era un caso perdido como su padre, y volvió a centrarse en su trabajo como miembro de la guardia. Recuperó su puesto como capitana y dejó a su hijo más a su aire, aunque le obligó a meterse en el ejército con la vana esperanza de que aprendiese algo de disciplina.

Presente:

Al igual que del resto de Laremion no se sabe que ha sido de Tanathya, pero se supone que sigue en Édora batallando contra los Dalar y pegándole collejas a su hijo para que espabile.

CURIOSIDADES:

Voz del personaje:

Jennifer Hale (Comandante Shepard – Mass Effect)

Adoro al personaje y la voz de la actriz de doblaje que hace de Shepard. Está en inglés pero no he encontrado una en español que pudiese quedarle bien y esta pega bastante con la forma de hablar y el tono de voz autoritario de Tanathya. Os dejo un vídeo con algunos ejemplos que la representarían perfectamente xD
Si fuese real sería cómo…

Rachel Weisz (Actriz):

Sé que es difícil verla en el papel de una guerrera como Tanathya, pero no se porque me ha entrado en la cabeza que esta nueva versión del personaje le da un aire a la actriz. Además creo que el tipo de belleza de Rachel (rostro) pega bastante con ella, ya que a pesar de poder partir a un tío por la mitad tiene un rostro tan angelical como sus hermanos. Y bueno...es una de mis actrices favoritas, tenía que meterla en algún lado xD

Origen del personaje:

Tanathya fue otro de los numerosos personajes que creé en el Aion cuando hice a la familia Laremion, pero su nombre y la idea inicial surgió gracias a un amigo que conocí en la época que creé a Alidaen. Era una princesa dragón esposa del príncipe del reino donde se desarrollaba la partida. En realidad Tanathya fue el primer nombre que tuvo Alidaen, pero me gustó y lo guardé para mis otros personajes.

En mis historias Tanathya solía ser una guerrera pelirroja disciplinada y seria, pero cuando creé a los Laremion le cambié tanto la apariencia como la personalidad hasta lo que es hoy en día.

Fuentes de inspiración:

Kitiara Uth Matar (Dragonlance):

Los amantes de la saga Dragonlance conocerán muy bien a Kitiara. Una de las grandes figuras femeninas de la saga y de los mejores personajes malvados que se han creado, bajo mi punto de vista. Aunque Kitiara es demasiado traicionera y Tanathya no podría clasificarse como un personaje malvado, si les veo cierta similitud sobre todo en lo de tener cierto rango en el ejército y ser un personaje femenino peligroso y muy fiero con sus enemigos.

Físicamente se parecen bastante.

Comandante Shepard (Mass Effect):

Por fin una protagonista femenina como dios manda, creo que de las pocas mujeres de un video juego que no ha sido creada para convertirse en un icono sexual, sino que mantiene un rol bastante equitativo con la versión masculina (aunque nos hayamos quedado casi sin romances al final de la saga en comparación con los MaleShepard ¬¬).

Comandante, espectro y la heroína que debe acabar con la amenaza de los Segadores, teniendo que relegar siempre a un segundo lugar sus deseos personales por el bien de la galaxia.

Es un ejemplo que le queda bastante grande al papel de Tanathya en las novelas, pero guarda mucha similitud con el carácter de este personaje y es uno de los que más me han inspirado a la hora de interpretarla. Tanathya se parecería a la versión renegada de Shepard, que es más bruta que un arao.

Os dejo también un vídeo para que se vea en acción:
Black Athena de StandAlone-Complex:
Estoy enamorada de este dibujo, y en general de los personajes femeninos que este dibujante ha plasmado en su galería. Esta es una de las imágenes que encontré buscando alguna guerrera que pudiese parecerse a Tanathya, solo que aquí sale con el pelo más largo. En las novelas tendría un aspecto muy parecido, pues está centrada en la época en la que Tanya empezó a intentar mostrarse un poquitín más femenina (antes de ser madre). Además el tono de piel grisáceo sería el verdadero color que tendrían los Vanar y vanarian (como Thaerion).