domingo, 4 de noviembre de 2012

Capítulo XX subido ^^

¡Buenas tardes/noches!

Después de unas cuantas semanas aquí os traigo la primera parte del siguiente capítulo. En esta parte sigue viéndose desde el punto de vista de Alidaen pero ya en el siguiente lo narrará Thaerion, que se de algunas que están deseando que vuelva a salir ;)

Espero que a pesar del tiempo de espera os guste el capítulo y sigáis leyendo la historia, adoro poder seguir leyendo vuestros comentarios y a pesar de que mi tiempo está mucho más limitado para poder contestarlos ya sabéis que los tengo muy en cuenta para futuros capítulos y siempre me animan. A ver si encuentro un hueco para poder ir contestando a todos uno a uno, pero ya sabéis que si necesitáis algo o tenéis una duda os podéis poner en contacto conmigo vía email y así os responderé cuanto antes.

¡Un beso enorme a tod@s y gracias como siempre por pasaros por aquí y leer!

Capítulo XX: Vidas Paralelas I

(PRIMERA PARTE)
(Bridgeport – 13 Febrero 2011)


Aquella noche dormí de un tirón, pero al levantarme no me sentí demasiado bien y decidí ir a que me diese un poco el aire a la terraza.

Cuando llegué encontré a Janne de pie contemplando la ciudad desde lo alto del edificio.


-          Buenos días - saludé - veo que eres madrugador.

Janne siguió con la vista clavada al frente.

-          Suelo venir aquí todas las mañanas antes de que la ciudad despierte.

Di varios pasos hacia él y me coloqué a su lado. La ciudad se veía hermosa aquella mañana, hacía sol y ya podían verse en la calle a las primeras personas que habían decidido madrugar un domingo para dar un paseo. No había muchos coches, y la ciudad parecía más clara que otros días sin el humo por todas partes.

-          ¿Te gustan las vistas?

Él tardó un poco en contestar.

-          Antes las odiaba…- confesó con la mirada perdida – pero con el tiempo llegué a acostumbrarme a ellas. Las ciudades crecen deprisa.

Aún me costaba creer que tuviese ante mí a una persona que había vivido mucho antes de que aquella tierra fuese edificada.


-          Pero echas de menos como era antes ¿verdad?

-          Si.

-          Debe ser duro para ti verlo así ahora…

-          Es difícil ver como aquello que amas cambia ante tus ojos irremediablemente.

A pesar de la calma de su gesto podía notar el dolor que encerraban aquellas palabras. Y entendí lo desdichado y sólo que debía haberse sentido durante tantos años.

No quería ni pensar lo duro que tenía que haber sido para él vivir la tragedia de su pueblo, perder a todas las personas que amaba mientras él seguía inmutable al paso del tiempo.

-          Sithan…- al pronunciar su verdadero nombre apartó la mirada de la ciudad para clavarla en mí - ¿puedo preguntarte algo?

-          Claro Alidaen – contestó suavizando su gesto para infundirme confianza – pregunta lo que desees.

-          ¿Alguna vez…has amado a alguien?


-          He amado a muchas personas a lo largo de mi existencia – contestó.

-          Me refiero a…si alguna vez has amado a una mujer de una forma más… – murmuré algo cortada – romántica…por así decirlo.

Él pareció meditar la respuesta unos segundos antes de contestar con calma.

-          He experimentado varias veces el amor carnal por una mujer, y he deseado a muchas otras – hizo una pausa para contemplar mi reacción antes de continuar – pero supongo que te refieres a otro tipo de amor.

Asentí.

-          No, nunca he amado a una mujer – contestó.

Apenas podía mantener su mirada, así que decidí suavizar la conversación con una de mis estúpidas preguntas.

-          ¿Y a un hombre?

Sirvió, pues se echó a reír mostrando una hilera de dientes blancos en contraste con su piel oscura. Noté que sus caninos eran más gruesos y afilados de lo normal, y volví a preguntarme si no estaría emparentado con los vampiros.

-          Tampoco a un hombre.


Sonreí sintiéndome reconfortada al ver su reacción. Era agradable saber hacerle reír de vez en cuando. Pero la risa no duró mucho, pues enseguida volvió a ponerse serio para esta vez hacerme él la misma pregunta.

-          ¿Y tú Alidaen? ¿Has amado alguna vez?

La intensidad de su mirada hizo que se me trabasen las respuestas.

-          S-si…- contesté escuetamente.

-          Sigues amándole ¿verdad?

Volví a asentir, esta vez agachando la mirada.


-          Pero él a mi no – contesté - o al menos no de la misma forma.

Hubo un silencio entre nosotros antes de que él volviese a hablar.

-          Puede que aun no lo sepa, o que aun no esté preparado para hacerlo.

-          ¿Y qué crees que debería hacer al respecto? – pregunté con un deje dolido en mi voz -¿Esperarle?

-          Me temo que eso es algo que depende sólo de ti, de lo que tú desees.

-          Sólo sé que no deseo seguir esperando algo que nunca llegará.

Janne alzó la vista al cielo y cerró los ojos pensativo.

-          Llegará…Alidaen. Antes de lo que esperas.

***

Después de comer no me sentí mucho mejor, tenía el estómago cerrado y apenas podía tenerme en pie de lo cansada que estaba.

“Puede que esté cogiendo un resfriado”

La verdad es que me apetecía poder pasar la tarde tranquila viendo una película en casa, pero por un día que tenía una excusa decente para salir de la Compañía decidí hacer un esfuerzo y empezar a prepararme a tiempo para la llegada de Francessco.

Fran acudió muy puntual con un par de botellas de dos litros de Coca Cola y comida basura para alimentar a todo un regimiento de osos hambrientos.


-          Se supone que yo me encargaría de la comida.

-          No te preocupes, si sobra algo descuida que mis compañeros de piso se la zamparan en cuanto la vean.

-          ¿Pero qué llevas allí? ¿Acabas de asaltar el Burger King o es mi imaginación?

-          Les he pedido que me den un poco de todo lo grasiento que había en el menú.

-          Ahora es la parte en la que yo te digo que soy vegetariana y me matas.

-          ¡No jodas!

Me eché a reír al ver su cara de susto.

-          Mira que pensé en pedir el menú con la ensalada augusto esa…

-          Es broma hombre – le tranquilicé cogiendo una de las bolsas para ayudarle – disfruto de la comida grasienta casi tanto como de un buen puchero.

Realmente llevaba semanas sin comer apenas pues todo me caía mal en el estómago, pero no quería que lo supiese y se preocupase así que omití ese detalle para poder disfrutar de la sesión de cine zombie a gusto.

Fuimos caminando hasta su piso, que se encontraba a unos diez minutos de la Compañía, y al llegar me enseñó su cuarto y presentó a uno de sus compañeros, que casualmente estaba a punto de marcharse cuando llegamos.


Era un piso de tres habitaciones bastante acogedor, su cuarto olía a limpio y no estaba muy desordenado, supuse que ese mismo día había hecho limpieza pues aun estaba el cubo de la fregona en el pasillo. Tenía la cama pulcramente hecha con sábanas de cuadros grises y negros y un montón de posters, comics, libros de rol y figuritas de juegos, personajes de películas y superhéroes.

El salón no era muy grande y el sofá tenía la marca perfecta del culo de alguien muy pesado en el asiento derecho. Me senté en el lado contrario por si el dueño del socavón aparecía por la puerta y se sentía ofendido, y nos preparamos para nuestra sesión de cine y comida basura.


Música: The Cure - Friday Im In Love

Francessco había hecho una gran recopilación, empezando por los grandes clásicos de Romero, sus remakes más actuales y unas cuantas más cada cual más absurda, terrorífica y divertida. Una de mis favoritas era Shaun of the Dead (o Zombies party), que ya había visto un par de veces anteriormente, por lo que quedó en el montón de las películas que veríamos juntos en otro momento.

En total nos dio tiempo a ver cuatro películas de las muchas que había en el montón. Un clásico: Dawn of the Dead. Otra que me encantó a pesar de que los zombis (o infectados en este caso) corrían en vez de gemir y caminar torpemente como dios manda: 28 días después. El remake del Amanecer los muertos y una bastante cutre en la que casi me quede dormida (también por las horas que eran y el exceso de comida) llamada “Una de Zombis” dirigida por a saber qué director español.


Mi estómago a esas alturas pedía a gritos un lavado (y centrifugado si hacía falta) y el exceso de cafeína en las venas me tenía en un extraño estado entre la hiperactividad y la modorra. Así que cuando llegamos a la cuarta los dos estábamos en un estado semivegetal en el sofá sin dejar de reír y bromear sobre lo absurdas que eran algunas de las pelis que habíamos visto últimamente.

Estar con Francessco me encantaba, su presencia no suponía ninguna amenaza para mí gracias a su sencillez y franqueza. Pero al final de la noche el ambiente cercano que se había creado entre nosotros comenzó a confundirme un poco.

Eran aproximadamente las dos de la mañana cuando dejamos de ver la última película y nos dedicamos a charlar sobre trivialidades. Hasta que salió el tema de los vampiros.

-          Bueno…y cuéntame ¿cómo llevas tu búsqueda de vampiros? ¿Has clavado ya alguna estaca?

-          ¿Cómo? – la pregunta me pilló por sorpresa, normalmente la habría tomado a broma, pero tras saber que eran reales cada vez que salía un tema se encendía una especie de alarma en mi cerebro que me incitaba a evadir el tema enseguida – N-no…claro que no…¿Por qué debería hacerlo?

-          No me digas que eres de las que prefieren que le muerdan.


-          Ni de coña, le tengo demasiado aprecio a mi sangre. Y eso de que me abran la garganta con unos colmillos afilados no es que me agrade demasiado. ¿A qué viene esa pregunta? No me digas que para la próxima me vas a invitar a un maratón de pelis de vampiros.

Francessco sonrió de medio lado y se acomodó en el sofá, salvando de forma mal disimulada la distancia entre nosotros.

-          ¿Te gustaría? Tengo unos cuantos bodrios infumables en mi cuarto que igual son de tu agrado.

-          ¡Oh! ¿Tan mal gusto te parece que tengo?

-          Bueno…he visto algunos de los títulos de tus novelas favoritas...y veo que estás muy puesta en el tema vampírico.

-          No me agradan los vampiros – me defendí.

-          ¿De verdad? – arqueó una ceja – pues para no gustarte parece que te encanta informarte sobre ellos. ¿Por algún motivo en especial?

-          Pues…- no sabía qué decir.

-          Las Sombras.

-          ¿Las Sombras?

-          ¿Recuerdas cuando te ayudé a buscar información sobre el supuesto asesino del Horny Shark? Hablaban de una especie de secta que se llamaba así.


La organización donde supuestamente Thaerion, o “Halcón” trabajaba.

-          Si…- contesté mirando el frente pensativa – Pero ya se descubrió cual fue el verdadero asesino, ya no tiene importancia.

-          ¿Y no te parece raro que el asesino apareciese asesinado poco después?

-          Por un ajuste de cuentas – apunté intentando zanjar el tema.

-          Eso dicen, pero he estado informándome ¿sabes?

-          ¿Sobre qué? No me digas que has estado metiéndote donde no debías.

Francessco me miró con cara de inocencia.

-          En realidad no ha sido mucho lo que he descubierto. Pero creo que no me equivocaba al pensar en que hay algo raro detrás de esas “Sombras”. Creo que es una célula de espionaje secreta relacionada con el gobierno, por eso ni el FBI tenían datos sobre ellos. Y que investigan casos relacionados con el tema paranormal.

-          ¿Te das cuenta de la locura que estás diciendo? – pregunté aun sabiendo que el tema paranormal existía realmente y no tendría por qué ser tan descabellada esa idea.
-          No es ninguna locura. Resulta que esa organización trabaja al margen de la ley, es decir…sus miembros pueden hacer lo que les sale de las bolas siempre y cuando sepan mantener el anonimato y la pasma no se entere de sus chanchullos.

-          Todo el mundo sabe lo que ocurrió aquella noche, y también quién es el verdadero asesino. Y eso incluye a la policía…si tan secretos fuesen sus asuntos no habría llegado a oídos ajenos ¿no crees?

-          Porque no han tenido más remedio. He estado investigando a ese inspector que se encargó del caso…- hizo una pausa para recordar – William Frangman, y resulta que la mayoría de los asesinatos que ha investigado en los últimos seis meses tienen lagunas por todas partes, que él mismo se ha encargado de taponar con información que no es del todo veraz. Además casi todos sus casos trataban sobre jóvenes desaparecidos, algunos de los cuales encontraron desangrados más tarde.

-          ¿Te has colado en el ordenador de un inspector de policía?


-          Un inspector corrupto – aclaró.

-          Corrupto o no te puede caer una buena por algo así - contesté preocupada.

-          Lo sé, pero quería ver si lograba aclarar algo más sobre lo ocurrido en el bar donde trabajabas. Para ver si te servía de más ayuda…parecías muy interesada.

Francessco bajó la mirada algo tímido al decir esto último.

-          Pero te dije que no buscases más, no quiero que te metas en ningún lío por mi culpa – inquirí con rotundidad - Y vas por el camino.

-          Podrías haber sido tú Alice – dijo alzando la mirada con el ceño ligeramente fruncido por la preocupación.

-          En ese caso no me habrías conocido ¿Cuál es el problema?

-          El problema es ese mismo - contestó, entonces alzó la vista para mirarme directamente a los ojos de una forma muy parecida al día que me abrazó – que no te habría conocido.


Empecé a notar que las cosas se ponían un poco tensas entre nosotros, vi que la mirada de Francessco se posaba en mis labios unos segundos antes de volver a perderse en algún punto lejano en la pared.

-          No quiero que vuelvas a meterte en el ordenador de ese poli ¿entendido?

Quería aclarar ese tema y dejarle claro que no me apetecía nada que se metiese en líos, no quería que descubriese la verdad sobre lo ocurrido y verle envuelto en ese mundo por mi culpa. Pero él no estaba muy por la labor de continuar hablando de ello y no llegó a prometerme nada.

Y la verdad es que enseguida me olvidé de ello. En cuanto escuché de sus labios las palabras que al parecer llevaba ensayando por su tono acelerado y nerviosismo.

-          Sé que no nos conocemos mucho pero…en este tiempo me he dado cuenta de la suerte que tuve el día que mi primo me pidió que le hiciese un favor a una de sus amigas. Al principio pensé que sería otro de sus ligues y no le hice mucho caso, pero me alegra que al final me convenciese. Y también haberme equivocado en eso último.


Fijé la vista en su tímida sonrisa y el pequeño hoyuelo que se formaba en su mejilla al sonreír mientras pensaba en lo cercanos que estaban nuestros cuerpos y lo fácil que sería dar un nuevo paso que me ayudase a rehacer mi vida lejos del recuerdo de Thaerion.

-          Eres una chica estupenda Alice…- continuó – disfruto muchísimo cuando estamos juntos.

-          Yo también disfruto mucho de tu compañía – contesté con sinceridad.

-          Me gustaría…- hizo una pequeña pausa para encontrar las palabras adecuadas – poder pasar más tiempo contigo…y conocerte mejor.

Francessco me miraba con una mezcla de fascinación y miedo, supe por su gesto que se debatía entre besarme o no, pero que no se atrevería a dar el paso por miedo a ser rechazado. Por un momento estuve a punto de hacerlo, pero mi lengua fue más rápida que yo y solté lo primero que vino a la cabeza.


-          Claro, podemos quedar para ver más pelis otro día.

Sabía que no se refería a eso, pero mi mente parecía querer luchar contra la necesidad de olvidarme de Thaerion en los brazos de otro hombre.

Me levanté de un salto del sofá y comencé a recoger los restos de comida y cartones sucios de forma compulsiva bajo la atónita mirada de Fran.

-          Eeeh…si – contestó más cortado que antes – estaría…bien.

Se puso a ayudarme y aunque chocamos en la cocina torpemente en un par de ocasiones ninguno de los dos hizo el amago de acercarse al otro más de lo necesario.

Tras recoger todo miré el reloj y decidí que era una buena hora para volver a la Compañía.

-          Debería volver ya, se ha hecho tarde y no quiero preocupar a nadie.

-          Creía que saldrían esta noche.

-          Si…pero Janne es de lo que se recogen pronto y ya sabes lo protector que es a veces.

Vi que Fran fruncía el ceño al nombrarle.

-          ¿Puedo hacerte una pregunta?

-          Claro, dispara.

-          ¿Hay algo entre Janne y tú?

-          ¿Por qué todo el mundo pregunta lo mismo? – inquirí sorprendida – No somos pareja si a eso te refieres, sólo somos buenos amigos.


-          Saltó por la ventana de tu cuarto la noche que desapareciste para ir a buscarte – me informó mirándome fijamente – los buenos amigos usan las puertas. Y también se ponen abrigos para salir en pleno invierno.

Parpadeé varias veces mientras la imagen mental de Janne saltando por mi ventana se abría paso por mi cabeza.

-          Emmm…

No supe qué decir.

-          Déjalo, no hace falta que digas nada. Si fuese tu yo también caería rendida en sus brazos, seguro que puede doblar barras de acero como Bender y quedarse tan pancho.

-          Te repito que no hay nada entre nosotros. Sólo quiere protegerme, por extraño que pueda parecer no todos los tíos buscan sexo como recompensa por sus hazañas.
Por increíbles que éstas fuesen.

Comenzaba a sentirme algo incómoda al ver tantas veces la palabra sexo entremezclada con mis pensamientos o conversaciones sobre Janne, y también de tener que explicar a todo el mundo lo mismo. El problema es que no sabía si me molestaba por el hecho de tener que repetirme o porque fuese así realmente.

Decidí que ya era hora de irme y tras asentir con la cabeza Francessco me acompañó en el camino de vuelta.

No hablamos mucho, pero nuestras miradas se encontraron varias veces, él estaba muy pensativo y parecía querer romper el silencio en cualquier momento.


Aun así no lo hizo hasta llegar a la puerta de la Compañía, donde yo me dispuse a sacar las llaves para abrir y darle las buenas noches y agradecerle la agradable velada.

-          Me lo he pasado muy bien – dije girándome hacia él con una grata sonrisa – gracias por invitarme y acompañarme de vuelta.

-          Yo también – contestó devolviéndome la sonrisa – espero que repitamos pronto.

-          Cuando quieras. Por cierto…¿vendrás mañana al recital?

-          Por supuesto, no podría perderme a mi elfa favorita cantando para el público.

-          Voy a hacer el ridículo…

-          No digas tonterías – me puso una mano en el hombro dándole un par de palmaditas para animarme – lo harás de maravilla.

-          ¿Cómo lo sabes?

-          Porque te he visto ensayar.

-          ¿De verdad? ¿Cuándo?

Francessco se pasó la mano por la nuca en un gesto que solía hacer cuando estaba algo nervioso.


-          Bueno…me pasé para darle algo a mi primo hace una semana y te vi de casualidad.

-          ¿Y por qué no me dijiste nada?

-          Parecías muy concentrada, no quise molestarte.

-          Entonces… ¿crees que lo haré bien?

Él asintió colocando su segunda mano en mi otro hombro mientras me miraba a los ojos.

-          Creo que dejarás a todo el mundo boquiabierto.

-          G-gracias…- murmuré algo intimidada por su cercanía.

-          Alice…

Podía ver sus labios cada vez más cerca, adornados por una sonrisa tímida y sincera. Muy alejada del descaro que mostraban los carnosos labios de aquel que había amado desde que era una cría.

-          ¿Puedo…?

Ninguno de los dos esperamos una respuesta. Él se inclinó hacia mí y yo me incorporé con la punta de mis pies para unir mis labios a los de él, deseando experimentar aquella dulce sensación con otra persona.


Sus labios eran finos y suaves, algo torpes al principio. Poco a poco nuestras bocas se amoldaron hasta convertir aquel tierno beso en uno más profundo y húmedo. La boca de Francessco olía a la menta del chicle que acababa de tomarse.

Era…agradable.

Noté cómo su cuerpo se apretaba contra el mío mientras su lengua exploraba con curiosidad cada recoveco de mi boca en busca de la mía, hice el amago de seguir su juego, pero justo cuando las puntas se rozaron un breve carraspeo seguido de una risita femenina interrumpieron nuestro breve arrebato de pasión. 


Cuando separé mis labios de los de Francessco y giré la vista hacia el lugar de donde vino el sonido a punto estuve de soltar un alarido y caerme de culo al suelo…suerte tuve de tener a Francessco lo suficientemente cerca para poder agarrarme.

-          ¡Buenas tortolitos…!

No sé si sería porque la pronunciación de Violeta en el estado que se encontraba no era muy buena o por mi shock, pero el caso es que no me enteré de lo siguiente que dijo hasta pasados unos segundos.

Sólo tenía ojos para su acompañante.


-          …¡Os presento al nuevo cantante de Ligthning!

Aquellas fueron las últimas palabras que mi cerebro llegó a asimilar antes de ponerme a temblar como un flan y cagarme en los muertos del destino.

¿No querías caldo Alidaen? Pues toma tres tazas...

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