CAPÍTULO XIII.I

❧❃❧ XIII. LA SEÑAL ❧❃❧

❃ (PRIMERA PARTE) ❃

(Bridgeport – 10 de Noviembre de 2010)

♫ Give Me a Sign - Breaking Benjamin ♫

Otro día más, y como cada noche acudí al edificio de las Sombras para hacer mi trabajo.

Por primera vez la carga del deber pesaba sobre mi espalda, y ya no sabía cuánto tiempo podría seguir cumpliendo mi parte.

No demasiado, estaba escrito que aquella noche mi lucha acabase, para bien o para mal.

Llegué a las seis en punto, Serpiente me esperaba para dar por culo como era común en él, pero está vez lo hizo en la entrada del edificio. Quería decirme algo sin que Lobo se enterase, y temí que mi falta de control jugase en mi contra en esos momentos.

No sonreía, pero había una satisfacción en su mirada que era incapaz de ocultar bajo aquella fría máscara tan común en los de su especie. Por una vez me adelanté a sus provocaciones, esperando que acabase pronto para poder seguir mi camino.

- No estoy de humor, ¿qué coño quieres?

- Vaya, por tu cara debo suponer que ya te has enterado – contestó, haciéndose el sorprendido.

Sabía perfectamente que no me había enterado de nada, por eso estaba allí, para ser el primero en dar la noticia.

- ¿De qué hablas? – pregunté sin ganas.

- De lo de tu amiguita. Lo siento mucho.

¿Sentía el qué? ¿Es que Lobo le había contado algo? Le miré confuso sin saber a qué se refería exactamente.

- Oh…así que no sabes de qué hablo.

 - Habla de una vez o cállate y apártate de mi camino, tengo prisa – dije de forma cortante, pasando por su lado para seguir mi camino.

A pesar de las ganas que tenía de joderme la vida esperó unos segundos para darme la noticia, hasta que me adentré en el pasillo principal.

- Lobo acaba de recibir un mensaje, al parecer acaban de cargarse a una camarera en ese bar del puerto... ¿Conocías a la rubia, no?

 Si me hubiese dado la vuelta en esos momentos y visto su gesto de satisfacción le habría desgarrado las entrañas con mis propias manos. 

“Sólo es una broma macabra. Olvídalo”

Seguí caminando sin forzar el paso hasta perderlo de vista, después corrí por el edificio esquivando Sombras hasta llegar al despacho de Lobo.

Hablaba con alguien, una mujer: Avispa, su voz era inconfundible.

- ¿La han encontrado? - preguntó él.  

- Aun no, pero no creo que tarden mucho en darse cuenta.

- Fragman debe darnos algo más de tiempo.

Abrí la puerta de golpe, sin molestarme en llamar.

- Dime que no es verdad – supliqué.

Su mirada fue suficiente.

- ¿Está muerta?

- Halcón, no…

- ¡¿Está muerta?!

- Te dije que te alejases de ella.

- ¡¿Y qué crees que he hecho?! – grité pegando un puñetazo en la puerta.

 Me rompí la mano y las astillas de la madera se me clavaron en los nudillos.

 

Sangré, y mucho. Y por un segundo los ojos de Lobo se posaron en mi mano, con las pupilas completamente contraídas por el ansía de sangre.

No era capaz de respirar, y una bruma rojiza envolvía mi cerebro, volviéndome incapaz de pensar con claridad justo cuando más lo necesitaba. Si hubiese querido habría podido matarme sin pestañear, pero no lo hizo.

Avispa observaba la escena con apatía, a la espera de una nueva orden. O a saber…en el tiempo que la conocía no había logrado sacar nada en claro de esa chica, salvo que no estaba en las Sombras voluntariamente.

 Lobo se puso serio, temiendo que hiciese alguna tontería.

- Tranquilízate…y no cometas ninguna imprudencia.

- ¿Quién ha sido? – pregunté ignorando sus advertencias.

Quería respuestas.

- Aún no lo sabemos.

- ¿Vampiros? – esta vez miré a Avispa.

Ella era humana, y odiaba a los vampiros a muerte, por eso era una de las mejores en su trabajo. De haber sido uno de ellos lo habría sabido, pero no dijo nada.

- Nadie la ha visto aún, acabamos de enterarnos – contestó mi jefe.

- ¿No lo habéis confirmado?

- Aún no.

Entonces quizás ella siguiese viva…

- ¿Dónde?

Lobo ignoró mi pregunta.

 - Avispa, ve con Mantis allí antes de que llegue Fragman con los suyos – después se dirigió hacia mí - Y tú te quedas aquí.

- Esta vez no, Lobo.

 Salí corriendo hacia el único lugar donde sabía que ella podía estar, nadie me detuvo. No iba a permitir que nadie se interpusiese en mi camino, sólo esperaba que no fuese demasiado tarde.

 El bar estaba a oscuras y cerrado. No había signos de que hubiesen entrado a la fuerza, y tampoco había un alma en esa parte del puerto.

Demasiada calma…Pero estaba tan cegado por la ira que ni siquiera me planteé la posibilidad de estar cayendo en una trampa. Un error que no podía permitirme en una situación como aquella.

Un siglo de entrenamiento y enseñanzas mandado al carajo en tan sólo unos minutos.

Subí los peldaños de la escalera de emergencia de dos en dos, guiado por un intenso olor a sangre procedente de la planta superior.

Dejé la sutileza a un lado y abrí la puerta trasera del edificio de una patada, y al verla allí tirada sentí como si acabasen de arrancarme una parte de mi ser.

 No fui capaz de mirarlo durante más de un segundo. Le habían disparado a bocajarro en la cabeza, y bajo aquella maraña de sangre y los restos destrozados del que había sido el rostro más hermoso que había visto nunca sólo alcancé a distinguir algunas hebras de cabello dorado.

Aparté la mirada y cerré los ojos con fuerza mientras trataba de pensar con frialdad, ver un poco de luz en medio de la bruma a pesar de la angustia que atenazaba mi cuerpo y me mantenía inmóvil frente a su cadáver.

Pero el dolor era demasiado intenso, mis fuerzas flaquearon y caí al suelo de rodillas. Sentí el tacto viscoso y cálido de su sangre bañando mis manos, y me obligué a levantar la vista de nuevo para buscar alguna pista que me llevase hasta el responsable.

 Entonces la vi.

Aún con la vista nublada reparé en la señal.

“El colgante…”

 Oí la puerta abrirse en ese mismo momento...

-          ¿…Valo?

(Comentario sobre este capítulo)