sábado, 5 de noviembre de 2011

RELATO: Golpes del Destino II

(SEGUNDA PARTE)


Desde aquel día en el bosque, Thaerion acudía siempre que podía a ese lugar para verla sin que ella se diese cuenta.

-          ¡Soy un hada! ¡temedme!
  
Al principio lo hacía por diversión, a pesar de su estricta educación no dejaba de ser un niño que seguía necesitando relacionarse con otros chicos de su edad. Pero era demasiado tímido, y no se atrevía a acercarse a ella.

¿Para qué? Ella no es que le tuviese demasiado cariño.

Además, él tenía tres años más y era muy maduro para su edad. Los juegos de una niña no eran adecuados para un joven muchacho que pronto se convertiría en un guerrero.

Pero el tiempo pasó, y la pequeña hada fue transformándose en una preciosa ninfa, tan rápidamente que casi no le dio tiempo a asimilar el cambio.

Habían pasado sólo tres meses desde su última escapada al bosque (y seis años desde su primer y "accidentado" encuentro), y cuando la vio en el lago después de ese tiempo se quedó completamente anonadado.

  
Al principio creía que se trataba de otra persona. Pero a pesar de su precipitado cambio seguía manteniendo aquellos rasgos que la hacían inconfundible. Sus orejas alargadas, su cabello dorado, la peca en su mejilla…
  
Pero ya no era aquel rostro infantil lo que más llamaba la atención del muchacho, que ya tenía catorce años y había entrado en una etapa llena de cambios, tanto físicos como psicológicos. Y a pesar de que en ese sentido seguía siendo bastante inocente, no pudo evitar que esa parte aún dormida en su interior despertase al verla desnuda.

Su vista abarcaba zonas que hasta ahora no habían reclamado su atención, haciendo aflorar en él un sentimiento desconocido hasta el momento.

  
Después de aquel día las visitas al bosque se hicieron más constantes, y siempre que podía escapaba de su entrenamiento diario para poder verla aunque fuesen unos minutos. No era difícil encontrarla en aquel claro, donde solía pasar el tiempo recogiendo hierbas y setas, bañándose o paseando con su abuela, y no había gesto ni detalle de su cuerpo que pasase por alto al muchacho, que después de años observándola era capaz de retratarla hasta con los ojos cerrados.

Aunque seguía sin saber su nombre.

-          ¿Por qué no te acercas a ella y le preguntas, hijo?
  
Erailne conocía bien el amor que sentía su hijo hacia la muchacha, era la única persona a la que se atrevía a confesar sus sentimientos.

-           Me odia.

  
Su madre sonrió acariciando con ternura la mano de su hijo, que sujetaba un fino pincel con el que daba color a los ojos de la muchacha.

- No seas bobo, era sólo una cría…seguro que ni se acuerda.

Thaerion la miró de reojo, apartando por un segundo la vista del rostro perfectamente plasmado de la ninfa.
  
-          Yo lo recuerdo.

A decir verdad, recordaba prácticamente cada momento en el que ella aparecía.

Cualquier madre habría llegado a preocuparse si su hijo adolescente sólo tuviese ojos para una sola muchacha y la mayoría de sus pensamientos girasen en torno a ella. Pero Erailne sabía muy bien porque era así. Era su destino, y sabía que tarde o temprano él se daría cuenta de ello.

Lo único que necesitaba era un pequeño empujón para sellar el vínculo entre ambos. Pero debía dejar que pasase sin forzarlo.

-          No te preocupes hijo, sólo deja que ella descubra que existes – contestó posando un tierno beso en su pelo revuelto – el destino hará el resto.

  
- Pero yo no quiero que el destino siga decidiendo por mí madre, estoy harto – contestó seriamente - Por una vez quiero ser yo quien tome mis propias decisiones.

En parte lo entendía, pero no podía hacer nada para cambiarlo.

- ¿Ya estáis mimando a vuestro hijo de nuevo? – su padre estaba en la puerta, observando la escena con aquella mirada severa que tanto temía – Deberías estar entrenando con tus hermanos, no aquí haciendo garabatos absurdos.
  
Thaerion intentó ocultar el cuadro de la inquisidora mirada de su padre, pero fue inútil. Rethan abrió los ojos de par en par, sorprendido muy a su pesar de las grandes dotes de Thaerion.

-          Vaya…

Erailne reparó en su gesto, y sonrió mostrando su orgullo por el más joven de sus hijos.

- Os dije que tenía un don, mi señor.

6 comentarios:

  1. oh la tierna adolescencia! despierta cosas nuevas jeje.
    Pues si que se le da bien la pintura a Thaerion, como dice su madre, es un don, bss

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  2. jajaja si, es una época genial pero bastante difícil (sobre todo para los padres xDDD) Y si, Thaerion tiene vena de artista, lástima que no la explote más >_< Besos!!

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  3. Vaya con el chavalín, sin duda ha sabido pintarla bien. Me encanta la ternura de estos personajes. Se ven tan inocentes. Me da un poco de pena el chaval porque un lado le gustaría convertirse en un guerrero pero por otro lado, seguir con esa inocencia, seguir con la pequeñaja (que ya no es tan pequeña). Me encanta, me encanta, me encanta.
    jajajaja. Me gustaria ver otro capitulo de estos dos de adolescentes. jejeje.

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  4. Me alegro mucho de que te guste esta parte del pasado y no te aburra Noemy, yo la verdad es que estoy disfrutando mucho escribiéndola. Siempre es bonito crear el modo en que dos personas que estaban destinadas a estar juntas se conocen y tratar de hacerlo plasmando la inocencia de los dos personajes. En la siguiente parte verás la historia desde el punto de vista de Alidaen, ya la tengo preparada y la subiré esta semana. Espero que te guste también ^^

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  5. Si es que el amor adolescente es tan tierno y alocado... Otro capítulo genial, a saber a que tipo de encuentros más se someterán, descontando por supuesto el que ya conocemos todos por el prólogo... ejem.. ejem.

    Como siempre, un trabajo impecable, ahora estoy to enganchao a los relatos.

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    1. Si, y muchas veces también lo es sin ser adolescente...

      Como siempre, un placer tenerte por aquí y leer tus comentarios ;)

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