miércoles, 9 de noviembre de 2011

RELATO: Golpes del Destino III

(TERCERA PARTE)

Tenía trece años cuando lo vio por primera vez. 
Desde entonces supo que su "príncipe azul" había llegado.

(Riverview – 15 años atrás)

Aquel era uno de los pocos días en los que se había aventurado a ir más allá del bosque, y lo hizo para acudir al hospital donde su abuela estaba ingresada por un resfriado más complicado de lo normal (o eso le dijeron).


Su abuela siempre había sido una mujer fuerte con una salud de hierro, y aunque durante toda su vida había sido ella la que sanaba sus dolencias gracias a la ayuda de hierbas y remedios caseros, en esta ocasión fue necesaria la intervención de la medicina para poder curarla.

-          No te preocupes muchacha, en un par de días podrá volver a casa. Vete tranquila, nosotros cuidaremos de ella.

La enfermera era una mujer de edad madura, muy agradable y bonita. Alidaen asintió agradecida, segura de que aquellas personas tan amables curarían a su abuela.

Antes de irse posó un beso en su frente.

-          Abuela, ¿De verdad que no quieres que me quede contigo?

Fionah sonrió con cariño a su nieta.


-          Ve a casa cielo, estaré bien.

-          Pero… ¿no necesitas nada más? Si quieres puedo ir al bosque y traerte…

-          Ohhh vamos, es sólo un resfriado, y estas personas tan amables ya me han dado todo lo que necesito. No te preocupes más.

-          Vale…

Seguía sin estar muy segura, pues era la primera vez que se quedaba sola.

-          Ten mucho cuidado hija, y no te desvíes mucho del camino a casa.

-          Vale abuela, y tú ponte buena pronto.

Después de despedirse de ella salió del hospital y emprendió el camino a casa. Se había asegurado antes de memorizar bien la ruta de vuelta, pero su sentido de la orientación en la ciudad era pésimo y acabó perdida en una zona verde sin altos edificios de ladrillo ni casas adosadas.

Caminó durante horas por un pequeño sendero, que a medida que avanzaba se hacía más intransitable, hasta que finalmente quedó perdida en medio de la nada.

Miró a su alrededor, buscando algún cartel o señal para guiarse, pero aquel lugar ni siquiera parecía formar parte de los mapas de la ciudad.

Frente a ella un enorme prado verde se abría paso hasta llegar a una zona rodeada de grandes setos y árboles frutales. Al fondo podía ver una mansión de piedra, parecía muy antigua, como si formase parte de otra época.


“Quizás allí puedan guiarme hasta el bosque”

Una vez en él sabría llegar fácilmente a casa, pensó.

Alidaen caminó a paso ligero hasta llegar al hogar. Tras los setos una enorme valla de hierro negro se alzaba mostrando la fachada de la mansión, y detrás del edificio pudo ver el jardín donde había alguien montando a caballo en una zona abierta, cercada por árboles y arbustos perfectamente cuidados.

Siempre había querido ver un caballo de verdad y decidió acercarse movida por la curiosidad.

Era completamente negro, a juego con el cabello de su jinete, el cual debía tener más o menos su edad.

Sus ojos trataban de captar cada detalle de aquel muchacho y su corcel, en un principio más interesada por este último.

Hasta que lo vio de cerca.


Su pelo oscuro, recogido en una coleta algo revuelta parecía bailar al son del galope de su caballo, y su cuerpo delgado y fibroso se movía como si ambos formasen un mismo ser, creando una sintonía perfecta entre jinete y animal.

Verlos juntos fue la visión más hermosa que había visto en su vida, y a pesar de las advertencias de su abuela fue incapaz de volver a casa. No dejó de mirarlo, hasta que al cabo de diez minutos alguien llamó su atención.

-          ¿Qué hace aquí?

La voz procedía de un hombre alto y fuerte, bastante joven a pesar del color de su pelo, de un brillante color plata.

Alidaen alzó la mirada asustada, debía sacarle al menos dos cabezas. Era muy apuesto y vestía ropas extrañas, como en las películas que tanto le gustaba ver con su abuela.

Entonces recordó que Fionah le había hablado sobre las personas que vivían al otro lado del bosque. Los Laremion, una familia que al igual que ellas vivían ajenos al modo de vida de los demás habitantes de Riverview. Según ella procedían de otro mundo.

-          Sólo miraba al caballo… - mintió.


Kheran la observó fijamente, reconociéndola enseguida como la joven que su hermano no dejaba de perseguir. Su padre le había advertido anteriormente sobre ella.

Era el vínculo de su hermano menor.

-          No puede estar aquí, esta es una propiedad privada – dijo secamente.

-          L-lo siento – contestó atemorizada – pero me he perdido y ahora no sé llegar al bosque…

Kheran lanzó una mirada a su hermano menor, el cual acariciaba a su caballo sin enterarse de la presencia de la muchacha.


Ella también le miró, y al hacerlo exhaló un profundo suspiro. Al parecer había quedado completamente prendada de su hermano.

“Mal vamos”, pensó Kheran.

Debía sacarla de allí antes de que él se diese cuenta.

-          ¿Le gustan los caballos? – preguntó suavizando su gesto para no asustarla más de lo que ya estaba.

La muchacha asintió tímidamente.

-          Entonces acompáñeme. La llevaré al bosque.

No le costó demasiado convencerla, siempre había soñado con montar a caballo y todo su temor se vio ensombrecido ante la idea de hacerlo por primera vez.

Aunque le hubiese gustado quedarse un poco más y verlo de cerca…

Kheran la llevó hasta las caballerizas, alejada de la zona donde su hermano seguía montando para asegurarse de que no se encontrasen, y no tardó en aparecer con un hermoso corcel de pelaje blanco y crines plateadas.

¿Tenían los caballos a juego?

-          Vamos Argénteo, hoy tenemos que escoltar a una dama a su casa.


Alidaen tembló entre sus brazos, cuando sin esfuerzo alguno la alzó para subirla a pelo a lomos de su caballo.

-          Tranquila, es bastante manso – la tranquilizó subiéndose él a horcajadas del animal.

Se colocó detrás de ella, sujetándola con firmeza entre su cuerpo y el cuello del animal. Lo que no sabía es que no era precisamente el caballo quién le ponía a nerviosa.

-          Relájese y aférrese a sus crines, no voy a dejar que se caiga – escuchó cerca de su oído.

Ambos se alejaron a toda prisa del hogar de los Laremion, dejando atrás a aquel chico y su caballo.

Era la primera vez que se subía a lomos de un caballo, pero apenas disfrutó del viaje ya que en ese momento sólo podía pensar en una cosa.

-          ¿Quién es?- se aventuró a preguntar al cabo de un rato.

-          Mi hermano.

-          ¿Y cómo se llama su hermano?


Kheran tardó en responder, pero ella insistió, quería saber más cosas sobre él.

-          Thaerion – dijo finalmente, cuando casi habían llegado a casa.

Alidaen sonrió al escuchar su nombre por primera vez.

Al cabo de un rato llegaron a la pequeña cabaña escondida en el bosque, y Kheran ayudó a la joven a bajar del caballo. Sentía las piernas doloridas por el paseo, pero había merecido la pena.

-          Gracias por traerme señor Laremion.

-          Así que nos conoce.

-          Mi abuela me ha hablado mucho sobre ustedes.

Kheran frunció el ceño levemente, observando desde fuera el hogar donde vivía la muchacha. Era una casa bastante vieja y pequeña, pero tenía su encanto.


Aunque seguía sin poder creer que su hermano se hubiese vinculado a una humilde muchacha de campo.

-          Su abuela no debería dejar que fuese sola por el bosque, hay animales salvajes rondando cerca.

-          No temo a los animales – contestó con una sonrisa, muy segura de sí misma.

-          Veo que sois una muchacha muy valiente – contestó poniéndose más serio para seguir hablando – pero le aconsejo que no vuelva a atravesar el bosque. Nuestros lobos no toleran a los desconocidos.

Alidaen le miró perpleja. ¿Tenían lobos vigilando sus tierras?

-          No se preocupe señor, no volveré a acercarme a su casa.

Su abuela la mataría si se enteraba.

Kheran asintió volviendo a montar en su caballo después de hacer una cortés reverencia.

-          Ha sido un placer traerla a casa, señorita…

-          Alidaen. Y el placer ha sido mío señor Laremion.

-          Podéis llamarme Kheran – dijo espoleando al caballo con los talones – vámonos Argénteo.

Alidaen se quedó observándolo mientras marchaba.

-          Thaerion…- repitió para sí misma.

9 comentarios:

  1. oh que bonito es el amor! ¿Que es eso de que están vinculados? uy uy que interesante, jeje, besos

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  2. YUOS, casota que tienen los Laremion ahí!! =O
    La has hecho tu? JODER! te lo has currado.
    Y a ver cuando subes el Próx. Capítulo.
    Y gracias por seguir subiendo capítulos y no ser como otros autores que lo dejan a medias(yomeincluyo) =))
    Suerte Y Felicidades, Otro Capítulazo!

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  3. Es a vosotros a quien tengo que agradecer que sigais leyendo mi historia, si no fuera por vuestros ánimos seguramente habría quedado por ahí olvidada ^^

    Y sí, la casa de los Laremion la hice yo, estuve unas cuantas horas amueblandola con todos los objetos del estilo medieval, algún día haré fotos a las habitaciones para que la veáis bien por dentro. Pero para la mayoría de escenarios normalmente lo que hago es coger una base y modificarla, o usarla como escenario como el hospital. Soy demasiado vaga para hacerlos yo jajaja

    Y no os preocupéis, que el soguiente capítulo de la serie está ya listo y lo subiré mañana o pasado.

    Y Nefertari, del víntulo poco a poco iréis viendo cosillas, en algún capítulo lo han nombrado ya pero tranquila que es algo importante y se irá viendo con más profundidad ^^

    Un besazo a los dos!

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  4. Queria preguntarte de donde sacaste la ropa??? quiero ropa de adolecente asi (Me refiero a la de Thaerion) es muy..."abbastanza" XD, si es del juego me avisas, pero si no me dirías de donde la sacaste, bueno obviamente si la encuentras... realmente va muy bien con mi familia

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    1. ¡Hola Joseph! Pues la ropa de Thaerion es de la expansión de animales del propio juego, está para adulto y también para adolescente ^^

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    2. Pues entonces estoy pensando seriamente en conseguir el juego... No hay ropa muy variada para los adolecentes e.e

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    3. ¡Te la recomiendo! A mi me encantó esa expansión, aunque también era porque estaba deseando tener animales en el juego (sobre todo caballos *.*)

      Y es verdad, siempre sacan ropa para adultos y a los demás los dejan de lado, yo me las veo y me las deseo cuando quiero vestirlos.

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  5. Muy buen capítulo, me ha encantado el detalle de que cada caballo se parezca al dueño. También me ha gustado mucho el punto de unión entre lo moderno y lo medieval. Dos familias ancladas al pasado, viviendo ajenas a las tecnologías. Muy intrigante.

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    1. Aquí en vez de que los perros se parezcan a sus dueños se parecen los caballos, que me gustan más xD Me alegra que te guste la mezcla entre lo medieval, la fantasía y la realidad, al principio puede chocar un poco, pero todo tiene su motivo. ¡Besotes!

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