Estar atada en esa camilla me traía malos recuerdos…
Recuerdos que ni sé cómo puedo llegar a conservar, pero que me seguían martirizando en situaciones en las que me veía impedida de algún modo.
-
¡Por
favor! ¡Os prometo que no intentaré escaparme de nuevo! Pero os lo advierto… ¡¡¡Cómo
no me saquéis de aquí os patearé el culo!!!
Sabía que era inútil, pero aun
así trataba con todas mis fuerzas de huir de aquel lugar, de alejarme de las
terribles pesadillas que volvían a transportarme a un pasado que llevaba
queriendo olvidar demasiado tiempo.
¿Por qué me estaba pasando todo
aquello? ¿Y por qué demonios se empeñaban en hacerme creer que era todo por mi
propio bien?
Hamming decía lo mismo mientras
observaba mis entrañas sin inmutarse detrás de un cristal.
-
¡¿Qué
está pasando aquí?!
Sabía que me estaban escuchando,
que en alguna parte de aquel condenado lugar me observaban como si fuese un
conejillo de indias al que poder utilizar, al que poder abrir…analizar…
¿Acaso se estaba repitiendo de
nuevo? ¿Es eso lo que querían de mí?
-
¿Por qué
me hacéis esto…? – pregunté sin poder evitar que mis sollozos entrecortasen
mis palabras.
Era incapaz de pensar con claridad y de analizar lo que sabía por el miedo, ni siquiera era capaz de imaginar quién estaba detrás de todo eso.
Hamming estaba muerto, y no conocía
de nada a ese tal Markus… ¿era un vampiro?
Empezaba a dudar de que ellos
estuviesen detrás de aquello, salvo él todos los demás parecían estar vivos,
pero tampoco era algo que podía asegurar. Dos de los guardias que había
conocido estaban demasiado pálidos para ser humanos, y la chica…bueno, ella
estaba claro que no lo era.
Además, habían hecho lo posible
por sacarme de Shelüne a propósito. Hasta sabían mi número. Seguro que el
odioso vampiro estaba detrás de todo y se estaría riendo a mi costa.
- ¡DALE! Si me estás escuchando… ¡Vete a tomar por culo! ¡Tú y todos los de tu especie! ¡Os odio a todos!
Música: Ludovico Einaudi - Divenire
Estaba fuera de mí misma, y no me extrañó que al final apareciese uno de esos tipos con bata blanca que se hacen llamar médicos y en realidad sólo son unos sádicos de mierda. Hasta llevaba una de esas jeringuillas enormes, para tratar de apaciguarme un poco, supuse.
Estaba fuera de mí misma, y no me extrañó que al final apareciese uno de esos tipos con bata blanca que se hacen llamar médicos y en realidad sólo son unos sádicos de mierda. Hasta llevaba una de esas jeringuillas enormes, para tratar de apaciguarme un poco, supuse.
Al abrirse la puerta y entrar, la
voz de uno de los guardias que vigilaban desde fuera resonó en toda la sala.
-
¿Quién es
usted y a qué ha venido?
- Soy el doctor…- pude ver por el rabillo del ojo que miraba de forma poco disimulada la chapita de su bata – Sanders. He venido a suministrar este calmante a la paciente por orden del señor Larssen.
-
El señor
Larssen ha dado la orden de que nadie se acer… – la voz se cortó de golpe,
y desde dentro se pudo escuchar el grito del guardia que me vigilaba seguido de
un golpe seco contra la pared.
-
Ops…mierda. ¡Plan B!
- Le miré sorprendida mientras él tiraba la jeringuilla al suelo y comenzaba a desabrochar las correas que me ataban a la camilla.
-
¡Tú eres
el chico de antes...! – exclamé.
-
¡Hola!
Encantado de verte de nuevo…pero ahora mismo me pillas algo liado.
El pobre estaba tan nervioso que
no atinaba a liberarme.
-
¡¿En
serio Theran?!
La mujer de pelo plateado entró
echando humo en la sala, y traté de incorporarme para defenderme al verme
liberada de las piernas.
-
¡¿Es que
eres tan inútil que hasta te cuesta memorizar un puñetero nombre?!
-
Para que
luego digas que soy incapaz de sorprenderte – contestó él de forma chulesca.
-
Eres un
necio, y vas a conseguir que nos maten a los tres - refunfuñó ella
ayudándole a desatarme.
-
Que yo
sepa nadie te ha obligado a meterte en esto.
-
Alguien
tenía que evitar que cometieses una estupidez.
-
Si, y
ahora la estamos cometiendo los dos. Así que deja de quejarte y ayúdame a
sacarla de aquí.
- Vosotros quitarme estas correas y ya me saco yo sola, gracias.
Agradecía mucho su ayuda, pero ni
deseaba ponerles en peligro ni que pensasen que era una inválida. Además, si no
les interrumpía imaginaba que se podrían quedar discutiendo todo el día hasta
que los descubriesen.
-
¿Puedes
moverte? – preguntó él, ayudándome a ponerme en pie una vez libre de las
ataduras.
-
Creo que
sí – contesté afianzándome al suelo y comprobando que no sentía nada raro
salvo un leve tirón en las piernas a causa del brusco cambio de postura.
-
Tenemos
que largarnos cuanto antes de aquí – nos recordó ella. – El señuelo no durará mucho tiempo.
El chico se quitó la bata y la tiró al suelo teatralmente, dedicándonos una sonrisa triunfante mientras se señalaba el pecho con el pulgar.
-
¡Ah! ¡Qué
recuerdos! ¡Añoro la vida de pirata!
-
¡Deja de
hacer el imbécil y camina!
-
¿Me has
traído el sombrero?
-
¡Lo he
quemado! ¡Tira!
Los tres corrimos por el pasillo
donde me había llevado a rastras y cruzamos por varios corredores hasta llegar
a una habitación donde no había ninguna otra puerta, cerrándola a nuestro paso.
Podíamos escuchar el ruido de
pisadas acercándose cada vez más.
-
¡Debemos
atrancar la puerta! – exclamó él.
Ambas nos apresuramos a empujar los pocos muebles que adornaban el cuarto para parapetarnos allí dentro mientras él se dedicaba a toquetear las paredes sin sentido alguno.
-
¿Se puede
saber qué haces? ¡Ayúdanos! – le recriminó ella.
-
¡Buscar
la salida!
-
¿No
decías que conocías este lugar como la palma de tu mano?
-
¡La palma
de mi mano es muy compleja!
- ¿Podéis decirme por qué me estáis ayudando? – pregunté sin aguantar por más tiempo tanta confusión - ¿Quiénes sois y qué es lo que quieren de mí?
Al menos, aunque nos pillasen,
intentaría obtener respuestas.
Mi mirada se cruzó por unos
instantes con la de la mujer, tenía los ojos de color violeta, y no pude evitar
acordarme de la persona por la que había llegado hasta allí.
-
¡Si huyo
podrían hacerle daño a mi amiga! – continué. - ¡Es ella por quien estoy aquí! ¡No puedo irme sin más y dejarla
sola!
Intenté volver a apartar los muebles de la puerta, pero ella me detuvo sujetándome con fuerza.
-
Markus se
la llevó de vuelta a esa Compañía, él la pondrá a salvo.
-
¡Pero él
la trajo hasta aquí! ¡No puedo confiar en su palabra!
-
No puedo
darte más explicaciones, pero debes creerme. ¡Tienes que salir de aquí ahora!
-
¡La he
encontrado!
Las dos giramos la vista hacia el
chico de pelo negro y vimos como la pared de piedra que tenía a su espalda se
abría delante de nuestras narices.
-
¡Largaos!
– exclamó ella. – Ya me encargaré yo de
entretenerlos si entran.
-
¡Ni en
broma! No te pienso dejar aquí sola.
Theran caminó hacia nosotras y se
colocó delante de la chica sujetándola por la cintura. Sus ojos grises
brillaban cargados de decisión mientras ella alzaba la mirada hacia él con una
ceja alzada y cara de póker. Él en cambio puso un gesto seductor que parecía
tener más que ensayado para el momento.
Y yo me quedé tan absorta que
durante unos segundos creí estar viendo el final de alguna de mis pelis
favoritas, esperando, como no, el momento del esperado beso de despedida.
-
Como no
me quites tus sucias manos de encima te corto los dedos uno a uno y te los meto
por el culo, cuervo.
Aunque aquello desde luego no era
el final que esperaba para una escena tan…intensa e inapropiada.
-
¡Joder
Yaila! ¡Qué forma de estropear el momento!
El chico la soltó algo ofuscado y
se encogió de hombros.
-
En fin… ¡Nos
vemos luego preciosa! - exclamó volviendo al tono desenfadado de antes para
dirigirse después a mí. – Sígueme anda.
-
Gracias
por todo – fue lo único que pude decir antes de salir por la puerta.
-
No ha
sido nada – dijo ella.
Theran tiró de mi mano y la pared de piedra comenzó a cerrarse, haciendo que la visión de la sonrisa de medio lado de la chica desapareciese rápidamente.
-
¿Quiénes…sois?
– volví a preguntar una vez nos quedamos a oscuras.
Por lo poco que pude comprobar
antes de que se cerrase la puerta estábamos en otro pasillo, pero a diferencia
de los demás éste parecía no haberse visitado desde hacía mucho tiempo.
Olía a polvo, a moho y a humedad.
Y tanto el suelo como las paredes estaban cubiertos de telarañas que reptaban
por las paredes de piedra.
- Lo siento, pero no puedo darte muchas explicaciones. Tan sólo debes saber que pienso sacarte de aquí y que estoy de tu parte.
Yo no veía gran cosa, pero a
pesar de no tener ninguna luz que nos guiase él se movía por allí como si
llevase toda la vida caminando por esos pasillos a oscuras. Y no me soltaba la
mano en ningún momento.
-
Pero…
¿por qué me ayudáis?
-
Porque se
lo debemos.
-
¿A quién?
-
A
alguien.
-
Esa no es
una respuesta – le recriminé.
-
A mi tío
– contestó finalmente.
-
¿Quién es
tu tío? Antes también lo nombraste.
-
Sabía que
me preguntarías eso.
-
Enhorabuena,
eres adivino – contesté con sarcasmo.
-
Pues
ahora no te lo digo – rechistó molesto.
-
Perdona…es
que…estoy algo nerviosa, y este lugar me pone los pelos de punta.
-
Lo sé, a
veces se me olvida el miedo que os da a las palomas los lugares oscuros. ¡Mira!
– señaló el techo con la mano libre - ¡un
nido de arañas!
-
No cuela
– respondí sin alterarme.
-
Tsk…así
no hay quien se divierta.
-
Nada de
esto me parece divertido.
Seguí caminando, y algo pasó
rozándome en el hombro haciéndome soltar un gritito estúpido.
Me lancé hacia delante y él
aprovechó para detenerme y acunarme entre sus brazos protectoramente. En
realidad quería embestirlo y seguir corriendo, pero no rechacé el gesto porque,
en parte, me recordaba mucho a Thaerion. De hecho…desprendía un olor parecido,
y su piel estaba igual de fría.
Y además estaba muy bueno.
Jejeje…
-
¿Eres un
Laremion? – me aparté para intentar observarlo mejor, pero no tuve mucho
éxito por culpa de la oscuridad.
-
¿Cómo lo
has sabido?
-
Te
pareces a ellos – aún recordaba los rasgos de su hermano, era imposible
olvidar un rostro tan atractivo como aquel, y el de Thaerion era tan familiar
para mí como el mío propio. – Sobre todo
a alguien en específico.
-
Todos
dicen que me parezco mucho a mi tío Thari.
-
¿Thari?
-
Thaerion.
Volvió a tomar mi mano y tiró de ella para obligarme a seguir caminando.
-
¿Él sabe
que estás aquí? – pregunté.
-
Lo dudo.
-
¿Sabes
qué le pasó?
-
¿A qué te
refieres?
- No recuerda quién es...y tampoco se acuerda de lo nuestro…
Noté como estrechaba mi mano un
poco al notar que mi tono de voz se apagaba al decir aquello. No sabía si había
metido la pata al hablar de algo que no debía, pero tampoco es que me importase
mucho.
- No fue su culpa. No creo que él quisiese olvidarse de ti, de hecho…creo que nunca llegó a hacerlo del todo.
-
Si lo
hizo – admití dolida. – No sé qué narices
le ocurrió en estos diez años, pero volvió y ahora se comporta como si fuese
otra persona.
-
¿Diez
años? – preguntó extrañado. - Por lo que sé estuvo varias décadas viviendo
en Édora antes de que yo naciese.
-
¿Qué…?
-
En serio,
debe rondar los cien años – afirmó, volviendo a darme otro pequeño empujón
para que no me detuviese.
- ¿Cómo es posible…? Teníamos casi la misma edad cuando nos conocimos. Y yo no llego a los treinta.
-
La única
explicación que se me ocurre es que en Édora el tiempo debe pasar de una forma
distinta a este mundo.
-
¿Qué se
supone que es Édora?
-
Mi mundo,
el de él. Incluso el tuyo si lo poco que se de ti es cierto.
-
Todo esto
es muy confuso…
-
Pero
sabes que no eres humana ¿no?
-
Sí, algo
de eso tengo entendido.
-
Verás…
Intuí cómo se agachaba para sortear un saliente en el techo y tuve que hacer lo mismo para no chocarme, estaba tan centrado en darme explicaciones que no se acordaba de que estaba haciendo de guía, pero no quise interrumpirle pues necesitaba sus respuestas y por fin parecía dispuesto a darlas.
-
En Édora
– continuó - tu raza y la nuestra lleva
en guerra desde hace siglos.
-
¿Estáis
en guerra contra las ninfas? – pregunté extrañada.
-
¿Ninfa?
¿Eres una ninfa? ¿Cómo en los cuentos?
-
Como si
lo de pertenecer a otro mundo fuese de lo más normal.
-
¿Y te va
eso de bailar desnuda por el bosque y hacerlo con sátiros? – inquirió con
una pícara curiosidad.
-
Voy a
hacer como si no me hubieses preguntado eso y seguir caminando.
-
Si, mejor
– carraspeó. – Bueno…el caso es que tú
eres una dalariel, es decir, una habitante de Andhüne, el continente bañado por
la luz. Y mi tío Thaerion y los Laremion formamos parte de una de las familias
más antiguas e importantes del Vehlum, la capital de Shelüne. De hecho, por lo
que se dice… - y esto parecía llenarle de orgullo por el tono que adoptó al
continuar - nuestro antepasado Arathor
fue el primer Vanar que existió.
- No tengo ni idea de lo que es un Vanar.
-
Un Vanar
es un mortal, generalmente humano, que ha sido elegido por algún dios que
habita en la Oscuridad y ha ascendido como una criatura superior. En Shelüne
son venerados y respetados como si fuesen la representación de los dioses en el
plano material, aunque hay de muchos tipos. Aquí donde me ves yo soy uno de
ellos.
-
¿Eres un “elegido
de los dioses”?
Mi incredulidad podría haberle
sentado mal, pero su risa retumbó por los pasillos de piedra y nos acompañó
durante varios segundos.
- En realidad soy un negado, para que nos vamos a engañar – admitió con humor. - Pero soy un Laremion, y todos los miembros de mi familia se convierten en Vanar antes o después. Debe ser por algo que llevamos en la sangre, vete tú a saber.
-
Así qué…
¿tu familia está en guerra conmigo porque supuestamente yo nací en otro
continente y eso me convierte en su enemiga?
-
Pues
parece que si.
-
Qué
estupidez – respondí finalmente. – Ni recuerdo haber nacido allí, toda la vida que conozco está aquí. No es
justo que me odien por algo que no saben si es cierto.
-
Bueno…mi
abuelo es un Vanar de mente muy cerrada y costumbres fijas. Cuando se le mete
algo en la cabeza es imposible sacarlo de allí.
- Pues me parece algo mezquino y absurdo, y no lo entiendo. Lo siento… ¿tanto odio por esto? ¿es por eso por lo que estoy aquí?
-
No lo sé,
supongo que debería haber algo más. Pero me temo que yo no tengo esas
respuestas.
-
¿Y por
qué haces esto y les desobedeces si son tú familia?
-
Porque
quiero a mi tío, y desde que tengo memoria sé que ha sufrido mucho por no poder
recordar parte de su pasado, sobre todo aquel que creo que te incumbe. Él fue
mi mentor y confió en mí cuando todos me
tomaban por estúpido, él me enseñó casi todo lo que sé. Fue como un padre para
mí, me protegió, me salvó la vida no sé cuántas veces…
La intensidad y el cariño con el
que hablaba de él hizo que me embargase una sensación de orgullo y amor
indescriptible por esa parte del hombre en el que se había convertido y que me
había negado a conocer.
- Se nota lo mucho que le aprecias.
-
Si,
bueno…sé que no es perfecto, y que hay algo oscuro en él que incluso a mí me da
miedo. Pero no merece sufrir tanto. Él no tiene la culpa de lo de su maldición.
-
¿Su
maldición…?
-
Lo
siento, pero he hablado más de la cuenta – se detuvo y comenzó a tocar la
piedra hasta dar con algo. – Y ya hemos
llegado.
La piedra comenzó a temblar y una
nueva abertura en la roca reveló la salida del claustrofóbico subterráneo en el
que llevábamos casi una hora encerrados.
La luz de la luna comenzó a bañar nuestros rostros, y comprobé con una nueva fascinación lo grácil y encantador que era el rostro de ese muchacho que tanto se le parecía.
-
Me
encantaría poder acompañarte, pero debo volver con Yaila y echarle una mano. Me
temo que a partir de aquí debes continuar sola.
-
No te
preocupes, ya has hecho demasiado por mí – contesté realmente agradecida.
-
Lo que
sea por la dalariel de cabello dorado – sonrió dándome un cálido abrazo.
-
¿Te
volveré a ver algún día? – pregunté devolviéndoselo amistosamente.
-
¡Pues
espero que no! – exclamó divertido – Ya
me ha costado bastante sacarte de este lío una vez como para tener que
repetirlo.
-
Es cierto
– sonreí. – Espero no meterte en muchos
problemas.
-
No sería
la primera vez que me meto en alguno. Pero te aseguro que soy un experto en
salir de ellos – me guiñó el ojo.
-
Algo me
dice que es cierto.
-
Por
cierto… ¿puedo pedirte un favor?
-
Claro, lo
que quieras.
-
Si le
ves, no le hables de mí – me pidió, adoptando un gesto bastante
más serio.
-
¿Por qué?
– repliqué. - Estoy segura de que le
gustaría saber que estás aquí, quizás si te nombro le ayudaría a recordar parte
de su vida.
-
Si él
supiese que estoy aquí puede que se preocupe y venga a verme. Y si lo hace, mi
familia podría atraparle. Que es realmente lo que supongo que quieren.
-
¿Y por
qué quiere atraparle tu familia? – inquirí extrañada.
-
Porque
huyó de Édora y desapareció, y le están buscando para llevarlo de vuelta.
-
¿En
contra de su voluntad?
Theran suspiró y aferró mis hombros inclinándose hacia mí para encontrarse con mi confusa mirada.
-
No sabes
de lo que son capaces de hacer. Debes mantenerte alejada de ellos, y también a
él. Quizás…que no recuerde nada sea su mejor defensa.
-
Si lo que
dices es cierto…quizás tengas razón - afirmé dolida, pues eso suponía que
no debían despertar sus recuerdos, incluyendo los que me unían a él.
- Él te ama, estoy seguro – añadió reconfortándome con su certeza. – Apostaría lo que fuese a que si está aquí es por ti.
-
Yo también
le amo, con todas mis fuerzas - admití emocionada.
Hacía mucho que no lo decía en voz alta y que no compartía esos sentimientos con nadie. Pero era cierto, por mucho dolor que me causase amaba a ese hombre más que a nada en ese mundo y cualquier otro. Era parte de mí, y si eran ciertas las palabras de su sobrino, yo también lo era de él, aunque no pudiese recordar lo que habíamos vivido juntos.
-
Espero
que podáis llegar a ser felices algún día.
-
Gracias…
- ¡Y que me deis algún primito para enseñarle muchas cosas!
Me eché a reír y observé como se
daba la vuelta con esos ademanes suyos
algo afeminados para dirigirse de vuelta al subterráneo.
-
Cuídate
mucho.
-
Y tú,
preciosa. ¡Cuida de mi tío en mi ausencia!
-
Creo que
tu tío se sabe cuidar muy bien de sí mismo, pero lo intentaré.
Asintió con un guiño, y lentamente la roca comenzó a sepultarle dentro de la cueva apartándolo de mi vista.
- Adiós…Theran, me ha encantado conocerte.
Todos los varones de esta familia son geniales y tienen un morbazo enorme ;)))))))) Buen capítulo neniiii !!Más más !!
ResponderEliminarTienes toda la razón, deben ser los genes Laremion...a mi no me importaría trabajar para ellos en su casa ;) ¡Gracias neni! ¡Pronto publicaré el siguiente!
EliminarMadre mía... no se cuanto hacia que no me pasaba por aquí, me he leído más de 10 capítulos del tirón! Me encanta por donde va la historia, espero que Thaerion recupere sus recuerdos pronto >.<
ResponderEliminarJajaja ¡me alegra que hayas vuelto a leer y te haya gustado! Que diez capítulos de golpe es un buen tocho de lectura seguido...¡Un besote muy fuerte y gracias por pasarte de nuevo!
EliminarEspero que Theran y Yaila salgan bien del lío en el que seguro acaban de meterse :D aunque me alegro de que lo hicieran. Aliaden ya está libre, pero yo estoy preocupada pensando el el brebaje dichoso que se tomó, así que realmente aún no se si salió bien de esta. Theran es adorable por cierto que si quieres hacer alguna de esas escenas subidas de tono con él yo me apunto a verlas,jaja.
ResponderEliminarQue pena que para Thaerion sea tan peligroso recuperar la memoria...yo estoy deseando que lo haga pero si no ocurre... al menos que esté con Alidaen. ;)
¡Hola koredanu! No te preocupes por ellos, hacen buen equipo, uno es perfecto para meterse en problemas e improvisar y la otra para ayudar a salir de ellos con cabeza y pegando hostias si hace falta jajaja Y es normal que te preocupes por el brebaje, Lobo no hace las cosas a ciegas y seguramente trame algo...aunque nunca se sabe cómo puede acabar la cosa, y quien puede interferir ;)
EliminarQue sepas que apuntada queda tu sugerencia sobre la escena subidita de tono de Theran con alguien más (que aún tengo que pensar quién podría ser), la tendré muy en cuenta ;)
Y sobre la memoria de Thaerion...realmente es algo complicado, ya que hay alguien muy poderoso detrás de eso que ya iréis viendo y se aclarará en los relatos "Vuelta al Hogar", pero creo que en el siguiente capítulo veréis algo más sobre ello. ¡Espero que os siga gustando! ¡Un abrazo guapa!
No había podido leer y me han fascinado los 4 o 5 capítulos que llevo.
ResponderEliminarTheran ya me había agradado antes y ahora mucho más, sólo espero que junto con Yaila no se metan en muchos problemas por ayudarla.
Me encanta que poco a poco se van despejando algunas intrigas y se crean nuevas, siempre me quedo con ganas de mucho más y no sabes lo mucho que te admiro por ello y por el increíble e inmenso mundo que nos presentas, eres una magnífica escritora, nunca dejes de escribir y compartirlo con nosotros.
Itzel
¡Hola Itzel! ¡Gracias por dejar tu comentario! *.*
EliminarMe alegra que Theran te gustase, y problemas como él dice tendrá, pero entre él y Yaila seguro que salen ilesos de ellos ^^
Para este final de temporada he querido dejar resueltos algunos temas, como es el pasado de Alidaen y lo que le ocurrió realmente con Hamming, aunque supongo que todavía queda una incógnita más importante aún..y es si lo mató ella, y si lo hizo qué ocurrió para llegar a ese punto. Esto es algo que quiero resolver junto a la trama abierta con Halcón y Avispa, y espero hacerlo ya en la tercera temporada y que os guste el resultado.
Muchas gracias por tus ánimos Itzel, desde luego tus palabras son un aliente enorme para seguir escribiendo y compartiendo con vosotros todas mis historias. ¡Un abrazo muy grande!
¡Menuda huida más buena! Con lo gamba que es Theran ya pensaba que la iba a cagar a base de bien, me alegra haberme equivocado :3 Como no espabile Thaerion al final se la van a levantar, por lentorro, que la rubia no deja de conocer gente, a cada cual más interesante. Sobre todo cierto varón que le dio una vuelta en moto hace muy poquito...
ResponderEliminarMi Theran será un gambas, pero lo que hace lo hace con estilo :3
EliminarSobre lo de levantarle a la rubia...pues tienes toda la razón, Alidaen no para de conocer chicos guapos e interesantes, sobre todo ese que dices tú de la moto, me pregunto qué pensará él al respecto ;P
¡Besos!