miércoles, 6 de julio de 2011

RELATO: MARCADO Y MALDITO (Segunda Parte)

Pasaron los meses y el embarazo de Erailne era cada vez más evidente, cada día que pasaba se le veía más radiante y hermosa, a la vez que a Rethan parecía más inquieto. Aun así trataba de parecer sereno ante su esposa para no preocuparla.

Pero la llegada de una misteriosa anciana haría que aquella aparente paz desapareciera, para sumir a Erailne en una terrible sospecha.
La anciana, sin mediar palabra alguna, se acercó a Erailne y puso las manos sobre su vientre, mientras ella, sorprendida, la observaba.

Sus manos estaban heladas, y durante segundos no pudo reaccionar, hasta que la anciana habló por primera vez.

Tema Musical: OST Cracks - School Photograph

- Hace siglos lo advertí…llegará pronto, muy pronto…el Maldito… - farfulló con voz gutural.
- S-señora, ¿de qué está hablando? – tartamudeó confusa.

Erailne no entendía nada y no se fiaba de aquella desconocida. Su aspecto era el de una mendiga cualquiera, pero había un brillo extraño en sus ojos, de un color ámbar demasiado vivaz para una mujer de su edad.

¿Quién era aquella mujer y a qué se refería?

- Envuelto en un manto de oscuridad nacerá vuestro retoño, y mientras viva traerá la desgracia a vuestra familia.
- ¡¿C-Cómo se atreve a hablar así de mi pequeño?! – gritó la mujer alterada – no sé qué quiere pero por favor váyase de aquí o llamaré a mi esposo…

- Su esposo…- la anciana rió mostrado una desagradable dentadura podrida – su esposo lo sabe, él sabe que no debe…

- Basta – la tajante voz de Rethan sonó a sus espaldas.

La sonrisa de la anciana se borró de golpe, y sus ojos volvieron a brillar de interés al fijar la vista en la imponente figura del guerrero.
- Rethan, esposo mío, menos mal que habéis venido…esta señora…

- Era, entra en casa – ordenó con gesto serio.

- Pero mi señor…

- Vamos.
Erailne entró sin rechistar, dejando a Rethan y la misteriosa anciana fuera, pero aquellas palabras la habían dejado demasiado preocupada como para dejarlo estar.

- No debería estar aquí, y mucho menos hablar con mi esposa.

- Yo no debería estar aquí, no debería hablar con su esposa…su esposa no debería estar a punto de dar a luz a ese retoño… - una sonrisa aviesa se dibujó en el rostro de la anciana - demasiadas contradicciones mi señor, ¿no cree?

- No estoy de humor para juegos, anciana, ¿cómo lo ha sabido?
- Yo sé muchas cosas, cosas que quizás le interesen.

Rethan miró de reojo hacia el interior de la casa.

- Entremos, pero recuerde que la tengo vigilada, no haga nada raro ni se dirija a mi esposa.

La anciana asintió con la cabeza y acompañó a Rethan hasta la sala principal del caserón, donde el mayor de los hijos de la pareja, Kheran Laremion, descansaba junto a la chimenea con un libro entre sus manos.
Al ver a su padre con tan extraña compañía se levantó de golpe, enseguida supo que algo no iba demasiado bien.

- Padre, ¿quién es…?

- Os presento a mi primogénito, Kheran. Hijo mío, quedaos y escuchar lo que la anciana tiene que decir.

La anciana, al ver al joven volvió a mostrar aquella retorcida sonrisa.

Kheran era tan alto e imponente como su padre, ambos habían luchado durante siglos en las guerras que asolaban aquellas tierras y eran hombres acostumbrados al ejercicio físico y el combate. A diferencia de su padre, Kheran había heredado el color de pelo de su madre, de un brillante color plata, y también sus ojos verdes. A pesar de aparentar la juventud de un chico de no más de veinte años, estaba a punto de llegar a los doscientos años de vida.

- Es un placer mi señor, me alegra ver que los genes Laremion siguen siendo tan generosos con sus varones.
Durante segundos Kheran se quedó en silencio, mirando algo estupefacto a la mujer que parecía devorarle con la mirada.

- El placer es mío… - contestó carraspeando y poco convencido de ello.

Entonces la anciana se puso seria de golpe y volvió la vista hacia la chimenea encendida. Las brasas crepitaban de fondo, y la luz del fuego parecía rehuir a la presencia de la mujer, creando sombras de extrañas formas alrededor de su encogida figura.
Formas sinuosas y extrañamente femeninas, brazos que se alargaban para rozarlos… ¿o eran serpientes? El cuerpo de Kheran se tensó al instante cuando la voz de la mujer comenzó a resonar por toda la sala, Rethan en cambio no pareció inmutarse.

- Ese bebé…

4 comentarios:

  1. Dios, cómo puedes acabar un capítulo de está manera!! Wuahahahahahaha.

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  2. Esta anciana es la misma que Alidaen se encontró dando de comer a las palomas me parece a mi, y sabe más de la cuenta, a ver quién es ...

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