❧❃❧ IV. HORNY SHARK ❧❃❧
(Bridgeport, 24 de Julio 2010)
(Bridgeport, 24 de Julio 2010)
Veinte minutos más tarde, encontré el dichoso edificio gracias al desagradable olor a pescado podrido y los deshechos del mar apilados en esa parte medio oculta del puerto. Tal como me había dicho la anciana.
El edificio se caía a trozos, literalmente. Y en esa parte del puerto el mar había adquirido un intrigante color ocre, en el agua flotaban todo tipo de objetos, zapatos viejos, botellas rotas y algunos más que preferí no identificar.
Subí las escaleras de la entrada y llegué a la planta principal, que por extraño que pareciese estaba completamente vacía.
Ni mesas, ni barra, ni camareros. Al fondo había un pequeño escenario con algunos altavoces apagados e instrumentos raros, y un gran espacio libre de muebles con una barra de metal en medio y un agujero en el techo en el que cabía perfectamente una persona. La sala estaba casi a oscuras, pero podía escuchar la música en la planta superior.
Estaba sonando ♫“Tush” de ZZ Top ♫. Muy apropiada…
- ¡Sube preciosa! – gritó alguien desde la planta superior, parecía la voz de antes.
Fijé la vista en el agujero de arriba.
- ¿Dónde están las escaleras? – pregunté.
Escuché la risita de una mujer.
- No hay escaleras, vas a tener que subir por la barra – contestó el desconocido burlonamente.
¿Y cada cliente tenía que subir por allí para tomarse una copa? No quería ni imaginar a la anciana subiendo por esa barra de metal. Por suerte había pasado gran parte de mi vida escalando en árboles y tenía unos brazos y piernas fuertes para sujetarme, así que no me costó demasiado tiempo llegar hasta arriba.
Vi dos pares de ojos contemplándome anonadados cuando planté el pie en el suelo y me acomodé la ropa para estar presentable.
- Joder con la rubita – soltó un hombre de pelo castaño y algo grasiento echado hacia atrás.
Había dos barras y detrás de cada una un camarero. Sólo estaban ellos. El hombre del teléfono (supuse) era un chico de unos treinta y pocos años, de altura media, ojos oscuros y barba de tres días. La otra camarera debía tener mi edad más o menos, unos veintisiete, tenía el pelo castaño también y rasgos muy parecidos al otro. Iba vestida con un ajustado corsé negro que marcaba más de la cuenta sus generosos atributos y unos vaqueros del mismo color, ceñidos y de talle bajo.
- Tenías las escaleras por ahí – dijo ella señalando con gesto malicioso una puerta a su espaldas.
Fruncí el ceño algo molesta y me acerqué a la barra, donde estaba el chico ordenando botellas.
- Hola, vengo por el anuncio del periódico.
Él me miró de arriba abajo, haciendo un alto bastante incómodo a la altura de mis pechos. Que por cierto, no podían ni compararse con los de la señorita.
Aun así nunca había tenido demasiados complejos, y desde luego no me molestaba tener un pecho bastante normalito tirando a pequeño. Mi cuerpo era delgado y tenía una piel tersa y pálida que cuando entraba en contacto con el agua adoptaba un color bastante raro, se volvía más brillante en un tono verde azulado, no demasiado llamativo, era como si me hubiesen untado una crema de esas que te dejan la piel llena de brillantina de ese color. No me molestaba, pero de pequeña me había ganado bastantes burlas por parte de los demás niños que solían llamarme chica pez y cosas por el estilo. Mis orejas puntiagudas tampoco es que fuesen muy normales, y solía llevar el pelo largo y suelto para taparlas y evitar miradas indiscretas.
A pesar de mis rarezas, tenía la suerte de conservarme bastante bien con los años, desde los dieciocho prácticamente no había cambiado y por mucho que comiese nunca engordaba ni un kilo. Lo cual era un alivio.
Al cabo de unos segundos, me lanzó una sonrisilla pícara.
- Ya veo. ¿Cuántos años tienes?
- Veintisiete.
- No los aparentas – contestó incrédulo.
- Gracias – sonreí.
- ¿Cómo te llamas?
- Ali…- me quedé en silencio unos segundos. ¡Casi decía mi verdadero nombre!. Por suerte Herald ya tuvo en cuenta esto y eligió un nombre adecuado para estas situaciones – Alice Sunrise.
- Alice ¿eh?. ¿Y has trabajado alguna vez como camarera?
- Sí – mentí – un par de semanas.
Dos mentiras en tres preguntas, mi abuela hubiese estado orgullosa. No me sentía muy bien haciéndolo, pero sabía que era necesario. No quería que nadie supiese quién era realmente en aquella ciudad, me había propuesto dejar el pasado atrás.
Aunque después de todo no era tan mentirosa, sabía cómo servir copas, que era lo importante. Y necesitaba que me diesen el trabajo.
- ¿Sabes bailar?
- ¿Bailar? – pregunté extrañada – algo…pero creía que el puesto era de camarera.
- Bueno, con ese cuerpo con que sepas moverte un poco tendrás a los clientes pegados – contestó ignorando mi pregunta.
Me levanté del taburete y le miré molesta, sospechando por donde iban los tiros.
- Creo que me voy.
- ¡Oh, vamos! Era una broma – ahora era él quién se notaba que mentía – vamos mujer, no tendrás que hacer nada raro, sólo bailar un poco en la sala de abajo de vez en cuando.
Sopesé su mirada por unos instantes.
- No pienso quitarme ni un milímetro de ropa.
Lanzó una risotada.
- Vaya, tienes carácter. Tranquila, este no es uno de “esos” bares.
- Ni dejar que me manoseen – añadí.
- No te preocupes mujer – dijo ahora ella – si alguno te pone la mano encima tienes permiso para partirle la cara. Ya verás cómo te diviertes.
- Haz caso a Salma, ella sabe de lo que habla – dijo sonriendo mientras se dirigía hacia la estantería de atrás para coger una botella - Además aquí los tenemos bien entrenados, casi siempre viene la misma gente y aquí todos nos conocemos. No te van a tocar.
- Está bien – contesté finalmente, aunque no muy segura – ¿entonces va a contratarme?
- Sería idiota si no lo hiciese – dijo guiándome el ojo mientras me servía un vaso con un líquido amarillento - Por cierto, me llamo Jake.
- Un placer y gracias – dije cogiendo el vaso.
Puede que fuese bastante descarado, pero después de todo no parecía tan borde como esperaba.
- Ella es Salma, mi hermana.
- Medio hermana – corrigió desde la otra barra.
- Encantada, Salma.
- Lo mismo digo – contestó mientras seguía limpiando.
- ¿Y cuando empiezo?
- ¿Mañana por la noche te viene bien? – como vio que daba vueltas al vaso sin probarlo, me animó a hacerlo con una sonrisilla - Anda dale un trago, es el cóctel especial de la casa.
No me gustaba beber nada con alcohol ya que solía hacerme demasiado efecto, pero probé un poco por compromiso. Di un pequeño trago, tal como esperaba tenía alcohol para desinfectar el bar entero, pero no estaba mal. Tenía un sabor afrutado y un ligero toque ácido.
- Bueno ¿qué te parece?
- Está rico, pero no debería beber más, aún tengo cosas que hacer. Estaré aquí sobre las seis.
- Muy bien, entonces nos vemos mañana.
Sonreí y asentí con la cabeza, levantándome de mi asiento.
- Gracias por todo, hasta mañana.
- Hasta mañana guapa – se despidió Salma.
- Hasta mañana, y trae algo llamativo para vestir – dijo con un nuevo guiño.
Lancé un vistazo a mi pantalón vaquero y camiseta azul. No tenía gran cosa que ponerme, así que debería ir de compras. Hice un gesto afirmativo con la cabeza y me despedí con la mano. Después me colé por el agujero del suelo y volví a bajar por la barra.
- Deja de poner esa cara de bobalicón Jake, desde luego se os pone una rubia delante y atontáis.
- ¿Pero tú te has fijado en esa? No es ni normal.
- Ya, muy normal no parece – contestó sin mucho entusiasmo.
Si de algo servían mis orejas largas (aparte de para ganarme burlas) eran para escuchar ese tipo de comentarios demasiado claro antes de salir por la puerta, en el pasado mi desarrollada percepción me había traído más disgustos que otra cosa, así que aprendí a ignorar la opinión de los demás sobre mí a una edad muy temprana.
Atravesé la zona a oscuras con paso ligero y salí al exterior del edificio, instintivamente aspiré profundamente el aire de fuera, sin recordar el asqueroso olor a podrido de la entrada. Salí disparada de ahí reprimiendo las arcadas y fui a dar un paseo por la playa antes de ir de compras.
Al alejarme del bar la cosa cambió bastante, y pude disfrutar de mi paseo relajándome por primera vez después de mucho tiempo.
Tenía trabajo, un nuevo hogar y una nueva vida que empezaba justo en ese momento, y pensaba aprovecharla al máximo, lejos todo lo posible de todo aquello que me había hecho huir de mi pasado.
Todo salvo una cosa…
Me encanta, simplemente esto no es una historia sim, es un libro.
ResponderEliminarJajaja bueno...ojalá lo fuese algún día pero lo dudo, yo me conformo con que a la gente le guste y lo siga, muchísimas gracias por tus comentarios!
ResponderEliminarSugar tiene razón esto párese mas un libro que una historia sims XDD no dejo de leermelo ;3 Si algún Día esto sale a la luz como libro me lo compraría el mismo día que saliera a la venta ;3
ResponderEliminarVaya pues muchas gracias! me halaga muchísimo que te guste tanto! ojalá algún día pueda publicar la novela, desde luego gracias a vuestros ánimos ganas no me faltan de seguir escribiendo! Un beso enorme y me alegra conocerte Karollconstanza, bienvenida, espero verte más por aquí!!
Eliminaresta genial la historia! y claro que deberias seguir escribiendo :)(:
ResponderEliminar¡Gracias Andrea! y yo espero que sigas leyendo y te guste la serie!! bienvenida al blog! ^^
EliminarEncontré tu historia en un foro que visito seguido, creo que es capitalsims, me encantó. Alidaen es bastante linda, y ni 27 aparenta... Parece de 20 :P.
ResponderEliminarSigue escribiendo, tienes talento :D.
¿Te pasarías por mi blog?
Un besazo.
¡Hola Pequeña Soñadora!
EliminarAntes de nada ¡¡¡BIENVENIDA!!! Me alegra muchísimo verte por aquí y que te animes a comentar y darte a conocer, y por supuesto que leeré tu blog, ya me he pasado un par de veces y he visto que pones entradas de todo tipo, parece muy interesante, lo que no he podido es hacerme seguidora porque no vi el botoncito para hacerlo, pero en cuanto lo descubra allí me tienes!
Me alegra que te guste Ali, la verdad es que físicamente aparenta justo los que les has echado, pero ya te enterarás si sigues leyendo porque jajaja
Un beso enorme y de nuevo bienvenida ^^