CAPÍTULO XV: ¿Quién eres? II

(SEGUNDA PARTE)

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Tardé un buen rato en salir de la cama, no me apetecía moverme. Ese sueño había roto todos mis esquemas.

¿Qué NARICES pintaba ella en un lugar como ese? ¿Habían sido imaginaciones mías nada más? Aquello no podía ser un recuerdo…al menos no esa última parte. Aunque bueno, al menos tenía el pelo de otro color…

¿Mi pasión por las rubias estaría empezando a remitir?

-          Estás enfermo, quítatela de la cabeza de una maldita vez…

Aquello no podía  continuar por más tiempo, si pensaba estar todo el día con ella en la cabeza debería aprovechar la situación y por lo menos buscar una utilidad a mi obsesión. Debía empezar a investigar sobre esa mujer y descartar cualquier posibilidad de que aquel sueño tuviese algo que ver con ella.

¿Tenía su nombre no? Pues ya era algo. Dudaba que existiesen muchas mujeres que se llamasen Alidaen en Bridgeport.

Me levanté de la cama y encendí mi portátil. Pero antes de sentarme delante del trasto fui al baño a asearme un poco y bajé a la cocina a hacer algo de café.

Metí dos rebanadas de pan en la tostadora y preparé un par de huevos con beicon, tenía apetito esa mañana y en ese lado del charco se llevaba bastante ponerse de grasa hasta arriba. La suerte es que quemaba fácilmente lo que comía y mi apariencia era siempre la de un tipo algo esquelético.

-          Buenos días ¿se duerme bien en esa cosa?

Shiva estiró las patas y arqueó la columna vertebral creando un arco perfecto. Se quedó un buen rato mirándome con ojos somnolientos mientras yo desayunaba a toda prisa.

Le eché un poco de leche en un bol y me dispuse a subir las escaleras con un trozo de pan en la boca y mi segunda taza de café en la mano. Ella se quedó abajo haciendo sus cosas de gato mientras yo buscaba una camiseta limpia en el armario. 

-          Veamos por donde empiezo…- murmuré mesándome la barbilla.

A pesar del poco tiempo que llevaba en ese mundo, se podía decir que me defendía bastante bien con los aparatos electrónicos, sobre todo con los ordenadores. En mis primeros meses dentro de las Sombras casi todos los conocimientos que me inculcaron fueron teóricos y técnicos, Lobo se empeñó en que aprendiese informática, a conducir, y algún que otro truco para forzar cerraduras y desactivar sistemas de seguridad sencillos, aparte de que estudiase una amplia variedad de materias que podrían resultarme útiles.

Después de comprobar que mi conexión a la red fuese segura y no pudiesen rastrearme, entré en el programa de identificación de testigos, al que las Sombras podíamos acceder como si fuésemos un miembro más de la policía gracias a la inestimable ayuda de nuestros infiltrados del FBI y nuestra hacker personal. Tecleé el nombre de Alidaen y no obtuve ningún resultado, ni siquiera figuraba en la base de datos.

Eso significaba que Frangman no había logrado dar con ella, lo cual era una buena señal. Pero no me ayudaba demasiado…

Después probé suerte en el registro civil, pero tampoco figuraba su nombre dentro del área de Bridgeport. Amplié la búsqueda y enseguida obtuve una coincidencia.

Sólo figuraba una persona que respondiese a ese nombre en nuestro estado y procedía de un pequeño pueblo llamado Riverview. Cliqueé en su enlace.

-          Aquí estás…

Había una foto en su perfil, y encajaba perfectamente con la persona que estaba buscando. También había un informe completo sobre ella, al parecer…estaba siendo buscada por la policía. En el informe figuraba como desaparecida y posible sospechosa del asesinato de un rico empresario llamado Johan Hamming.

Había también una foto que mostraba a un hombre de mediana edad sonriendo a la cámara. Su supuesta víctima.

Dejé a un lado mi sorpresa inicial y me centré en recabar datos antes de empezar a hacer mis propias observaciones al respecto.

“Alidaen Sir Laüre. Mujer de raza blanca, estado civil soltera…veintisiete años. Residió en Riverview desde los dos años, pero no había apenas datos sobre su familia. Solo figuraba el nombre de una mujer dentro de ésta: Fionah Sir Laüre”

-          Seguramente la mujer que la crio, ya que no es humana - seguí leyendo.

“Fionah murió a los 87 años de edad y en ese momento alguien se encargó de su custodia, cuando ella tenía 14 años. Un hombre llamado Herald Lehmman. Desaparecido y dado por muerto en la actualidad”

-          Curioso…no hay datos sobre su muerte. Nadie encontró su cuerpo.

¿Existía la posibilidad de que ella tuviese algo que ver con su desaparición también?

Decidí tomar nota de su nombre y dejarlo aparcado para investigar más a fondo sobre ese tema después. Y seguí leyendo el informe policial de Alidaen, subrayando los puntos más importantes.

“No realizó los estudios primarios pero a los 14 años ingresó en la escuela privada Aires de Grandeza, donde trabajaba su tutor. Después del instituto no siguió sus estudios y empezó a trabajar como asistenta personal y a los 23 años como secretaria en una importante empresa de construcción liderada por Hamming”

-          Sin título…sin formación…aquí hay algo raro – apunté el nombre de la empresa.

Cliqueé en el informe sobre la muerte del empresario y eché un rápido vistazo. Al parecer le habían encontrado ahogado en un lago cercano a la casa donde residía Alidaen con Fionah, tras estar dos meses y una semana desaparecido. Había una imagen adjunta en la que se veía el cuerpo oculto bajo una sábana junto al lago, detrás de una cuerda policial. No había ninguna otra foto del cadáver que identificase con claridad el cuerpo, pero según los informes forenses las huellas y análisis de la víctima coincidían con Hamming. Había desaparecido durante semanas, en los que ni él ni Alidaen dieron señales de vida en la empresa, y sus trabajadores empezaron a sospechar de ella debido a sus ¿problemas psicológicos?

-          Hmmm…

Según el informe, Hamming era un hombre de reputación intachable. Un trabajador y honrado empresario que solía donar dinero a las ONG, adoptar gatitos abandonados y todos esos rollos que tanto gustaba creer a la gente. Había varias fotos suyas y todas ellas mostraban a un hombre elegante y de aspecto imponente. Y en todas salía haciendo el paripé: posando para la cámara con un montón de peones de su empresa, recogiendo no sé qué premio honorífico, firmando un cheque junto al presidente de alguna organización benéfica…Pero estaba claro que ahí había algo que olía a podrido, había demasiadas lagunas en la investigación sobre su muerte, demasiado interés en mostrar a un hombre perfecto. Y yo estaba lo suficientemente familiarizado con esos temas para darme cuenta de que aquello podría no ser tan bueno como lo pintaban. Puede que sólo fuesen suposiciones mías o una corazonada, pero no perdía nada por investigar, y mi instinto rara vez fallaba en estos temas.

Hice una copia de todos los documentos que pude recabar sobre Hamming y Lehmman y seguí informándome sobre la persona que realmente me interesaba: Alidaen.

Había adjunto un informe con su perfil psicológico, aportado por una tal…Cadie Fairchild (otro nombre que podría interesarme). En éste ponía a Alidaen como una persona con un importante grado de retraso mental, social y cultural debido en gran parte a su falta de educación durante su niñez y el aislamiento que sufrió por culpa de su abuela (Fionah).

Había varias anotaciones personales en el informe, que no resultaban demasiado profesionales, bajo mi punto de vista.

“Ya desde la infancia mostró un grave retraso y una tendencia a la violencia bastante acusada(…)Varios altercados con otros niños de su edad, ataques y un especial interés en defender su territorio como si se tratase de un animal. Todo aquel que ponía un pie en el bosque acababa siendo hostigado por ella”

-          Esta es buena – no pude evitar sonreír al imaginármela de enana lanzando pedradas a los niños. Cada vez me gustaba más esa chica.

La verdad es que con su apariencia angelical podía engañar bastante, pero si realmente era una náyade tampoco me extrañaba su comportamiento a la hora de defender un territorio que las de su raza consideraban sagrado.

“Fue una de las personas responsables de la revuelta que acabó con varios compañeros en el hospital, uno de ellos gravemente herido a causa de una paliza provocada por su supuesta pareja, un tal…Thaerion”

Y ahí por fin aparecía el dichoso nombrecito. Lo curioso es que no ponía ningún apellido, de hecho…no había ningún dato sobre él. Salvo que desapareció meses después y no se supo nada más de él hasta la fecha.

"¿Otra desaparición? Alidaen… ¿pero en qué estás metida?"

Hice una búsqueda más exhaustiva y no encontré nada sobre él, ni siquiera un apellido por el que poder empezar. Parecía como si se lo hubiese tragado la tierra. Al final desistí y volví a centrarme en ella.

-          Los servicios sociales estuvieron a punto de quitarle la custodia a Lehmman…- empecé a leer y meditar sobre ello en voz alta – pero finalmente no hubo una denuncia formal por parte de los implicados y el asunto quedó zanjado.

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“Finalizó sus estudios con una nota media por debajo de la mayoría de alumnos. No accedió a la Universidad ni continuó sus estudios. Vivió con los Lehmman sin aportar ayuda económica y sin trabajar hasta los 23 años, cuando fue empleada como secretaria gracias a la estrecha relación de la familia con el empresario Hamming”

Eran notas bastante resumidas, pero básicamente ponía a Alidaen como una inútil. Apenas había datos positivos sobre ella, todo parecía apuntar a que no era precisamente una persona apreciada en aquel lugar.

Seguí investigando y me sorprendió ver que en las notas aparecía la señora Fairchild como psicóloga personal de Alidaen en los años 2007 y 2008. En total había asistido a cuatro citas repartidas en nueve meses. Hasta que finalmente dejó de presentarse a las siguientes.

Sobre los informes de estas citas básicamente decía que se trataba de una persona muy inestable emocionalmente y con una grave falta de autoestima, que tendía a fantasear sobre terrores inverosímiles y culpar a sus allegados de sus problemas. Al parecer sentía un miedo irracional hacia Hamming. Un miedo que Cadie, su psicóloga, achacaba a la autoritaria figura del empresario, bastante por encima de ella social y mentalmente.

-          Muy bien Cadie, un trabajo demasiado visceral para tratarse de un asunto meramente profesional.

Busqué datos sobre ella y no tardé en dar con la clave del asunto.

Cadie Fairchild, cuyo apellido de soltera era Loose, se había casado con el hijo de una de las familias más ricas y conocidas de Riverview: Dean Fairchild. No fue difícil ir uniendo hilos hasta descubrir que tanto  Cadie como Dean habían ido al mismo instituto de Alidaen, de hecho, este último había sido el chico al que el tal Thaerion, su supuesto novio, había dado una paliza. Al parecer otra de las víctimas de la agresión había sido la hermana y actual cuñada de Cadie: Faith Fairchild. Que había sido atacada por Alidaen. Vaya, que todo quedaba en familia.

-          Tsk…al parecer alguien está algo resentido contigo – comenté echando un vistazo a la foto de su perfil.

Hice algunas copias más y guardé toda la información que necesitaba en mi disco duro, e imprimí una imagen a color de la foto de Alidaen, así como alguna más de las caras que podrían ayudarme a descubrir más datos sobre ella.

En total estuve tres horas recabando información y haciendo planes sobre mis próximos movimientos. Había conseguido bastante información sobre su pasado, pero no podía asegurar al cien por cien que todo aquello fuese real.

Era muy probable que el informe de esa psicóloga estuviese allí con el propósito de dar más motivos a la policía para sospechar de ella. Los datos que tenía sobre Hamming dejaban claro que él era la única víctima de ese asunto. Y la investigación sobre su muerte estaba más verde y llena de barro que un pantano, no había por donde cogerla.

Aunque era mucha casualidad que todas las personas unidas a ella por algún motivo hubiesen desaparecido de forma misteriosa, no podía descartar tampoco que ella tuviese algo que ver.

Pero lo que realmente me importaba era que Alidaen estaba siendo perseguida y que si alguien más descubría donde se encontraba, posiblemente se metería en un grave problema.

¿Pero porque no habían dado con ella aún? No era tan difícil descubrirla a partir de un nombre único como yo lo había hecho.

A no ser…que hubiese cambiado su identidad. Lo cual tendría sentido dada su situación. ¿Pero porque me dijo a mí su verdadero nombre?

 “Quizás por el mismo motivo que gritó el nombre de Thaerion en vez del tuyo mientras lo hacíais”, me chivó mi sentido común mientras volvía a revivir el momento en cuestión en mi cabeza.

Y no era la primera vez que pensaba en eso…mi autoestima se había visto seriamente afectada después de aquello.

Suspiré y di una amplia calada a mi cigarrillo mientras observaba su fotografía.

-          Serás descuidada…- negué con la cabeza.

Esperaba que no hiciese lo mismo con cada hombre que se acostaba. Aunque también esperaba que no se acostase con otro tío, para que nos vamos a engañar.

Pero no era momento de dejarse llevar por celos sin sentido, yo no era así, y ahora más que nunca debía hacer algo para protegerla, no sólo de los vampiros, sino también de la policía y a poder ser de sus meteduras de pata. Se lo debía después del lío en el que la había metido por no saber controlar mis calentones.

Y sabía cual era el primer paso que debía dar para ello.

Había que realizar algunos cambios en su historial y hacer desaparecer algún que otro dato para desviar la atención de la policía al menos durante un tiempo, y si era posible intentar resolver el caso del asesinato de Hamming. Puede que ella no tuviese nada que ver con su muerte (de hecho la veía incapaz de matar a nadie). Y si descubría quién era el verdadero responsable de aquello Alidaen quedaría libre de cargos.

Pero este era un trabajo personal que nada tenía que ver con el trato con Serpiente, el cual era mi prioridad en ese momento si no quería que él se tomase la justicia por su mano. Algo bastante más peligroso que un par de polis de pueblo aburridos.

Tenía que dar con el indio y con el tal Lande. Saber qué era la Compañía Shelüne realmente y seguirles hasta que ellos pudiesen guiarme hasta Alidaen.

-          Demasiado trabajo…- solté dando una última calada y observando pensativo el papeleo que había acumulado aquella tarde.

Pero quizás después de eso pudiese permitirme un viaje al extranjero. Me vendría bien desconectar.

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