miércoles, 20 de agosto de 2014

CAPÍTULO XXVII: Deseo Dormido II

(SEGUNDA PARTE)

Música: Seven Devils – Florence + The Machine

-          Ven por aquí – escuché su voz como si estuviese pegado a mi oído, pero no alcanzaba a verlo mientras me guiaba hacia un callejón oculto fuera del pub.

Sabía que caminaba conmigo, pero la noche lo escondía con la misma facilidad que se ocultan las sombras en una habitación sin luz.

- Esto...no creo que sea una buena idea lo que vamos a hacer.
-          ¿Ya te estás echando atrás? Si quieres me voy y acabo con lo que dejé ahí dentro.

-          ¡No! – exclamé - Es que… ¿tiene que ser hoy mismo?

Cada paso que daba me costaba más y me sentía más nerviosa.

-          Si. Para aquí – me ordenó.

Me detuve y observé el callejón, al menos no era el mismo donde Beau casi me mata.
-          Es que…no sé si estoy preparada – admití temblorosa al verlo aparecer de nuevo con esa sonrisa divertida en la cara. Bajé la mirada rápidamente.

Como si a él le importase si lo estaba o no.

- Si quieres enciendo unas velas - bromeó - pero sólo si tu sirves el vino.
Al decir eso acercó su índice hasta mi cuello y empezó a recorrerlo muy despacio, pero yo le detuve de un manotazo. Podía sentir su mirada incluso con la vista clavada en el suelo.

-          Encima no te burles.

Aunque la verdad es que me sentía más como una jovencita a punto de ser desvirgada que como un corderito en el matadero, y aquello no era bueno, no quería relacionar un acto como aquel con el sexo de ninguna forma, por muy placentero que dijesen que podría ser.
Un trago de más y podría matarme, él mismo me lo había dicho. Y ya había experimentado anteriormente aquella sensación y me había prometido no volver a repetirla.

Me traía malos recuerdos.

- Hay alguien arriba esperándome, debe estar preocupado por mí y podría vernos…- comencé a decir intentando que cambiase de opinión.
No podría asegurarlo porque no me atrevía ni a mirarlo, pero imaginaba que Dale estaba disfrutando con mi inseguridad casi tanto como ahí arriba mientras se alimentaba.

-          Lo sé, pero ya me he encargado de eso – comentó con calma.

- ¿Qué? – no pude evitar alzar la mirada con los ojos bien abiertos. – ¡¿Qué le has hecho?!
Él se encogió de hombros y yo intenté moverme para volver al pub y asegurarme de que Francessco estaba bien. Pero aquel fugaz instante en el que nuestras miradas se encontraron fue suficiente para que pudiese mantenerme en mi sitio sin mucho esfuerzo.

Intenté volver a mirar el suelo, pero hacerlo era como querer atravesar un muro de cristal a cabezazos.
-          Tranquila fiera – chasqueó la lengua negando con una sonrisa. – Vas a tener que aprender mucho si quieres evitar que nos metamos ahí dentro – me advirtió tocándome la frente con el dedo, estaba frío y me impedía apartar la vista de sus ojos. - Aunque si tú quieres…conmigo podrías practicar todos los días.
Abrí los labios para decir algo, pero las palabras murieron en mi garganta cuando invadió mi cerebro con imágenes en las que él y yo practicábamos de todo menos técnicas de concentración antivampiros.

Tuve que morderme el labio para reprimir un jadeo.
- Bien… ¿ves? – dejó de hacerlo y me sentí como si me hubiesen despertado en el mejor de los momentos, hambrienta y con ganas de seguir…soñando. – ¿A que ya te sientes más preparada?
Intenté fulminarlo con la mirada, pero para mí desgracia no surtió el efecto deseado y se echó a reír de nuevo.

-          No vuelvas a hacer eso – le advertí.

-          ¿Qué? Si has sido tú – se hizo el sorprendido. - Yo tan sólo te he dado alguna idea. Y menuda imaginación tienes…ninfa – remarcó esa última palabra como si la saborease y se mordió el labio.

-          ¿Vas a hacerlo ya o piensas matarme del aburrimiento? – pregunté intentando sonar indiferente y que no notase mi ansiedad.
-          ¿Tantas ganas tienes de que te muerda? – susurró.

-          Tengo ganas de que acabe y me dejes en paz.

-          Cuando empiece no vas a querer que pare.

Se inclinó hacia mí y noté cómo su frío aliento recorría mis labios y mi cuello, envolviéndome por completo.
-          No debería haber aceptado esta locura...– murmuré casi pegada a sus labios. - Estás helado.

-          Y tú estás muy caliente…puedo sentirlo incluso sin tocarte – aspiró el aire que nos separaba y emitió un suave gruñido. – Casi puedo saborearte y aun no te he hincado el diente, me lo vas a poner muy difícil nena…

A pesar del frío que emanaba, su forma de hablar hacía que mi cuerpo se encendiese aunque quisiera reprimirlo.
-          ¿Con todas tus víctimas eres tan plasta…? – mi voz sonaba débil y casi tan hambrienta como la suya.

-          Sólo con las que se resisten como tú. Hace que esto sea lo más divertido.

-          ¿Esto?

- Seducirlas – aclaró, rozándome con su lengua en el punto exacto donde debería encontrarse la arteria de mi cuello, mientras me quitaba la chaqueta y el pañuelo que envolvía mi cuello sin ninguna prisa.
-          Hazlo ya – le rogué.

-          ¿Lo deseas?

Me mordí el labio.

-          Si no me lo dices nos quedaremos así toda la noche. Y a ésta aún le quedan unas cuantas horas.

Si…
-          Dilo – me ordenó.

-          Muérdeme…- murmuré sin poder resistir más aquella tortura.

Entonces se acercó un poco más con los colmillos desplegados dispuesto a alimentarse de mí.
Dispuesto a privarme de parte de mi sangre para saciar su apetito y hacerme perder la poca cordura que me quedaba. Porque por mucho que quisiera negarlo…lo deseaba. 

Deseaba que lo hiciese.

Y él lo sabía, pero a pesar de ello se apartó de mí sin esfuerzo, dándome la espalda para que no le viese la cara y dejándome con un buen palmo de narices.

-          ¿Se puede saber qué haces? – pregunté confusa.

-          Nada.
Se dio la vuelta  para mirarme con un gesto de triunfo que me hizo desear clavarle una estaca en mitad de la frente.

-          Creo que por hoy ya he quedado bastante saciado.

-          ¿Qué?

Hasta a mí me sorprendió el tono indignado de mi voz, y el estúpido gallo agudo que salió de mi garganta.

-          No te confundas, no es que no me apetezca alimentarme de ti - comenzó a explicarse con cierta sorna - de hecho me apetece mucho. – admitió. – Debes ser deliciosa…
-          ¿Entonces qué demonios te pasa?

-          Que prefiero dejarte con las ganas – admitió divertido. - Al menos de momento.

-          Aquí el único que se va a quedar con las ganas eres tú – dije señalándole con el dedo en el pecho – porque no pienso dejar que esto se repita nunca.

Bastante humillada y estúpida me sentía ya como para encima repetirlo.
-          ¿Estás segura? Te recuerdo que me sigues debiendo un favor.

-          ¡Ya no te debo nada!

-          Claro que sí. Y me lo pienso guardar para otro momento en que los dos tengamos más tiempo, ya sabes…por si la cosa se pone más caliente. Este lugar es un poco cutre para nuestra primera vez… ¿no crees?
Sonrió travieso, y no pude soportarlo más.

Traté de cruzarle la cara de un tortazo. Y lo conseguí, ya que él no hizo nada para evitarlo.

Pero lo único que logré fue que mi muñeca crujiese como si hubiese golpeado el muro que tenía detrás en vez de su cara.
-          ¡Joder! – exclamé dolorida.

-          Yo de ti no volvería a hacer eso – me advirtió, agarrando mi cuello con su mano y pegando mi cabeza a la pared, obligándome a mirarle a los ojos.

No estaba empleado su fuerza, pero su agarre era firme y sus manos, duras como el acero, hacían que mi cuello pareciese débil y quebradizo como una rama.
-          Golpéame de nuevo y te demostraré lo placentero que puede llegar a ser morir a manos de un vampiro.

Pegó su cuerpo al mío, y pude notar que su rostro y manos no eran lo único duro que tenía aquel muerto insufrible.

Aquello hizo que me sintiese más vulnerable todavía, pues su deseo era casi tan sobrecogedor como su amenaza.
-          Eres despreciable…

- Que va, sólo si no me conoces lo suficiente - contestó volviendo a su ánimo burlón de siempre y dejándome libre para que pudiese moverme – En el fondo soy un encanto.
Me quedé en silencio, mordiéndome el labio y tratando de controlar los temblores de mi cuerpo para poder alejarme de allí cuanto antes.

-          Pareces algo insegura… ¿quieres que te lleve a casa? – preguntó señalando algo con un ademán con la cabeza.

Había un coche negro aparcado al final del callejón camuflando en parte su salida, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí pero tampoco es que me importase mucho en aquel momento.
Y no entendía mucho de vehículos, pero aquel trasto parecía nuevo y ser de los caros. Lo sabía porque Violeta solía silbar hacia dentro cada vez que veía uno parecido. Tenía los cristales tintados, de modo que desde fuera era incapaz de ver si había alguien más dentro.

- No – contesté retirándome despacio del apoyo de la pared y poniéndome la chaqueta sin poder ocultar mi enfado.
Acababa de recordar que Francessco estaba esperándome en el pub, y seguramente me estaría buscando como un loco. Habían pasado bastantes más minutos de los acordados.

-          Como quieras – se encogió de hombros y se dirigió hacia el coche, no sin antes dedicarme una teatral reverencia  antes de subirse en éste. – Hasta pronto, mi deliciosa ninfa…y que tengas dulces sueños esta noche.
-          Piérdete, capullo – susurré para mis adentros.

Al cabo de unos minutos conseguí reponerme de la experiencia y me dirigí hacia el pub, encontrándome a Francessco apoyado en una farola y mirando el reloj del móvil como si nada hubiese pasado.

- Vaya, sí que ha sido rápido, pensé que tardarías un poco más – dijo con calma.
-          ¿Rápido?

-          Me dijiste diez minutos, y no han pasado ni cinco ¿De dónde has salido? – miró extrañado hacia el lugar de donde venía - ¿Eso de ahí es un arañazo? – señaló mi cara.

Le miré confusa y me acaricié la mejilla, recordando la “pequeña” disputa con Salma y sus afiladas uñas.

- N-no es nada, el pasillo de la escalera de incendios estaba bastante oscuro y me rocé con algo – contesté - ¿de verdad llevas aquí todo el rato?
-          No me apetecía quedarme mucho tiempo sólo con aquellos tipos tan raros – admitió – así que decidí esperarte fuera. ¿De verdad que ha ido todo bien? Pareces algo pálida. Quizás haya que mirarte eso, ¿y si tienes el tétanos?

-          No seas exagerado. Es sólo que tuve otro mareo, nada importante.

-          Supongo que los baños no estaban mejor que ese callejón.

Sonreí negando débilmente con la cabeza. No me gustaba tener que mentirle ¿pero qué podía decirle? ¿Qué había estado a punto de dejar que un vampiro se bebiese mi sangre para evitar que se cargase a mi ex jefa?
-          Anda…volvamos a la Shelüne.

Como veía que no me encontraba muy bien, Francessco decidió que cogiésemos el metro para llegar antes.

No eran ni las once de la noche y le había mandado un SMS a Sithan para decirle que estaba bien y que volvería con Fran pronto, así que dejé de preocuparme por cómo se tomaría que no estuviese allí aun y me dejé caer sobre uno de los asientos libres que quedaban.
Fran se sentó a mi lado, y yo me sentía tan cansada que apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos unos segundos para disfrutar del suave traqueteo del tren subterráneo y el leve murmullo de voces procedente de los habitantes de esa extraña ciudad que compartían el metro con nosotros.

Había sido un día duro, y esperaba que en algún momento de la noche éste comenzase a mejorar.

O al menos, que acabase de una maldita vez.

10 comentarios:

  1. Sólo te puedo decir que Dale me encanta, me encanta y me encanta.
    Voy a leer el EXTRA ;)

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    1. Jijiji espero que lo disfrutes ;) ¡Y me alegra que te guste Dale!

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  2. Dale, hijo de... El tortazo se lo tenía más que merecido aunque luego fuese peor yo también le habría golpeado XD
    Muy muy bueno... ¡a leer el capítulo extra voy!

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    1. Pues si Momo...y bien merecido, pero ya sabes cómo son los vampiros, sobre todo éste, cómo le gusta jugar con las emociones de la pobre Ali xD ¡Espero que te guste el extra! ^^

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  3. Estoy deseando leer más! Tus ideas son muy originales, escribes super bien, los personajes son encantadores y odiosos a la vez... es que no podría mejorar más! Actualiza prontito, que me muero de ganas de saber qué pasará.
    Ps: Mi favorito es Thaerion, por supuesto ;) Aunque Dale... qué capullo más gracioso!

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    1. ¡Hola Diana! Encantada de tenerte por aquí y de leerte.

      Me alegra mucho que te gusten los personajes, y sobre todo que te causen esa sensación, siempre intento que provoquen sentimientos contradictorios al ir conociéndolos mejor y que al final se hagan de querer un poquito cuando deberías odiarles (y al revés jijiji)

      Siento mucho no poder actualizar con tanta frecuencia como antes, pero aún así espero que no pierdas el hilo y te animes a comentar más veces ¡Un beso enorme y gracias por tu comentario!

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  4. ¡Por favor, más! Lo único que puedo decirte, que entro casi todos los días esperando nuevas actus. XD

    ¡Un besazo!

    Baal.

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    1. ¡Ay Baal! ¡Soy un desastre, lo sé! No sabes lo que me anima saber que sigues por aquí pasándote a ver si actualizo, como ves hoy ya he cumplido con mi deber jajaja

      Y para que veas que no me olvido de ti sólo te diré que ya sé en qué parte va a hacer su aparición quien tú ya sabes y que espero que te guste su introducción ;) Aún queda un poco para eso, ya que es en el final de la temporada, pero creo que puede quedar chulo, a ver si te pillo un día con tiempo y podemos charlar un rato. ¡Un besazo!

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  5. Oh Dios, oh Dios, oh Dios. Hace mucho no leía este capítulo y me había olvidado de cómo amaba a ese maldito vampiro, y de lo hermosamente erótica que fue esa parte. Al diablo Valo y Fran, un arrebato de pasión con este vampiro infernal sería mi sueño cumplido. Lo amo, es demasiado sensual e interesante (sumándoles sus astutas artimañas) como para ser simplemente un aire pasajero en esta historia.
    Ah, lo disfruté por completo a este capítulo.

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    1. ¡Que bien verte por aquí y volver a leerte, Daroga!

      Creo que me has animado a hacer la ficha de Dale con tu comentario. La verdad es que es un personaje que hice un poco como extra y está dándome mucho juego, me proporciona ideas muy divertidas jijiji

      Me alegra que te gustase este capi y su extra, y me encanta volver a leerte, ¡un abrazo guapa!

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